tag:blogger.com,1999:blog-85432670879846761102024-02-21T00:34:16.637+01:00Visiones FugitivasNo marigolds in the Promised Land: There's a hole in the ground where they used to grow.Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.comBlogger532125tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-90060177879563834452022-08-06T02:55:00.001+02:002022-08-06T02:55:41.285+02:00532: XVIII Muestra SyFy: Los platos fuertes<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8uo6p-a6ISdRsKmCqO_S4zFXCl0tOefkSgQG2JZyEFmRLur0lQH-PUwDdxGac1jkSAdZSZeyNbHJwBDeBtIKQ_TqFCoZ915BByXeg_ptYHxFBVUU1DA7BGOZonjA7ruMfcDqK9UhQ88WFBWzZaek95NivS08GNZ2x8DHdtfLdN8J7A6b8K6gBDMqJ/s1601/freaks%20out.jpg" imageanchor="1" style="background-color: black; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1601" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8uo6p-a6ISdRsKmCqO_S4zFXCl0tOefkSgQG2JZyEFmRLur0lQH-PUwDdxGac1jkSAdZSZeyNbHJwBDeBtIKQ_TqFCoZ915BByXeg_ptYHxFBVUU1DA7BGOZonjA7ruMfcDqK9UhQ88WFBWzZaek95NivS08GNZ2x8DHdtfLdN8J7A6b8K6gBDMqJ/s320/freaks%20out.jpg" width="240" /></a></div><span style="background-color: black;"><br /><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p><p><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">Las sesiones de las 10 del viernes y el sábado
incluyeron los que posiblemente serán los títulos más recordados de esta <b>Muestra</b>
(ya dijimos que la clausura con <b>“Virus 32”</b> dejó bastante fríos a los aficionados),
aunque su buena aceptación no haya sido óbice para que ambos se estrenen
directamente en plataformas, algo que parece inevitable porque el sector de la
exhibición en salas no ve el término medio entre el <i>blockbuster</i> de <b>Marvel</b> y la
película independiente de temática social con ciertos estilismos de autor pero
sin pasarse.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: inherit;"><span style="color: white;">Pero aun así extraña y da rabia que no se considere que
un título como <b>“Freaks out”</b>, propuesta italiana de <b>Gabriele Mainetti</b>, director
de la curiosa <b>“Le llamaban Jeeg Robot”</b>, no haya tenido una oportunidad en salas
cuando precisamente es una respuesta al cine de superhéroes estadounidense,
creando su propio grupo de <b>“X-Men”</b> a base de monstruos de feria superpoderosos
que tratan de vivir su vida itinerante hasta que el <b>III Reich</b> se inmiscuye. El
humor un tanto más gamberro y menos infantil (para muestra, uno de los <i>“freaks”</i>
es muy aficionado a masturbarse y en un plano lo vemos provisto de un gran
pene) incluye también de manera inteligente un buen número de anacronismos
justificados por el poder del villano nazi, un pianista de seis dedos en cada
mano, para ver el futuro (quizá la primera vez que nos ha gustado una actuación
de <b>Franz Rogowski</b>, porque aquí le dejan exagerar). Pero el despliegue de
medios, lo atractivo de la trama y el desarrollo, no han evitado que a los
siete días <b>“Freaks out”</b> fuera el estreno de la semana de cierta plataforma que
empieza por <b>M</b>, con lo cual es muy probable que, caducados los derechos, la peli
caiga en el limbo si otros distribuidores <i>“online”</i> no la retoman. Antes, cuando
todo se editaba en físico, las películas siempre terminaban por encontrar su
espectador. Ahora, pasarás mil veces por el menú de cine de <b>Movistar</b> y lo mismo
nunca te enteras de que <b>“Freaks out”</b> estuvo allí.</span><o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeReKlok07KxiCNN6mdYB52RiiA-R36SdqGgs6lwv2qbp_iWt4drumVkt3-1jvXn6ybrxNRc2qLh7KSVsNZHlR4CUv3uGw_Q3bpmqhiOUsnlavtgNjrxHTj_lMY67ip-sr-Dt9JZvkZXYOJKWXuVz5YCo7hoWPA7kgsynDZGTDNVe52cWZcztvmb3t/s1362/Calendrier.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1362" data-original-width="1000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeReKlok07KxiCNN6mdYB52RiiA-R36SdqGgs6lwv2qbp_iWt4drumVkt3-1jvXn6ybrxNRc2qLh7KSVsNZHlR4CUv3uGw_Q3bpmqhiOUsnlavtgNjrxHTj_lMY67ip-sr-Dt9JZvkZXYOJKWXuVz5YCo7hoWPA7kgsynDZGTDNVe52cWZcztvmb3t/s320/Calendrier.jpg" width="235" /></a></div><br /><span style="font-family: inherit;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">La otra película estelar, <b>“El calendario de adviento”</b>
fue un poco más el tuerto en el país de los ciegos. Es obvio que al lado de la
enésima comedia de vampiros, de la enésima historia de niños secuestrados y de
la enésima chorrada con zombis nazis, el poder de un peculiar calendario
antiguo para hacer realidad tus deseos a medida que va revelando día a día su
contenido, detrás del cual se oculta un enigmático y escalofriante ser sobrenatural,
todo esto vaya a recibirse como maná caído del cielo. Estética y
narrativamente, la película del belga <b>Patrick Ridremont</b> (quien, no puedo resistirme al salseo, estuvo casado con <b>Virginie Efira</b>) tenía que destacar por
fuerza, y si tenéis en cuenta que siguió a la monocorde <b>“Sky sharks”</b> ya lo he
dicho todo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Aunque pegas se pueden poner, claro. Aparte de las
trampitas de tahúr que los guionistas se permiten hacer con sus propias reglas
(habría que ver otra vez la peli, pero creo recordar que era la propia
protagonista la que tenía que comerse los caramelitos y peladillas de cada día,
y a la postre esto da un poco igual para que la magia funcione), <b>“El calendario”</b>
echa mano de un recurso que me suele molestar: que los protagonistas sepan lo
mismo que los creadores de la historia, muy por delante del espectador, y sean
capaces de llegar a deducciones y conclusiones a los que alguien en su
situación de tensión emocional jamás llegaría. Me pone loco en especial que la
protagonista tome consciencia de que el poder del calendario convierte el mes
de diciembre en un bucle temporal sin fin, siguiendo el efectismo del “concepto
flipante” abierto por <b>Christopher Nolan</b> y que en este caso quizá sea mejor no
examinar con microscopio. Aunque es evidente que la película engancha más al
espectador que la gran mayoría de lo proyectado durante ese fin de semana en el <b>Palacio de la Prensa</b>, lo
cual, pese a venir avalada por una distribuidora importante, la ha hecho
merecedora de estreno directo en el menú de alquiler de una plataforma cuyo nombre
empieza por <b>M</b> y termina con un signo matemático, etc., etc.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Al final por eso hay que seguir defendiendo eventos como
la <b>Muestra SyFy</b>, acierten más o menos: son los únicos que creen que el
fantástico menos palomitero merece verse en pantalla grande. Pero también se ha
demostrado este año que dormirse en los laureles puede ser fatal: si no ofreces
algo que las plataformas no pueden ofrecer (y me temo que las interminables
presentaciones de <b>Dolera</b>, incluyendo sus bailes al ritmo del tema de <b>"Los cazafantasmas"</b>, que “robaron” películas a quienes necesitaban llegar
pronto a casa, no son el incentivo ideal) puede pasar que las butacas se sigan
vaciando, y si los números no salen, pues. Esperemos que se trate de un bache
temporal y que el nivel de la <b>Muestra</b> remonte, pues hay por ahí muchos virus en
busca de atención mediática y necesitamos dosis más fuertes de imaginación para
combatirlos.</span></span></p>Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-9865880552518255062022-08-06T02:38:00.004+02:002022-08-06T02:38:49.132+02:00531: XVIII Muestra SyFy: Terrores irlandeses<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKWvALAZlQYcvVMfQoRHmHmP_dnFkEyKnWvN01tiM2ob88CSiRhKfYZz0pcAm6bBMFAVIsrQUsgC2CNv3YDhsuPmglX9DWsbmBvhj2_q-wzIsBRZvAVIjHkJ4SykojkxXq7-BEnJ65TbXkHKtN75dRyX0MC74wZL-lkQRzQgg5nKB6fHPzGFSUminO/s1000/dateelpirovampiro-mitele-plus-700x1000-jpg_c74d.webp" imageanchor="1" style="background-color: black; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="color: white;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="700" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKWvALAZlQYcvVMfQoRHmHmP_dnFkEyKnWvN01tiM2ob88CSiRhKfYZz0pcAm6bBMFAVIsrQUsgC2CNv3YDhsuPmglX9DWsbmBvhj2_q-wzIsBRZvAVIjHkJ4SykojkxXq7-BEnJ65TbXkHKtN75dRyX0MC74wZL-lkQRzQgg5nKB6fHPzGFSUminO/s320/dateelpirovampiro-mitele-plus-700x1000-jpg_c74d.webp" width="224" /></span></a></div><span style="background-color: black;"><span style="color: white;"><br /><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span></span><p></p><p><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">No sé si muchos os habéis dado cuenta de la labor
continuada de la <b>Muestra</b> a la hora de difundir el cine fantástico irlandés. Ahora mismo,
sin hacer una labor intensa de investigación, me vienen a la cabeza <b>“Grabbers”</b>,
<b>“Song of the sea”</b> y <b>“The cured”</b>, en las que los tropos del terror o la fantasía
se empleaban para subrayar temáticas idiosincráticas del país del arpa y la <b>Guinness</b>,
como pueden ser el alcoholismo festivo o el problema terrorista. Bien es verdad
que formalmente suelen virar más hacia el lado feísta de lo británico, a la par
que hacia un gamberrismo que nos puede pillar muy cercano al venir de la
catarsis de un catolicismo que por aquellos pagos no estaba vinculado a un
régimen dictatorial y por tanto nunca se ha ido. Y además imagino que serán
películas con derechos de proyección mucho más negociables.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">La verdad es que este año <b>Irlanda</b> tuvo algún que otro
