sábado, 19 de septiembre de 2009

Flashback: Loco por tus huesos (Capítulo XXXVII)


Moshé Shalom improvisa en un pasillo del metro, con su violín, sobre una melodía tradicional árabe. De pronto, ante sus ojos viejos y cansados desfila una visión improbable. No, no podía ser Ilsa, se dice Moshé, actualmente sería tan vieja como él o incluso más. Y sigue tocando, pero esta vez sobre la “Marcha fúnebre” de “Götterdämmerung”, y vuelven a él el laboratorio, las jeringas, las descargas eléctricas, los instrumentos quirúrgicos, él sobre la mesa de operaciones y la bata blanca de Ilsa cayendo a sus pies, revelando sus pechos bizcos y su pubis rubio.

En la mansión de Jason Michael, todo apunta a que el célebre cantante ha muerto, o, por lo menos, éste no muestra signos de vida. Irina no puede ocultar su satisfacción, hasta el punto de olvidar lo estentóreo y desagradable de su voz y declarar que conocía a Jason desde hacía mucho tiempo y que él solía hacerle lo mismo, si no cosas peores. El problema consiste ahora en cómo deshacerse del cadáver. Gretchen, aterrorizada y avergonzada por haber logrado el mayor disfrute sexual de su vida mientras Jason moría, propone descuartizar el cuerpo y disolver los fragmentos con ácido sulfúrico, o, en su defecto, con cal viva. Irina aplaude la idea y manda al poco dispuesto Orlando en busca de herramientas. Dios quiere intervenir, pero Gretchen, pesarosa y creyéndose al borde de la muerte, cierra a besos los labios del ser que despreció.

Durante la ausencia del Doctor Misterio, Bungle suelta de nuevo a Vera y juntos hallan y desactivan la “vara de Júpiter”, al tiempo que diseñan un plan perfecto para reducir y asesinar a su captor. Ignoran que Vernon los espía desde un falso espejo.

(Continuará)

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