viernes, 12 de junio de 2009

Flashback: Loco por tus huesos (Capítulo XXIII)


Tobías es un niño gordo, tímido y amable torturado a menudo con pinzas, clavos, mecheros y cerillas por varios de sus compañeros durante los recreos, y que en casa se consuela hablando de filosofía con su gato Fritz, que pone cara de comprenderlo todo. Por mucho que sus padres intenten convencerlo, Tobías no quiere ser el nuevo Führer. Bastante tiene con el uniforme del colegio, que siempre se le mancha y arruga, como para encima empezar a llevar otro, y además con una araña como símbolo (Tobías detesta las arañas). Sus padres, obreros comunistas seducidos por las promesas de gloria del insidioso Geller Bach, pintan con vivos colores la futura revancha de Tobías contra sus torturadores escolares... Los ojos de Tobías centellean un momento, y Fritz lo mira con desaprobación.

En el curso de su periplo nevado, Takeshi y Pamela son apresados por un destacamento de caballería y conducidos al Castillo de Mármol, donde los guardias y sirvientes son sin excepción deformes, contrahechos y con facciones animales, y el gobernante que los recibe es un bellísimo adolescente... perdón, una bellísima adolescente... no, un bellísimo adolescente... etc. Pamela siente miedo y se abraza al maltrecho Takeshi, quien se siente aún más maltrecho en su dignidad.

En la cima del edificio más alto de Ciudad Centro, Ada conoce a Buster, otro aspirante a suicida, y ambos olvidan su idea hablándose de sus problemas y planean ayudarse a hacerlo.

Boris, buscando a Carla, da de improviso con La Torre, un bar gótico. Asomado al mostrador, distingue, platicando animadamente, a ¡su padre! Y a ¡Franz von Waldberg!

(Continuará)

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