título que levantó un poco la moral tras el bajón. Después del linchamiento
público de la discreta <b>“Settlers”</b> y la decepción para algunos de nosotros con <b>“Inexorable”</b>,
la comedia de terror <b>“Let the wrong one in”</b> (rebautizada para su estreno en la
plataforma <b>Movistar</b> con el bastante adecuado <b>“Date el piro, vampiro”</b>) al menos
otorgó una ración de descaro, buen ritmo y cierta imaginación. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Como siempre, la gran trampa es querer dar una sinopsis,
porque eso terminaría levantando la liebre de que la película nos cayó bien
porque en aquel momento necesitábamos algo así, pero que en frío sería algo
vulgar y corriente visto miles de veces. La epidemia vampírica que amenaza
<b>Irlanda</b> después de que un grupo de marchosas maduritas se trajera el virus de
una despedida de soltera en <b>Rumanía</b> llega a un hogar modesto donde el hermano
bueno, responsable y sin éxito vive en perpetua tensión con el hermano “malo”,
drogadicto, macarra y carismático. También anda por allí un señor mayor,
probablemente inglés, obsesionado con los horarios de trenes, que es un poco el
<b>Van Helsing</b> de la historia. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Humor sin complejos y escenas “gore” no muy mal
resueltas junto a la típica trama en la que los hermanos opuestos aprenden a imitar
lo mejor del otro y una broma recurrente sobre las dificultades para volar del
reciente vampirizado, que puede resultar divertida si reparamos en que viene
del país de <b>Ryanair</b>. No recuerdo mucho más salvo que había coña post-créditos,
en la que el hermano mayor, casado con su novia, hablaba con su familia por
<b>Skype</b> del ataúd que acababa de comprar en <b>Ikea</b>, pero no me quedé porque las
entradas, despreciando el acierto del especial <b>Halloween</b>, volvían a ser no
numeradas y se hacía necesario correr hacia la cola de la película siguiente.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: white;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIhPZxZcxNeE9piY1qsV8Wi5Z_5P4cxrb3LZ0eusMb2oQz7p3ZACEgGvdHHj70mrssG1EKSFAp63vOYYgt6tkA2RnVdn3rbq4qu-tWCbjkXlhjwot5p2VCHIixdOOuc4E2ApS-brugjgyaFgmvIS-39MKJ076QL4EfvUgcQ578O67m2UMAusK9Y23o/s1000/the%20cellar.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="675" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIhPZxZcxNeE9piY1qsV8Wi5Z_5P4cxrb3LZ0eusMb2oQz7p3ZACEgGvdHHj70mrssG1EKSFAp63vOYYgt6tkA2RnVdn3rbq4qu-tWCbjkXlhjwot5p2VCHIixdOOuc4E2ApS-brugjgyaFgmvIS-39MKJ076QL4EfvUgcQ578O67m2UMAusK9Y23o/s320/the%20cellar.jpg" width="216" /></a></span></div><span style="color: white;"><br /><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">El otro título irlandés, <b>“The cellar” </b>(solo una de las 11 películas de largometraje que he encontrado en <b>IMDB </b>con el mismo título), fue un ejemplo
sólido y sin originalidad de relato sobre casas encantadas, que según
escribimos esto TAMBIÉN ha sido estrenado en la plataforma <b>Movistar</b> (vamos,
propongo desde ahora que esto deje el patrocinio del canal <b>SyFy</b> y pase a
llamarse <b>Muestra Movistar de Cine Fantástico</b>). Protagonizada por una ya
madurita <b>Elisha Cuthbert</b>, unos pocos años después de <b>“Captivity”</b> de <b>Roland
Joffé</b> y de la serie <b>“24”</b>, la película relaciona la misteriosa desaparición de
una chica dentro de su propia casa con una serie de extraños símbolos que el
excéntrico arquitecto que construyó la mansión situó en ella por doquier con
fines tal vez no solo decorativos…<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="line-height: 107%;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">Es el tipo de película bien llevada, sin alardes innovadores,
que deja claro que sus guionistas conocen la tradición literaria del género (no olvidemos que todo un grande como <b>Sheridan Le Fanu</b> nació en <b>Dublín</b>) y
por tanto puede resultar simpática a los amantes del cine clásico que quizá
arrugarían la nariz si el director <b>Brendan Muldowney</b> hubiese decidido romper la
baraja y ofrecer algo distinto y radical. El público se lo pasó muy bien
contando los escalones cada vez que <b>Elisha</b> bajaba al sótano (porque si cuentas
demasiados quizá estés bajando a <i>otro lado</i>) y el final nos gustó por
recordarnos al de cierta película de cierto director italiano, ambos
permaneciendo innominados por aquello de no <i>“spoilear”</i> y tal.</span><span style="font-family: Tahoma, "sans-serif"; font-size: 16pt;"><o:p></o:p></span></span></p>Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-4101187355477110012022-08-06T02:21:00.004+02:002022-08-06T02:21:46.540+02:00530: XVIII Muestra SyFy: Lo que pudo haber sido y lo que nunca fue<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJW-E9e-PylatFTv3P-8SINwTTp7C-sjq7goUemxlUq14m2JFaImqiS01PRbGT-mGCYPKsHN6U60uNxytpitETXWl_4kP5ayXWSB8g6grRMDX1sKdaOe-zpqU8qXwddsO2acLoSRw_ImR683Lb6uEBMOuKR50-zmZEMFVmmhKK7ecKATsKnTC3-XTt/s1920/inexorable.jpg" imageanchor="1" style="background-color: black; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1920" data-original-width="1280" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJW-E9e-PylatFTv3P-8SINwTTp7C-sjq7goUemxlUq14m2JFaImqiS01PRbGT-mGCYPKsHN6U60uNxytpitETXWl_4kP5ayXWSB8g6grRMDX1sKdaOe-zpqU8qXwddsO2acLoSRw_ImR683Lb6uEBMOuKR50-zmZEMFVmmhKK7ecKATsKnTC3-XTt/s320/inexorable.jpg" width="213" /></a></div><span style="background-color: black;"><br /><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p><p><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">Uno de los títulos que más me ilusionaban de la <b>Muestra</b>
era <b>“Inexorable”</b>, porque suponía el regreso al cartel del evento de un
cineasta, <b>Fabrice du Welz</b>, que firmó uno de los títulos más emblemáticos y
controvertidos de la etapa en el <b>Palafox</b>, <b>“Vinyan”</b>, y ha tenido una trayectoria
posterior mayormente olvidada por la distribución convencional y por las
plataformas. Dado que tanto la citada <b>“Vinyan”</b> como su debut en el largo
<b>“Calvaire”</b> no escatimaban en pretensiones de hacer algo artístico y diferente,
pensé que <b>“Inexorable”</b> tenía todas las papeletas para ser el hito “autoral” de
esta <b>Muestra</b>.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Sin embargo, lo que nos encontramos fue un ejercicio de
estilo que trataba de dar un toque personal a motivos ya muy vistos en el cine.
Un poco de niñera maligna, un poco de invasión doméstica, e incluso el muy
usado recurso del escritor superventas que en realidad plagió la obra que lo
catapultó al estrellato (el mundo francófono parece fascinado por lo que yo
llamo el “thriller literario”, para muestras <b>“El hombre perfecto”</b>, de <b>Yann
Gozlan</b>, o, en una vena relacionada pero menos orientada al suspense, <b>“La biblioteca de los libros
olvidados”</b>, con <b>Fabrice Luchini</b>).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Salvando algunos atrevimientos formales que me hacen
pensar en cuando <b>Godard</b> componía sus planos en base a los colores de la bandera
de <b>Francia</b>, pero aquí en versión más sucia y distorsionada, <b>“Inexorable”</b> me
dejó una impresión muy convencional, apuntando muchos posibles caminos (entre
ellos la rebeldía precoz de la hija a ritmo de rock o la herencia del fascismo
belga en la familia en la que ingresa el escritor por matrimonio) pero se me
queda en un híbrido de cosas ya vistas en el que al menos destaca <b>Alba Gaïa
Bellugi</b>, a quien admiré como actriz infantil en <b>“Je m’appelle Élizabeth”</b>,
película de 2006 basada en una novela de <b>Anne Wiazemsky </b>y<b> </b>uno de mis títulos de
culto personales que nadie más parece haber visto. Un par de meses después, <b>“Inexorable”</b>
se estrena en la plataforma <b>Movistar +</b>, mientras que dos películas anteriores de
<b>Du Welz</b>, <b>“Alleluia”</b> y <b>“Adoration”</b>, de apariencia mucho más arriesgada, no hay
donde verlas, si le hacemos caso a <b>Just Watch</b>. Otro ejemplo de los caminos
que se abren y se cierran a los cineastas en el panorama de ahora.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: white;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEGEgqXIOA-Fefq6KqdpJiCWrYR1Aah2RkxjryBhCkzNeJ0K1Q56leCoxODDZTymf6z9LVzu9_qNPpc_yc0FneMGsraxIj57A-ZOlfvBSdGPZzbffgg_BYCIwngmcwqW7cPSScJpS0DjsNDp1ugTf7k7MABX_j4A_BPf7bfwCNoYqHR_iSWt_fj6J0/s425/Sky_Sharks-836925235-mmed.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="425" data-original-width="300" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEGEgqXIOA-Fefq6KqdpJiCWrYR1Aah2RkxjryBhCkzNeJ0K1Q56leCoxODDZTymf6z9LVzu9_qNPpc_yc0FneMGsraxIj57A-ZOlfvBSdGPZzbffgg_BYCIwngmcwqW7cPSScJpS0DjsNDp1ugTf7k7MABX_j4A_BPf7bfwCNoYqHR_iSWt_fj6J0/s320/Sky_Sharks-836925235-mmed.jpg" width="226" /></a></span></div><span style="color: white;"><br /><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Pero al menos en <b>“Inexorable”</b> había un director que ha
hecho cosas de interés, actores como <b>Benoît Poelvoorde</b> y un buen pulso tras
la cámara. En cambio, <b>“Sky sharks”</b> tenía apenas una frase, “Tiburones voladores
montados por zombis nazis”, que bastó para financiar la película y hacerla
programar a las 8 de la tarde como un producto a priori ideal para la <b>Muestra</b>.
