sábado, 4 de abril de 2015

XII Muestra SyFy, capítulo X: Cachorro de hombre


Es extraña la discrepancia entre los contenidos de la Muestra SyFy y los del canal televisivo que promociona: no me imagino sintonizar este último en mi casa y encontrarme con thrillers austriacos de arte y ensayo, fábulas sobre vampiros iraníes o peripecias sangrientas en un campamento belga de boy scouts. No solo se trata de lo inusual de las propuestas, inviables en un momento en el que al parecer hasta la televisión de pago ha de aspirar a un target generalista y no ofender a nadie, sino de la diversidad de miradas e incluso de sonidos: en televisión todo esto lo doblarían las mismas voces y parecería que siempre estábamos viendo el mismo telefilm.


La gracia a priori de la última peli aludida, “Cub” (si bien prefiero el flamenco “Welp”) es lo atrevido del concepto. A pocas personas sensatas, en este momento de sobreprotección de la infancia, se les ocurriría ambientar una historia de vocación gore en el mundillo de los excursionistas juveniles. Bueno, tal vez a los belgas sí, si recordamos su cierta tradición de humor negro bestia que en cine tomó formas como la aún inédita en vídeo doméstico entre nosotros “Ocurrió cerca de su casa”. Lo que pasa es que, a juzgar de lo visto, pasa un poco como con “A girl walks home alone at night”: la película se ha vendido a todos los festivales gracias a un impactante pitch de una sola frase.


Porque, en realidad, es otra cosa diferente a la que se vende. Lo que podría haber sido una actualización gamberra de “El señor de las moscas”, reflejando el primitivismo de la infancia y su gusto innato por las relaciones de dominio, humillación y sumisión por la fuerza, se queda en un curioso thriller de suspense con elementos que recuerdan un poco (a mi gusto demasiado) a la francesa “Alta tensión” y que desaprovecha lo que al parecer debería haber sido su tema principal, a saber, la tensión entre civilización y barbarie en la mente de un niño problemático víctima de abusos que se siente absolutamente fascinado por el joven ayudante del psicópata que ronda el lugar, una especie de indígena integrado tanto en la naturaleza como en la mitología urbana urdida por los monitores del campamento para mantener a raya a sus pupilos.


El mundo interior del protagonista está bastante poco explorado, al igual que la sociedad interna de los scouts. Las situaciones de crueldad hacia los débiles son bastante elementales (incluyendo el socorrido recurso argumental de matar a un perro, manera fácil donde las haya de incomodar sensibilidades), y la violencia en sí, salvando las ingeniosas trampas colocadas en el bosque por ese enigmático serial killer del que nunca se sabe nada, sucede mayormente fuera de campo. Hay al menos varios decorados interesantes, como el del búnker abandonado bajo el bosque, o la cabaña construida en lo alto de un árbol, que nos hacen pensar que la película surgió más de la disponibilidad de una serie de elementos ya existentes que de una idea matriz a partir de la cual se creó todo lo demás. Pero en general la película puede hacer pensar en un cierto estancamiento de la ola de terror francobelga que hizo furor hace unos pocos años. hay voluntad y afición (hay por lo menos dos o tres citas expresas del cine de Dario Argento) pero parece faltar la pretenciosidad en el buen sentido, el radicalismo al servicio de una idea que convierta a una película de estas en algo más que el aplicado ejercicio de un fan. En efecto, es un título interesante, pero, a diferencia de “Snowpiercer” o “Coherence”, del año pasado, no estuvo a la altura de la franja prime time de la programación.

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