Como tráiler sería genial: los tiburones nazis de marras asaltan un avión de
pasajeros y se cargan a todo el mundo con abundante <i>“gore”</i> e infinidad de
pechos femeninos descubiertos que, quién lo iba a decir hace apenas 10 años,
vuelven a ser algo controvertido, como en los años 50 o 60, y que aquí están
para provocar o porque el realizador alemán <b>Marc Fehse</b> echa de menos no haber
vivido en los tiempos de <b>Russ Meyer</b> (aunque <b>Meyer</b> no era solo mujeres de
grandes pechos: las secuencias de montaje vertiginoso con las que sorprendía este cineasta<b> </b>no están al alcance de todo el mundo).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Consultaría <b>Wikipedia</b> para refrescar en mi mente la
sinopsis, pero no lo necesito, porque es básicamente la escena del ataque al
avión, que si hubiese sido un corto nos habría encantado a todos, una hora y
pico de exposición aclarando el origen de lo que hemos visto (si es que hacía
falta), otro ataque a otro avión exactamente igual, y la promesa de una
continuación. <b>“Sky sharks”</b> es uno de los mejores ejemplos que se me ocurren de
cómo una idea delirante es suficiente para que miles de desconocidos ayuden a
financiar una película mediante <i>“crowdfunding”</i> y de cómo esa idea no basta para
armar un discurso narrativo porque básicamente no hay nada más, solo detritos
de sesiones de videoclub (hay como media hora de reloj de un homenaje al
subgénero <b>“Rambo”</b> que me apuesto lo que sea a que en la propuesta original no
aparecía) y un gamberrismo bastante inocuo que cree descubrir la pólvora
ironizando con que el emergente superpoder estadounidense hizo sus componendas
con lo que quedaba del <b>III Reich</b>. <o:p></o:p></span></span></p>
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">La película, en su
secuencia inicial, se permite incluso crear los típicos personajes delirantes
de serie B a los que esperamos ver combatir la amenaza de los tiburones (con
ideas, como la de un cura ex pandillero, digamos que un poquito inspiradas en
<b>“Abierto hasta el amanecer”</b>) para hacer un gesto que se quiere anticonvencional
matándolos a todos en los cinco minutos siguientes. Y no faltan subtramas que
se abren para nunca ser retomadas de nuevo, pero claro, le dirás al director de
<b>“Sky sharks”</b> que ha engañado al público y a los productores y se ha inventado
la película sobre la marcha sin mucha o sin ninguna inspiración más allá de las
imágenes que puedan aparecer en un tráiler, y te contestará orgulloso que él no
ha engañado a nadie porque prometió tiburones voladores montados por zombis nazis
y eso fue exactamente lo que ha dado. Y lo mejor de todo es que tendrá razón.</span></span>Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-69763092156918521092022-08-06T02:09:00.002+02:002022-08-06T02:09:46.023+02:00529: XVIII Muestra SyFy: Juegos de medianoche<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtbTNS3KH10MFBnutSRjxv1mkAs2hAKdgzZzVHpC6m316nl8JTs39W90oxUMi2HCNuVlwy0FwPp3gEYrOTQKNUU8H3DAKKb3S5wunpgfJq0-035LGnWamBoAis4aNgCzGJ6LkWw_zsR1RctshRyXZAfQtQXOMZr3BGfHi00-qmLUN2ukAAYjbHXmKM/s720/nanny's.jpg" imageanchor="1" style="background-color: black; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="488" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtbTNS3KH10MFBnutSRjxv1mkAs2hAKdgzZzVHpC6m316nl8JTs39W90oxUMi2HCNuVlwy0FwPp3gEYrOTQKNUU8H3DAKKb3S5wunpgfJq0-035LGnWamBoAis4aNgCzGJ6LkWw_zsR1RctshRyXZAfQtQXOMZr3BGfHi00-qmLUN2ukAAYjbHXmKM/s320/nanny's.jpg" width="217" /></a></div><span style="background-color: black;"><span style="color: white;"><span style="font-family: inherit;"><p><span style="font-family: inherit;"><br /></span></p>E</span><span style="font-family: inherit;">xtrañamente para una </span><b style="font-family: inherit;">Muestra </b><span style="font-family: inherit;">que no vivió este año sus
horas más gloriosas, el apartado de las sesiones golfas no fue tampoco muy
reprochable, teniendo en cuenta, y en el </span><b style="font-family: inherit;">Palacio de la Prensa</b><span style="font-family: inherit;"> lo hemos visto
unas cuantas veces, que hacer una buena película de medianoche no es tan fácil.
Siguiendo las piruetas retóricas tramposillas al estilo “esto es buena
literatura pero mala ciencia ficción”, está claro que una buena película de
medianoche puede perfectamente no ser una buena película en general, pero
poseer una serie de elementos estrafalarios, ineptos o de pésimo gusto que la
hacen salirse tanto de la dimensión del “buen cine” que la introducen por sí
misma en otro universo a ser posible habitado solo por ella pues no hay otro
film comparable.</span></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">No puedo dedicar semejante elogio disfrazado de
condenación a <b>“The nanny’s night”</b>, pero por alguna razón la disfruté. Empezando
por su imposible voluntad de parecer una producción anglosajona rodando en
inglés, intención inmediatamente traicionada al ser evidente que los actores no
son nativos y dándole igual a todos los implicados a base de desparpajo, la película
puede recordar, por su falta de complejos y sus ganas de divertir a pesar de, o gracias a, los escasos medios, a las producciones de <b>Norberto Ramos del Val</b>, aunque sin el
afán por poner un chiste en cada escena que hace de <b>Norberto</b> una especie de
émulo en clave de serie B hispana de <b>Zucker</b>, <b>Abrahams</b> y <b>Zucker</b>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Las dos niñeras que buscan sacrificar a una virgen para
conseguir favores diabólicos no son una temática nueva ni siquiera en la
<b>Muestra</b> (sin ir más lejos, en el 2019 vimos <b>“Satanic panic”</b>, de temática muy
relacionada) y eso sin hablar de cierta producción bastante vista de <b>Netflix</b>,
pero el ritmo está bien mantenido y si algunos chistes no son los mejores al
menos te los cuenta alguien que te cae bien. Es una película que apela al
sentido de la amistad entre los aficionados, los que se van a alegrar de volver
a ver a <b>Diana Peñalver</b> tantos años después de <b>“Braindead”</b> (y de <b>“Fotos”</b> de <b>Elio
Quiroga</b>) o los que celebrarán el cameo estelar de <b>Antonio Mayans</b> y <b>Lone
Fleming</b>, todo un guiño a los tiempos idealizados del “fantaterror” mucho más
que cualquier escena post-créditos de las películas <b>Marvel</b>. Amén de que en la
presentación noctámbula por parte del equipo artístico, sentí que se nos trató
mucho más como adultos de lo que nunca ha hecho <b>Dolera</b>: en lugar de <b>Huesitos</b> se
nos arrojaron preservativos <b>Control</b>. Tengo uno de ellos. Ahora mismo es un poco
dudoso que vaya a poder utilizarlo en los dos años que quedan hasta su
caducidad, pero el detalle se agradece.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: white;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuCSFkVl40C0KyvS_guqpZ6I_34rlnKvgj7t4LhgSKRMi-5d2QFp_i1IfSQ0UbcoXiq-ZqSHcsc_koKBed2bOxkaIfbbYTfzPO_M1PiwbxvvpHvc3uPo40-FMNOavOiEPY0Nb4R977Rz5haOjaGPXDxUE2bw5ri4gPV-vMPa5cBzcMmR7dTnMCgkyV/s359/slumber%20party.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="359" data-original-width="240" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuCSFkVl40C0KyvS_guqpZ6I_34rlnKvgj7t4LhgSKRMi-5d2QFp_i1IfSQ0UbcoXiq-ZqSHcsc_koKBed2bOxkaIfbbYTfzPO_M1PiwbxvvpHvc3uPo40-FMNOavOiEPY0Nb4R977Rz5haOjaGPXDxUE2bw5ri4gPV-vMPa5cBzcMmR7dTnMCgkyV/s320/slumber%20party.jpg" width="214" /></a></span></div><span style="color: white;"><br /><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">La otra peli de medianoche, <b>“Slumber party massacre”</b>
tiene el cierto hándicap de ser un original del canal <b>SyFy</b>, lo cual limita a
priori lo lejos que puede llegar en violencia dentro del género <i>“slasher”</i>, pero
a la postre puede resultar curiosa a los que gusten del subgénero por el cierto
gracejo con el que intenta responder al machismo que siempre se considera
inherente a este tipo de películas (a algún amargado le sentarían mal las
bromas inocuas sobre “masculinidad frágil”, pero hay que reconocer que la
escena en la que un “tío bueno” luce su físico bajo la ducha es graciosa). Tengo entendido que se trata de un <i>remake</i>, o de un <i>reboot</i>, de una saga <i>"slasher"</i> iniciada en los 80, con lo cual quizá amén de homenajear se pretenda un poco redefinir un subgénero para estos tiempos revueltos...<o:p></o:p></span></span></p>
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">En cuanto a comedia
sobre malentendidos en torno a tópicos del terror estamos bastante lejos de,
por ejemplo, <b>“Tucker y Dale contra el mal”</b> (que, lo repetimos, se proyectó en
una sesión de las 4), pero hay que reconocer, incluso si nos pareció un producto
cumplidor y estandarizado sin mucha brillantez y desde luego sin la locura
genuina que nos puede mantener despiertos a esas horas, que tampoco era un
<b>“Crazy bitches”</b> y no daba gato por liebre. Eso sí, a la salida nos esperaba una
ciudad tomada por las celebraciones de la <b>Champions</b> del <b>Real Madrid</b> y una larga
noche en la que fue difícil llegar a casa.</span></span>Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-47444364216892800512022-08-06T01:47:00.005+02:002022-08-06T01:53:11.781+02:00528: XVIII Muestra SyFy: Terrores latinos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background-color: black; color: white; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="723" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsZzS5Xg588did4pPV-_ZAQag7Fg3inkSuO1BI94X_r28sgftPRlSOAYb58dBQFAeaMh4y2vGej7j8-wHLhYK6rnuwcWZEfmNuzGXkw45PotTm1Y5jH6G979n-3X1aKxH4fVxSYo7t9JTC6X-Qk3Viu94TYPh-ySBkvwODz04MkR0KfWqGSKKVByBB/s320/Apps-755282820-large.jpg" width="226" /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background-color: black; color: white; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: inherit; text-align: left;"><br /></span></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background-color: black; color: white; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: inherit; text-align: left;"><br /></span></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: white; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; font-family: inherit; text-align: left;"><br /></span></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: white; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; font-family: inherit; text-align: left;"><br /></span></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black;"><span style="color: white; line-height: 115%;">De
vez en cuando reflexiono y me gusta corregir un poco injusticias relativas.
Aunque sigo pensando que la decimoctava edición fue programada y concebida con
menos mimo que otras anteriores, algo que sienta peor al ser la primera de la
era post-pandémica, esto no significa que no podamos reconocer aciertos
parciales, como por ejemplo la atención, nunca antes prestada en el evento, a
las películas de nuestros géneros producidas en </span><b><span style="color: white; font-family: "inherit", "serif"; line-height: 115%;">Sudamérica</span></b><span style="color: white; line-height: 115%;">, muy raramente distribuidas entre
nosotros antes de la era de las plataformas de </span><i><span style="color: white; font-family: "inherit", "serif"; line-height: 115%;">streaming</span></i><span style="color: white; line-height: 115%;"> por la razón sencilla, vista precisamente
en las proyecciones de este año, de que el público español en general no desea
acostumbrarse a otras maneras de hablar su idioma. La era de los estrenos de </span><b><span style="color: white; font-family: "inherit", "serif"; line-height: 115%;">Disney</span></b><span style="color: white; line-height: 115%;"> doblados en </span><b><span style="color: white; font-family: "inherit", "serif"; line-height: 115%;">México</span></b><span style="color: white; line-height: 115%;"> ya quedó atrás, y sin embargo el inglés al
que estamos acostumbrados todos es la variante de allende el </span><b><span style="color: white; font-family: "inherit", "serif"; line-height: 115%;">Atlántico</span></b><span style="color: white; line-height: 115%;">, mucho más difundida que la europea al igual que
pasa con las versiones de la lengua de </span><b><span style="color: white; font-family: "inherit", "serif"; line-height: 115%;">Cervantes</span></b><span style="color: white; line-height: 115%;"> que orbitan en el planeta latino.</span></span></p></div>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Así pues, tomar el testigo del extinto festival <b>Nocturna</b>
ofreciendo en pantalla grande terrores sudamericanos es una buena iniciativa
sobre el papel: ahora faltaba seleccionar los títulos. La chilena <b>“Apps”</b>, por
ejemplo, era una apuesta prometedora para un servidor, que siempre ha amado y
amará las películas de episodios al ser el último bastión de la forma corta en
cine. Otra cosa es que en la práctica suela tratarse de la unión para la
exhibición conjunta de varios cortometrajes independientes, lo cual puede
desembocar en una ensalada extraña de ritmos y tonos. El hilo conductor, la
presencia en cada una de las tramas de algún tipo de aplicación móvil, resulta
tan llamativo para el público de ahora como contradictorio para una película
que después de todo se pretende mostrar en pantalla grande. Quizá se eche de
menos una cierta dialéctica entre el mundo cotidiano de las pequeñas pantallas
y la gran narrativa de la pantalla grande, pero de lo que se trataba era de
ofrecer pequeñas historias provocativas y a ser posible divertidas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Esto se consigue solo a medias. No estoy muy seguro de
que las dos primeras historias, sobre la realización de un asesinato en directo
que topa con una especie de mujer lobo y las extrañas consecuencias de una
aplicación capaz de espiar a los vecinos, estén especialmente bien contadas; en
el primer caso el cúmulo de temas quizá se apoye demasiado en el diálogo para
su comprensión, y en el segundo, a priori el más ambicioso al optar por una
narración cien por cien visual, no se encuentra el equilibrio entre el suspense
y la extrañeza, con un desenlace que pocos comprendieron del todo. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Las dos historias restantes fueron más satisfactorias.
La tercera, sobre unos niños de buena cuna que contratan por la red una cabaña
para sus vacaciones, donde terminan siendo sacrificados por un extraño culto,
une al gamberrismo de su <i>“gore”</i> y a su no muy sutil comentario social (pero
aquí ¿quién quiere sutileza?) unas gotas del hoy muy en boga <i>“folk horror”</i>, y
la cuarta, tal vez la mejor, une a sus ironías femeninas sobre las aplicaciones
tipo <b>Tinder</b> (las masculinas no parece ni que hablen de lo mismo) el siempre
agradecido motivo de los niños malignos con poderes y un contexto político
chileno que se remonta a la dictadura militar de <b>Pinochet</b>, amén de dejarnos
sorprendidos ante el hecho de que los éxitos de <b>Joan Baptista Humet</b> llegasen al
<b>Cono Sur</b>. Pero el poso general que deja <b>“Apps”</b> es de irregularidad. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: white;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQMp9VFwl3NqGxdOIURIjJZ_mA9f-PE9mX7qxUMkrg_iqmuNGb9-NBhUg_qx5qWVDyh2kQcA0bXjkXSKFP0dNDyQB2_4MLk2txiXpJDCLv83oEOFxiFI3kTGQHoOhgP0FlBh2zrgTiI521iy45NSfQnM8Zx1Hf-tgyaoVfhKTMNgvz7FfEc4L3I92M/s714/Virus%2032.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="714" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQMp9VFwl3NqGxdOIURIjJZ_mA9f-PE9mX7qxUMkrg_iqmuNGb9-NBhUg_qx5qWVDyh2kQcA0bXjkXSKFP0dNDyQB2_4MLk2txiXpJDCLv83oEOFxiFI3kTGQHoOhgP0FlBh2zrgTiI521iy45NSfQnM8Zx1Hf-tgyaoVfhKTMNgvz7FfEc4L3I92M/s320/Virus%2032.jpg" width="224" /></a></span></div><span style="color: white;"><br /><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">En cambio, la uruguaya <b>“Virus 32”</b>, elegida para la
clausura, es bastante brillante en factura técnica y pulso narrativo, con unos
complejos planos secuencia que buscan competir con los de <b>Cuarón</b> o <b>Iñárritu</b> y
una definición de los espacios bastante competente que favorece la tensión. El
problema surge de la obvia condición de ejercicio de estilo que sobrevuela el
metraje, así como del patrocinio de la plataforma <b>Shudder</b>, que, como ya dijimos
en una entrada anterior, no está por la labor de estimular la creatividad de un
cineasta, aunque bien es cierto que el título más conocido de <b>Gustavo Hernández</b>
es <b>“La casa muda”</b>, conocida más como desafío técnico (se dice que es la primera
película de terror rodada íntegramente en plano secuencia) que por cualquier
cosa que se propusiera contar.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Estamos ante el enésimo apocalipsis zombi, con la
diferencia de que, tras un ataque, los infectados necesitan, no sabemos por
qué, 32 segundos para “recuperarse”, lo cual da ocasión para alguna buena
escena de suspense pero no para que cualquiera de las sinopsis existentes de la
película supere las 150 palabras. Habría que replantearse un poco lo de la
supervivencia como único motor de una trama, habida cuenta de que la llegada de
una pandemia, que podría ser la primera de varias (me da palo que ya vayan
introduciendo el término serio “viruela símica” para reemplazar “viruela del
mono”, que parecía de coña) ha terminado de minar la efectividad de unos
subgéneros que precisamente se apoyaban en que la existencia privilegiada de
los habitantes del primer mundo raramente los ponía en situaciones de vida o
muerte. El recurso a los madres y padres “coraje”, usado también en la
película, va pillando<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>lejos a una
juventud que vive como quien no quiere la cosa un cierto retorno a la
precariedad. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="line-height: 107%;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">Fue un tanto frustrante ver como fin de fiesta un título
competente pero de nivel medio que habría hecho mejor papel a las 6 u 8 de la
tarde. Si hubiésemos visto el domingo a las 10, por ejemplo, <b>“Todo a la vez en
todas partes”</b>, que dibuja una “x” tras otra en la <i>“checklist”</i> de lo que el
público medio de la <b>Muestra SyFy</b> busca en una película, habríamos salido a la
<b>Gran Vía</b> con otra cara, creyendo más en las posibilidades de nuestras vidas y
flipando en colores ante el mero concepto de que el intérprete del marido de
<b>Michelle Yeoh</b> fuera el mismísimo <b>Ke Huy Quan</b>. Pero esa peli se la llevó <b>“Tiempo
de Culto Weekend”</b>. Veo rivalidad en el horizonte…</span><span face="Tahoma, sans-serif" style="font-size: 16pt;"><o:p></o:p></span></span></p>Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-11656540984255230652022-07-22T02:56:00.003+02:002022-07-22T02:56:42.891+02:00527: XVIII Muestra SyFy: Niños secuestrados<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFsasD7tqvzSG6mILGspLx4zn3JkadcHQNJCDmavyOJv89EDUSXHN07TFSKgVbf0QFg89538KOQnjXUIwUnOABth6z4M6kq07eh083j5oDG9wSkuy5xen-PLutFgnOWn5pcbQ7mSFY0a5Why8zcDwqaldDJjjY7akACK2KbDJS_OgdAd0r1eq56cMV/s1024/The-Black-Phone-Finnish-poster-1024x1024.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFsasD7tqvzSG6mILGspLx4zn3JkadcHQNJCDmavyOJv89EDUSXHN07TFSKgVbf0QFg89538KOQnjXUIwUnOABth6z4M6kq07eh083j5oDG9wSkuy5xen-PLutFgnOWn5pcbQ7mSFY0a5Why8zcDwqaldDJjjY7akACK2KbDJS_OgdAd0r1eq56cMV/s320/The-Black-Phone-Finnish-poster-1024x1024.jpg" width="320" /></span></a></div><span style="background-color: black; color: white;"><br /><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p><p><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">Uno de los puntos positivos de la <b>Muestra</b> de este año
fue comenzar con uno de los títulos genuinamente esperados del cine de género
fantástico y terror. Había genuina expectación en ver qué había hecho <b>Scott
Derrickson</b> después de salir escopetado de la segunda <b>“Doctor Strange”</b> (de la
que llegó a afirmar, cuando se anunció el proyecto, que sería “la primera
película de terror de <b>Marvel</b>”) y asociarse a la productora <b>Blumhouse</b>,
necesitada de cierto oxígeno artístico tras una racha de <i>remakes</i> que no fueron
muy bien acogidos. <b>Derrickson </b>recuperaba otra vez como protagonista a <b>Ethan
Hawke</b>, quien, pese a declarar alguna vez su no excesivo entusiasmo por el
fantástico, vuelve a él una y otra vez, ya sea con los hermanos <b>Spierig</b>
(aprovecho para reivindicar <b>“Predestination”</b>, adaptación del cuento de <b>Heinlein</b>
<b>“Todos vosotros zombies”</b> que pasó bastante inadvertida), ya sea con <b>Derrickson</b>
(<b>“Sinister”</b> es una de las raras películas de terror recientes que consiguieron
darme momentos de mal rollo e incomodidad).</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><b>Derrickson</b> me parece un cineasta curioso. En sus inicios
llegó a colaborar con <b>Wim Wenders</b> en una película llamada <b>“Tierra de
abundancia”</b>, contribuyendo más tarde a ese peculiar rompecabezas que es
<b>“Condenados”</b> de <b>Atom Egoyan</b>, y ha manifestado en varias ocasiones sus creencias
católicas, lo cual es bastante apropiado para una de las tradiciones
fundamentales del cine de terror, la confrontación maniquea entre el bien y el
mal, que en principio no es de las más pesimistas pues bajo ella subyace un
sentido fuerte de que el universo tiene sentido.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><b>“Black phone”</b> adapta un relato de <b>Joe Hill</b> cuyo contexto
lo pone más cerca de su padre <b>Stephen King</b> que de otras creaciones suyas más
surreales y sorprendentes (pienso por ejemplo en el cuento <b>“Pop Art”</b>, en el que
un estudiante convertido por una extraña enfermedad en un globo humano ha de
ser protegido de los abusones que desean pincharlo). Tenemos un pueblo pequeño
en el que actúa un asesino en serie que rapta y asesina a chicos adolescentes (y
otras cosas entre medias que solo se insinúan para inquietar más), una chica
cuyos sueños se pueblan de visiones reales y un teléfono sobrenatural (el del
título) que permite establecer comunicación directa con el más allá.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: white;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiteEQIcmjnU3gy2TVaZQILdGRTPmV-snLZM9qdc_N1q_JwXWxS9FfG7frYPMs3Jz8MbtIPw6sJCOr8gvQvlYDNPQHl5foWN7lHxgT3-pl4RugjJRauY2lXh83SWrfx3jrJG1x4z9fgHQD7PrAhQiincK8hEXD9BbaPOiLqCEwtpkJ60vU7MTxmIgNI/s378/onibaba.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="234" data-original-width="378" height="198" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiteEQIcmjnU3gy2TVaZQILdGRTPmV-snLZM9qdc_N1q_JwXWxS9FfG7frYPMs3Jz8MbtIPw6sJCOr8gvQvlYDNPQHl5foWN7lHxgT3-pl4RugjJRauY2lXh83SWrfx3jrJG1x4z9fgHQD7PrAhQiincK8hEXD9BbaPOiLqCEwtpkJ60vU7MTxmIgNI/s320/onibaba.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="color: white;"><br /><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Se trata de un producto atractivo que no nos ha llegado
a convencer del todo: se dan cita tantos elementos (otra trama fundamental es
la del violento <i>“bulllying”</i> sufrido por el protagonista) que lograr un
equilibrio entre ellos resulta una tarea difícil (desconozco el relato de <b>Hill</b>,
pero presupongo que muchos de los elementos que hacen la película un tanto
difícil de ver como un conjunto se han añadido en el desarrollo a largo). Tener
a <b>Hawke</b>, a mi juicio una de las grandes figuras actuales de <b>Hollywood</b>, en
semejante papel de perturbado sádico, creo que hubiese merecido una
concentración mayor en su personaje, más allá de ponerle la máscara de
<b>“Onibaba”</b> y ponerle a esperar semidesnudo en una silla. Querer concentrar el
contenido terrorífico en <i>“jumpscares”</i> que encima vienen de apariciones
sobrenaturales sin intención maligna, minimiza el horror de la situación del
chico, al cual, quizá por el tono de <i>“coming of age”</i> adolescente que la
película a su pesar adopta (y digo a su pesar porque hay cierta voluntad de dar
un tono más duro con la sangre en las escenas de peleas juveniles, pero no se
va mucho más allá), nunca creemos en serio que le vaya a suceder nada malo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Los elementos que permiten la supervivencia final del
chico, aparentemente inconexos en un principio, se conjugan al final en un
clímax inteligentemente orquestado, pero vistos fríamente recuerdan un poco a
las trampas con las que <b>Macaulay Culkin</b> combatía a los dos ladrones en <b>“Solo en
casa”</b>. Pienso que ese ochenterismo por defecto se debería haber evitado: ahí
pongo en duda el <i>“hype”</i> que quería ver en <b>“Black phone”</b> una revancha poética de
<b>Derrickson</b> para disfrutar de la libertad creativa que <b>Kevin Feige</b> hace inviable
en Marvel. Su película no es mala ni por asomo, pero la veo lejana de los
mejores momentos de su cine anterior, y le echo en falta el empujón extra que
hace que una ficción de terror se quede contigo. Es harto sintomático que las
filmaciones en <b>Super 8</b>, elemento icónico de <b>“Sinister”</b>, reaparezcan aquí en su
función más habitual y casi tópica de ventanas hacia un pasado más o menos
añorado, cuando <b>“Sinister”</b> subvertía esto con resultados a veces
escalofriantes. Con todo, la película parece haber funcionado bien, recuperando
la inversión de su presupuesto unas 7 u 8 veces, con lo cual <b>Derrickson</b> se
mantiene como una fuerza creativa a tener en cuenta, con al menos un proyecto
inmediato, la adaptación de la novela del injustamente semiolvidado <b>George Alec
Effinger</b> <b>“Cuando falla la gravedad”</b>, que me intriga bastante.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: white;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilrJgQ_oyjXhV2Ce1bUtotaNQX0ia8Xx22HIs_aPz96_KY2MRe8x4I7AjZ8vZk6hdGttWBV-Ru_kEwVifX0KI3FM-LRitz2N_bOke39uDMPJvoMDjkrCcqNCOtnfYX13qtwxggnrrtdPMwgzMkCf4R4E-jm8B9wtjtC_uqK-q5rFCxyXyk3SzFm2cy/s422/The_Boy_Behind_the_Door-672092870-large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="422" data-original-width="282" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilrJgQ_oyjXhV2Ce1bUtotaNQX0ia8Xx22HIs_aPz96_KY2MRe8x4I7AjZ8vZk6hdGttWBV-Ru_kEwVifX0KI3FM-LRitz2N_bOke39uDMPJvoMDjkrCcqNCOtnfYX13qtwxggnrrtdPMwgzMkCf4R4E-jm8B9wtjtC_uqK-q5rFCxyXyk3SzFm2cy/s320/The_Boy_Behind_the_Door-672092870-large.jpg" width="214" /></a></span></div><span style="color: white;"><br /><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Un complemento interesante a <b>“Black phone”</b>, dado su muy
similar planteamiento, fue la segunda peli de la tarde del domingo, <b>“The boy
behind the door”</b>, que de nuevo tiene a un niño secuestrado y aprisionado en una
casa, en esta ocasión por un grupo de varias personas que comercian con
las perversiones de otros, con la diferencia de que en esta ocasión otro chico,
de raza negra, se cuela también en el coche y se enfrentará él solo con los
raptores para salvar a su amigo. Pese a que los dos meses transcurridos no
hayan sido tampoco muy amables con esta modesta producción (en ese sentido la
cinta de <b>Derrickson</b> es mucho más memorable), <b>“The boy behind the door”</b> tiene al
menos el aliciente de que su peripecia es mucho más compacta, centrándose en el
suspense de cómo se va descubriendo la casa y lo que hay en ella, y de las
estratagemas que ideará el protagonista contra los villanos, aunque aquí tal
vez nos internemos mucho más en territorio <b>“Solo en casa”</b>, pues, por muy
astuto, callejero y macarra que pudiera ser el chaval (que tampoco se nos
insiste mucho en esto), la credulidad del espectador se resiente un poco, o un
mucho, al ver la facilidad con que un adolescente puede hacer mucha pupa o
incluso matar a adultos de 30 o 40 años que supuestamente son expertos en
raptar a chicos de esta edad para venderlos a pedófilos, aunque, bueno, creo
recordar que se hace intervenir al azar para que esto sea más creíble, algo
que, aunque puede suceder en la realidad, en los guiones o novelas suele quedar
un poco mal. Y lo cierto es que, revisando por ahí la sinopsis, tampoco hay
mucho más, es un poco el típico ejercicio de estilo con el que muchos cineastas
noveles empiezan a foguearse. Recuerdo que había una especie de mecanismo para
que el niño secuestrado no escapara, consistente en que empezaba a recibir
descargas eléctricas si abandonaba la habitación o algo así, aunque, en una
historia de este tipo, no vas a empezar a sentir inquietud o miedo hasta que
ves que a algún personaje principal le sucede algo irreversible. Un final feliz
suele hacer que recuerdes menos una película, y si encima tenemos a un policía que
aparece en el momento justo para disparar y matar, peor todavía. Lamento
revelar el final, pero es que una resolución tan perezosa merece ser <i>“spoileada”</i>,
lo siento.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: white;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgYxeOcUWXlOBaQGyjR0VXyLD9-6xAFSVUldm119lNR_NfWW1reZMy5d6nmfrt7ommwjpDBvFHTqQ6dVZUtGLpz1ESl8IEj9pUVD8t17CgmAz2CIt6yRP3GANAcC2KAjpvC6pW4InE88ZclUSPXX0BpVTIqoX1lOCjWhdyRWMzhe1VNyypTeSx31ML/s640/shudder.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="340" data-original-width="640" height="170" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgYxeOcUWXlOBaQGyjR0VXyLD9-6xAFSVUldm119lNR_NfWW1reZMy5d6nmfrt7ommwjpDBvFHTqQ6dVZUtGLpz1ESl8IEj9pUVD8t17CgmAz2CIt6yRP3GANAcC2KAjpvC6pW4InE88ZclUSPXX0BpVTIqoX1lOCjWhdyRWMzhe1VNyypTeSx31ML/s320/shudder.png" width="320" /></a></span></div><span style="color: white;"><br /><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="line-height: 107%;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">Merece la pena reseñar que <b>“The boy behind the door”</b> ha
tenido su difusión fundamental en la plataforma de <i>streaming</i> <b>Shudder</b>, propiedad
de <b>AMC Networks</b> y, que yo sepa, no disponible en España, pues me da la coartada
perfecta para pontificar de forma ignorante sobre la “plataformización” del
cine y como esto termina llevando a productos baratos de entretenimiento poco
exigente como el que nos ocupa, en lugar del oasis de libertad creativa que
muchos pensaban que abrirían estas modalidades de pago por visión. En cierta manera, cuando más amplio
sea el público potencial, mayores las posibilidades de ofender a espectadores
sensibles, pero claro, si una obra de terror no te ofende y no violenta tu
sensibilidad, poco terror te va a producir, amén de que, en el plano artístico,
pocas normas te vas a poder saltar si no tienes un nombre de cierto peso. Creo
que las modalidades “obsoletas” de exhibición forzaban a los creadores a ser
más osados, para destacar sobre una competencia que desaparece desde el momento
que todos los productos están a la misma ínfima distancia de un “clic”. La idea
del audiovisual como un “servicio” que provee un contenido indiferenciado me
horroriza bastante y le veo consecuencias feas en un futuro, pero quizá sea
mejor verlo como lo que os dije antes, pontificaciones de un ignorante, y
tratar de buscar las joyas en un bosque cuya espesura crece a ojos vista y
donde resulta cada vez más difícil encontrarlas.</span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif; font-size: 16pt;"><o:p></o:p></span></span></p>Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-83353116307869149382022-07-19T13:21:00.000+02:002022-07-19T13:21:09.630+02:00526: XVIII Muestra SyFy: La sesión de los motivados<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1iap_90ojC1I62zBqBwiQtU5fcursUBqnwIH5fNr8UcU2niEQofissVKxPAdj2u1uRgV_pLvZyC0KVhqePNOvEkeEurVa-O6tfuueGpuUHs5GyK3hDvpxqkuhR0_rs8p62WWyncSBFRKNI4eRfjbm7UMHYuzpP-qw46wUuVfZHSn0XBZxyf9JSoWA/s1484/settlers.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="1484" data-original-width="1000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1iap_90ojC1I62zBqBwiQtU5fcursUBqnwIH5fNr8UcU2niEQofissVKxPAdj2u1uRgV_pLvZyC0KVhqePNOvEkeEurVa-O6tfuueGpuUHs5GyK3hDvpxqkuhR0_rs8p62WWyncSBFRKNI4eRfjbm7UMHYuzpP-qw46wUuVfZHSn0XBZxyf9JSoWA/s320/settlers.jpg" width="216" /></span></a></div><span style="background-color: black; color: white;"><br /><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p><p><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">Nos hemos quejado mucho aquí de las pelis de la “sesión
golfa” de madrugada, pero este año el desprecio infligido a la sesión de las 4
de la tarde ha sido público y notorio. <b>Dolera</b> solía llamar a esta sesión “la de
los motivados”, y este dar por hecho que el grueso del público está aún por
llegar ha desembocado en que se seleccionen películas un poco por “cubrir el
expediente”, frase que, ahora que lo pienso, valdría como lema general de esta
crónica. Pensar que en ediciones pasadas hemos visto en primera sesión cosas
como <b>“Encontré al diablo”</b>, <b>“Wolf children”</b>, <b>“Tucker y Dale contra el mal”</b> o
recientemente <b>“In fabric”</b> duele en comparación con el panorama de 2022. Incluso
he tardado unos pocos segundos, al desempolvar el programa impreso (que no el legendario
“tarjetón”, ausente este año en otra falta de respeto a los habituales, que los
conservamos todos), en recordar qué película era <b>“Night raiders”</b>. Semejante
olvido en apenas dos meses y medio no es buena señal.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Siendo abogado del diablo y yendo a la contra de todos,
afirmaré que <b>“Settlers”</b> no me pareció tan horrible como se dijo, sobre todo
poniéndola en la perspectiva general de la <b>Muestra</b> y en especial de las
primeras sesiones. Ópera prima como realizador de un tal <b>Wyatt Rockefeller</b>, suscitó el interés de un compañero de colas, conspiracionista a ultranza, por
saber qué nos apuntaría aquí sobre nuestro futuro inmediato un miembro de esas
diabólicas élites que supuestamente nos rigen cual marionetas. Uno puede pensar
que la colonización de planetas externos (en esta peli <b>Marte</b>) sería el futuro
inmediato de la humanidad tras el agotamiento de los recursos naturales de
nuestro planeta y la degradación del medio ambiente. Así, tenemos ese tramo
inicial que es básicamente un <i>“western”</i>, con colonos sobreviviendo a duras
penas mientras los antiguos pobladores los hostigan (aunque ahora esté de moda
menospreciar el <i>“western”</i> como “película de las cuatro de la tarde en
<b>Telemadrid</b>”, no olvidéis que en el fondo todo está en el “western”, porque su
tema principal es aclarar qué es la civilización). Dentro de ese marco de
película B con ciertas pretensiones que en años anteriores nos dio la
lentamente reivindicada <b>“Prospect”</b>, la trama da un par de giros, el segundo de
los cuales tiene que ver con si se puede convivir con el antiguo poblador e
incluso amarlo o, en su defecto, procrear con él, añadiendo un elemento de
tensión racial. Lo malo es que se cambia de tesis a media película, porque lo
que nos queda es la hija superviviente siendo acosada por el nativo
superviviente con fines reproductivos, queriendo dejar claro que lo de la
diferencia de edad está muy mal y que una chica debe poder elegir su destino
libremente, aunque sea en un planeta desértico donde ya no queda nadie más.
¿Esta es la disyuntiva que proponen los <b>Rockefeller</b>? ¿Libertad o extinción? Es
como <b>“La carretera”</b>, de <b>McCarthy</b>: ¿sigue estando tan mal el canibalismo cuando
no restan otras opciones? Estamos ante el tipo de preguntas difíciles que merecen ser
abordadas con una enjundia que nos cuesta recordar en <b>“Settlers”</b>, aunque
reconoceré que le debo otro visionado: con gritos y chistecitos de fondo uno no
puede valorar en su cabal medida lo que una obra fílmica propone. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: white;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjr5aTVbcqJbuXw1nQn8CUVuMy3I_wxl80KNIuK_O-pAmLI_heX6ePl1kHVXc3q5rwBcb8-w-R-KyUndy6z8m9PQdU3XHT8IwdLBowILC11J6wK55SAkeQflpxyPYKdpvsm7o-ZJ_-3UTihwuaFDbTXGksEC3dLxjoaN_iZz267Q8PCTEvPJofsydS9/s420/Shot-In-The-Dark_a.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="420" data-original-width="300" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjr5aTVbcqJbuXw1nQn8CUVuMy3I_wxl80KNIuK_O-pAmLI_heX6ePl1kHVXc3q5rwBcb8-w-R-KyUndy6z8m9PQdU3XHT8IwdLBowILC11J6wK55SAkeQflpxyPYKdpvsm7o-ZJ_-3UTihwuaFDbTXGksEC3dLxjoaN_iZz267Q8PCTEvPJofsydS9/s320/Shot-In-The-Dark_a.jpg" width="229" /></a></span></div><span style="color: white;"><br /><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Desde luego, mucho peor <b>“Shot in the dark”</b>, título que
me retrotrae a una de mis odiadas aventuras del inspector <b>Clouseau</b> dirigidas
por <b>Blake Edwards</b>. La idea en sí no es mala: un asesino en serie que consigue
escapar a base de automutilarse para aparentar ser una de sus propias víctimas,
de paso haciendo pasar a una víctima, manipulada para que la policía acabe por
abatirla, por el asesino. Lo malo es que este esqueleto argumental se pierde en
un bosque de narración “envolvente”, llena de “flashbacks” confusos, subtramas
de personajes irrelevantes y sobre todo una pose estética que pretende ser
rompedora a base de desafiar el típico “acabado profesional” de la fotografía,
lo cual desemboca en que se acabe tomando el título de la película en plan cien
por cien literal: <b>“Shot in the dark”</b> no sería una frase hecha aludiendo a una suposición
hecha al tuntún, sino que se referiría a que la película se ha “rodado en la
oscuridad”. Hay desorientación, que parece deliberada, y esto se quiere
subrayar con el hecho físico de que resulte difícil VER lo que está pasando. De
veras, envidio a mi amiga <b>Ara</b>, que fue capaz de conectar su chip <b>“Sundance”</b> y
entrar en la propuesta. Por mi parte, si esto es el cine de autor que supieron
encontrarnos este año los programadores, a mí dadme a John Ford. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: white;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHUM8qsHTaPKAm5TLN3-E2X7LpVE0RfBaWRGA3FkwvGBbjHXrknWYXD_zu_Y9guD-ZKogl4iZxOH1Qd2K_ruxOoaW8cPFIcsUeHV9MZMCVkCTiT7g2JtOQoGbepUXCfhb2wdx5-CeuyDWuu3kHtXRXIJtMWLkzV2qoS1sh5rwr9-uwWjqGBGUb1azo/s2925/night%20raiders.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2925" data-original-width="2025" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHUM8qsHTaPKAm5TLN3-E2X7LpVE0RfBaWRGA3FkwvGBbjHXrknWYXD_zu_Y9guD-ZKogl4iZxOH1Qd2K_ruxOoaW8cPFIcsUeHV9MZMCVkCTiT7g2JtOQoGbepUXCfhb2wdx5-CeuyDWuu3kHtXRXIJtMWLkzV2qoS1sh5rwr9-uwWjqGBGUb1azo/s320/night%20raiders.jpg" width="222" /></a></span></div><span style="color: white;"><br /><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">John Ford podría haber sido la referencia para <b>“Night
raiders”</b>, pues conectaba un poco con la temática de <b>“El gran combate”</b>: nativos
americanos que peregrinan en pos de un destino mejor. La progresión es
descendente: no hablamos bien en 2020 de <b>“Blood quantum”</b>, que enfrentaba a indios
de las reservas (entre ellos el ya legendario “abuelo ninja”) con un
apocalipsis zombi, pero la recordamos con agrado al lado de esta distopía en
plan <i>“young adult”</i> en la que una niña de la etnia huye de una escuela donde se
la quiere educar para ser una especie de fascista americana perfecta para
terminar liderando a los suyos hacia la tierra prometida. El elemento
iconográfico más futurista es el típico dron que usan ya todas las producciones
baratas para hacer tomas aéreas (y que de paso ha depreciado el poder evocador
y sorprendente de las tomas aéreas), y el resto parece ser alguna ciudad medio
abandonada de las que tiene pinta de haber unas cuantas a medida que subes
desde <b>Indiana</b> hacia la región de los <b>Grandes Lagos</b>. La película, más que
irritar como puede hacer <b>“Shot in the dark”</b>, resulta insípida a fuerza de
convencionalismos: ni siquiera la revelación final de los poderes de la chica
se aleja en exceso de los mutantes al estilo <b>Marvel</b>, y no creo que los
elementos de la cultura india tradicional a los que se quiere aludir desde el
principio queden muy bien integrados en el conjunto. Ni siquiera el factor “veterano
recuperado” me funciona: no me entusiasmaba <b>Amanda Plummer</b> de joven y no parece
haber evolucionado hacia una magistral intérprete de mayor. Es una película “correcta”
en el sentido más peyorativo del término: buenas intenciones, realización e
interpretación sólidas sin pasarse de inspiración, olvido inmediato. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: white;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUPaywFq7d0--Xx8GczdO-0qNPJZCDEkiRWsLZO4Dj12vXdaCdh9f1ATTPOIUUPsCZBy0UOcRKqZKsyGiP7dwqtgOT5Lg7XrhAZoV0WQsoblvjLosMXFDjifB-gNRSPGnYR7sdawSUvlwjByHNolnzW1BwQ1vJo5BqkOkZMnGHjriEasJYSzj1aYjJ/s600/Steve%20the%20robot.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="439" data-original-width="600" height="234" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUPaywFq7d0--Xx8GczdO-0qNPJZCDEkiRWsLZO4Dj12vXdaCdh9f1ATTPOIUUPsCZBy0UOcRKqZKsyGiP7dwqtgOT5Lg7XrhAZoV0WQsoblvjLosMXFDjifB-gNRSPGnYR7sdawSUvlwjByHNolnzW1BwQ1vJo5BqkOkZMnGHjriEasJYSzj1aYjJ/s320/Steve%20the%20robot.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="color: white;"><br /><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="line-height: 107%;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">Ya os digo, de las tres de sobremesa, le pese a quien le
pese, sigue ganando <b>“Settlers”</b>: es la más llamativa visualmente, tiene giros de
guion, sus tesis son más provocativas, y encima tiene al robot <b>Steve</b>: no hay
color. Una pena que el público no le quisiera dar ni la más mínima oportunidad
desde el inicio.</span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif; font-size: 16pt;"><o:p></o:p></span></span></p>Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-32915408784196228362022-07-19T13:03:00.000+02:002022-07-19T13:03:00.364+02:00525: XVIII Muestra SyFy: Cubrir el expediente<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTylKit6o2APqq5gyaWc2gYDjwlu5HN4OKQNzSwKC4RERkVT4Vm9gIoBBCt12lgxZ_sJuTpHer8eEEnVeMUpO437avDuWaFx5xQUYcb1hXJyIEmVK01j5fEStebgYjMEw4xAzqcqvzZaafpr2XeVu-rgfvl7gXszfVslAOdJEA6jFVs92zYgCuwIuo/s1200/chocapic.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="752" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTylKit6o2APqq5gyaWc2gYDjwlu5HN4OKQNzSwKC4RERkVT4Vm9gIoBBCt12lgxZ_sJuTpHer8eEEnVeMUpO437avDuWaFx5xQUYcb1hXJyIEmVK01j5fEStebgYjMEw4xAzqcqvzZaafpr2XeVu-rgfvl7gXszfVslAOdJEA6jFVs92zYgCuwIuo/s320/chocapic.jpg" width="201" /></span></a></div><span style="background-color: black; color: white;"><span style="font-family: inherit;"><p><span style="font-family: inherit;"><br /></span></p>Mi afición a ser simbólico y pretencioso me lo deja a
huevo: si el regreso post-pandémico de la </span><b style="font-family: inherit;">Muestra SyFy</b><span style="font-family: inherit;"> iba a representar la
presunta reanudación de la vida que llevábamos antes, con sus costumbres bien
instaladas, sus pequeñas tonterías cotidianas que dejan sabor a rutina, y todo lo
demás que se tiende a sobrevalorar por el mero hecho de haberse pasado un tiempo
sin ello, lo cierto es que la conclusión es dura: o el nivel de la existencia
se ha desplomado, o la normalidad no era para tanto.</span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Incluso un servidor, que desde estas crónicas siempre ha
luchado por mantenerse en el bando del “vaso medio lleno”, defendiendo el
evento contra los pesimistas profesionales que denunciaban la peor edición
hasta el momento año tras año, y señalando el puñado de títulos que conseguían
justificar todos los sinsabores, ha terminado por tirar la toalla y concluir
que el <b>Sherlock Holmes</b> que volvió tras su supuesta caída de las cataratas de
<b>Reichenbach</b> ya no es el mismo y nos han dado el cambiazo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Empezando por la asistencia y el ambiente, la bajada del
público fue muy notable. Acostumbrado a ver la sala 1 hasta las trancas incluso
en mi zona habitual de las primerísimas filas, me encontré este año rodeado de
asientos vacíos, algo que egoístamente me parece positivo al relajarse la
tensión de encontrar un buen puesto de visionado, pero que, pensando desde el
punto de vista de la salud de la <b>Muestra</b> como acontecimiento, puede inquietar
pues insinúa el inicio de una curva descendente.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: white;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2hacybBXasJZdnf3IBbYglOjYcpLiP0_qv8bH5RKEpFEadmH5UpkKR6baopy7fkke34fbshMVXX88kI_ES06YZtSkErm8tZ7G2V7MLJQahhyDvkfks9KIdrJ5JyJr5Qk1oKbPtdq7JVdz9gCwYb0YzBdatiKkjV-Ap9K1Av-6OCy6OiYFeeeUKsNr/s1575/Poster-TDC-Weekend.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1575" data-original-width="1044" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2hacybBXasJZdnf3IBbYglOjYcpLiP0_qv8bH5RKEpFEadmH5UpkKR6baopy7fkke34fbshMVXX88kI_ES06YZtSkErm8tZ7G2V7MLJQahhyDvkfks9KIdrJ5JyJr5Qk1oKbPtdq7JVdz9gCwYb0YzBdatiKkjV-Ap9K1Av-6OCy6OiYFeeeUKsNr/s320/Poster-TDC-Weekend.jpg" width="212" /></a></span></div><span style="color: white;"><span style="font-family: inherit;"><p class="MsoNormal"><span style="line-height: 107%;"><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span></p>Es cierto que la </span><b style="font-family: inherit;">Muestra</b><span style="font-family: inherit;">, en ese fin de semana, tuvo la
competencia del </span><b style="font-family: inherit;">“Tiempo de Culto Weekend”</b><span style="font-family: inherit;">, dirigido a un público muy similar
(aunque personalmente es un cierto misterio para mí cómo películas como
</span><b style="font-family: inherit;">“Commando”</b><span style="font-family: inherit;">, con Schwarzenegger, inflada por la nostalgia, o </span><b style="font-family: inherit;">“Delta Force”</b><span style="font-family: inherit;">, que siempre encontré de lo
peor de la </span><b style="font-family: inherit;">Cannon</b><span style="font-family: inherit;">, pueden hacerle sombra a un festival de pelis fantásticas
recientes, pero siempre se puede achacar semejante opinión amargada a mi gris
adolescencia en los 80), y también cabe argumentar que una buena parte del
público consiste de jóvenes en edad universitaria para quienes el último fin de
semana de mayo no es el momento más oportuno para dejar los libros y entregarse
al frikismo, pero aun así estaba el factor “expectativa tras dos años sin una
edición completa” y el carácter único en Madrid de la propuesta tras
confirmarse de manera oficiosa que el festival </span><b style="font-family: inherit;">Nocturna</b><span style="font-family: inherit;">, la otra cita ineludible, no
volvería a celebrarse.</span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">El sentimiento de cierta decepción ya se empezó a mascar
en la primera sesión del viernes, cuando la sala 1, por problemas nunca
explicados, fue reemplazada por la 2 y la 3, y los que no somos catalogables en
la taxonomía férrea de la <b>Muestra</b>, porque somos intelectualoides pero también
nos gusta un poco la juerga, fuimos castigados durante el pase de <b>“Settlers”</b>
(de la que ya hablaremos luego) con todo el griterío y las bromas cutres de la
“mandanga”, pero no en un segundo plano lejano, sino EN UN ESPACIO PEQUEÑO. El
cansancio y el aturdimiento producidos por un público que ni se esfuerza en querer sacar
nada de la película, y a quien le importa más que todos le oigan gritar su broma
de gracia justita o nula que en querer enterarse de lo que se supone que le
quieren contar, me marcó un cierto punto de saturación complementado en la
película siguiente por algo que nadie dice nunca: que la proyección en la sala
2, la del público “serio”, es notablemente peor, con resolución mucho más baja.
La ilusión de libre albedrío para el público de esta <b>Muestra</b> se limita a eso, a
una ilusión: en el mundo real, solo existe la sala 1.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Aparte de sentirnos encerrados en la cárcel de los
aspirantes a <b>Peter Pan</b>, nos encontramos con una apreciable bajada del nivel de
la programación. El especial <b>Halloween</b> del 2021, al que asistió aún menos
público, constó solo de 4 películas, pero es que la edición número 18, con su
cuenta habitual de 15 títulos sin contar las matinales infantiles, se redujo a
no muchas más de 4 o 5 verdaderamente reseñables, un número de pelis de relleno
demasiado alto y la ausencia completa de muchas de las líneas maestras
habituales: no hubo animación, no hubo cine asiático, no hubo flipadas de autor
y faltó un título de verdad destacado para la clausura, que debe ser un fin de
fiesta que deja con ganas de más pero este año vio desfilar sus créditos
finales con cierta frialdad.<a name="_GoBack"></a><o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: white;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRbqV7KK1QPocbOFs0oK-QGqRuQbIMo64TyLqTr5h_Le5q2ReoiYInixT81RlyeJuijqms5V0IY5PUjDC0GEVXd5qnj8VJGIyUhxdDWHCCvuNY08Ryy_FBrlQMB9PUMixjfA55uogIV7zzFLWp4zGXdv2CqmglGTV9vF79WcFtHdlbUGHfa7XMvbEx/s600/warriors.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="600" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRbqV7KK1QPocbOFs0oK-QGqRuQbIMo64TyLqTr5h_Le5q2ReoiYInixT81RlyeJuijqms5V0IY5PUjDC0GEVXd5qnj8VJGIyUhxdDWHCCvuNY08Ryy_FBrlQMB9PUMixjfA55uogIV7zzFLWp4zGXdv2CqmglGTV9vF79WcFtHdlbUGHfa7XMvbEx/s320/warriors.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="color: white;"><span style="font-family: inherit;"><p class="MsoNormal"><span style="line-height: 107%;"><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span></p>Por si fuera poco, la noche del sábado al domingo nos
puso en una situación casi distópica: la celebración multitudinaria de la
decimocuarta </span><b style="font-family: inherit;">Liga de Campeones</b><span style="font-family: inherit;"> del </span><b style="font-family: inherit;">Real Madrid</b><span style="font-family: inherit;"> nos dejó prácticamente atrapados
en el centro de la ciudad, debido a las calles cortadas, la ausencia de metro o
autobuses nocturnos y la imposibilidad de conseguir un taxi convencional. La
avaricia de arramplar con todas las cajas posibles de cereales </span><b style="font-family: inherit;">Chocapic</b><span style="font-family: inherit;"> distribuidas
gratuitamente en las butacas tuvo el castigo poético de tener que cargar con
ellas en un paseo nocturno por media ciudad que nos recordó con frecuencia a </span><b style="font-family: inherit;">“The
Warriors”</b><span style="font-family: inherit;"> de </span><b style="font-family: inherit;">Walter Hill</b><span style="font-family: inherit;">. Entre los cuatro días de </span><b style="font-family: inherit;">Muestra</b><span style="font-family: inherit;">, llegué a juntar en
casa 18 cajas de este producto, y el recuento está efectuado después de haber
regalado varias a diversos allegados. Todo un síntoma equiparable al eclipse de
</span><b style="font-family: inherit;">“CODA”</b><span style="font-family: inherit;">, ganadora del </span><b style="font-family: inherit;">Óscar a Mejor Película</b><span style="font-family: inherit;"> de la que pocos ya se acuerdan, por
la bofetada de </span><b style="font-family: inherit;">Will Smith</b><span style="font-family: inherit;"> a </span><b style="font-family: inherit;">Chris Rock</b><span style="font-family: inherit;">: termina permaneciendo lo accesorio en
detrimento de lo principal.</span></span><p></p>Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-2292639515904945372022-04-04T23:47:00.007+02:002022-04-05T09:31:15.230+02:00524: De la página a la pantalla: "El acontecimiento" (Annie Ernaux vs. Audrey Diwan)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background-color: black; color: white; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1362" data-original-width="1000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEPQGJmOrbXBm1-LK4QVlxvMAOMeFNmY_OZsh4InVygZ8qkyIxoD3i1nOrK0yAJcnwnuXT0bNUg5tdmmLvphXbjQDzRYUECTbruMroFEZfJ7lxc9hgkb1qegsKxQ2AapIu9b2jJU99lw7xp7Xt_g9wNhUV36esyT3iJBapDjuhuI1BxUruKsirl8wD/s320/evenement%20poster.jpg" width="235" /></span></div><p><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">La comparación entre las películas y las novelas en que
se basan me suele dejar un gusto amargo, en especial cuando las películas se
empeñan en ser novelas y conciben la puesta en imágenes y sonidos como el
vehículo de transmisión de una historia, de esa entidad inmaterial que es un
cúmulo de incidentes, de palabras, de sensaciones. Incluso si el cúmulo se
transmite de manera exitosa de un medio a otro, el hecho de que se condense
antes para el destinatario entre páginas o entre fotogramas plantea el riesgo
serio de hacer redundante la otra versión, de convertirla en un segundo camino
para llegar al mismo sitio a lo largo de paisajes parecidos.</span></p><p class="MsoNormal"><span style="color: white;"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0e3N5Z6CXArDvN7N0P1Ryb4RHfmedxbMQEO5AGPiANfJ0gsMCYH5HSacxqGn1ySEf90geaumBShE8lQlQ--c4IGs5XCztNn4RuUz06SJMxYL66vvugoDyjfShwMv5KcfssDZWqf2nllNgnHJD6L_xealPZpWk9QK9HP1o4h2foukyaJ-wehcgf4c-/s430/Evenement%20folio%20cover.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="430" data-original-width="263" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0e3N5Z6CXArDvN7N0P1Ryb4RHfmedxbMQEO5AGPiANfJ0gsMCYH5HSacxqGn1ySEf90geaumBShE8lQlQ--c4IGs5XCztNn4RuUz06SJMxYL66vvugoDyjfShwMv5KcfssDZWqf2nllNgnHJD6L_xealPZpWk9QK9HP1o4h2foukyaJ-wehcgf4c-/s320/Evenement%20folio%20cover.jpg" width="196" /></span></a></div><p></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">De ahí lo llamativo de la adaptación que la cineasta
<b>Audrey Diwan</b> ha realizado de la novela autobiográfica de <b>Annie Ernaux</b>, <b>“El
acontecimiento”</b>, puesto que, tratándose el libro de un relato que indaga en la
memoria de la autora, que revisita e interpreta sucesos ya plasmados en un
diario íntimo, la versión fílmica decide prescindir de la típica narración en
<i>“off”</i> que algunos consideran elemento indispensable para dar a una película el
tono de una evocación del pasado, e incluso prescinde, si no me equivoco, de
cualquier frase textual de la novela.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="color: white;"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxfwhXGEFHKKXVQNBkY6cwADyEJlZiVhFb8-srbdpScef_iviU18ET3sAqokNRcSvDpWJ8SM9aikYku0fhRkRNtcuoPm035U4EcJtjARnvNxl5VewKM58y214YQaxmhozb8Yf3RC-_P0b0GAESymQhRGuOjwOMBnnSNoxU4Tl99araHv9zEjeTHwji/s1280/Moroccan%20abortion%20demonstration.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="1280" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxfwhXGEFHKKXVQNBkY6cwADyEJlZiVhFb8-srbdpScef_iviU18ET3sAqokNRcSvDpWJ8SM9aikYku0fhRkRNtcuoPm035U4EcJtjARnvNxl5VewKM58y214YQaxmhozb8Yf3RC-_P0b0GAESymQhRGuOjwOMBnnSNoxU4Tl99araHv9zEjeTHwji/s320/Moroccan%20abortion%20demonstration.jpg" width="320" /></span></a></div><span style="font-family: inherit;"><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; color: white;"><span style="font-family: inherit;">Las razones para esto pueden ser múltiples. Quizá se
apuesta no por hacer un relato histórico de las dificultades que encontraban
las mujeres para abortar cuando se trataba de un acto penado por la ley, sino
de presentarlo como si se tratara de una realidad contemporánea, palpable,
vista sin distancias, tal como debe presentarse a aquellas que viven
situaciones parecidas en lugares del mundo donde los derechos femeninos no
conocen el mismo desarrollo que en ese </span><b style="font-family: inherit;">Occidente</b><span style="font-family: inherit;"> al que algunos ven
gratuitamente como la cuna de todos los males. Sin ir más lejos, el propio país
del que procede la familia de la realizadora, </span><b style="font-family: inherit;">Líbano</b><span style="font-family: inherit;">, donde, si mis fuentes son correctas, solo se
permite el aborto legalmente si la vida de la madre está amenazada.</span></span></p></span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="color: white;"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsFjvZYWB4MEaIbo_DqXE6NDJbIVUuppYSFcp5lrFFPgr2-xlslED_gB9_gcvrSpYHahZykXLLvVuGSiWn3cmNWgBIxG5gKRnn9pnyoZKiT1_t7pItB9f5JKKzZkUs8RnmJjyVcuxEbZ7waUvUo8gB2_eUzAJahQ_pYv6Wc24Stjcf3V4wSTDgRBqB/s585/ecrire%20la%20vie.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="585" data-original-width="400" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsFjvZYWB4MEaIbo_DqXE6NDJbIVUuppYSFcp5lrFFPgr2-xlslED_gB9_gcvrSpYHahZykXLLvVuGSiWn3cmNWgBIxG5gKRnn9pnyoZKiT1_t7pItB9f5JKKzZkUs8RnmJjyVcuxEbZ7waUvUo8gB2_eUzAJahQ_pYv6Wc24Stjcf3V4wSTDgRBqB/s320/ecrire%20la%20vie.jpg" width="219" /></span></a></div><p></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Otras razones posibles tienen que ver con el vínculo
entre los hechos narrados y el acto de escribir tal como lo ve <b>Ernaux</b> o al como
lo ve la propia película, que hace de él un elemento argumental, incluso uno de
los objetivos de la trama. <b>Ernaux</b> dio a la recopilación de varias de sus obras
principales el título conjunto de <b>“Escribir la vida”</b>, difuminando los límites
entre cosa vivida y cosa escrita. O todo es vida o todo es escritura. Los
libros son escritura, las películas pueden aspirar a ser reflejos o
iluminaciones de la vida, de ahí que <b>Diwan</b> y sus colaboradoras hayan pensado
que las frases de la escritora son demasiado íntimas para ser leídas como fondo
de una imagen y hayan optado por el ambicioso desafío de no adaptar la obra
literaria sino recrear los hechos que le dieron origen, reconstruyendo lo no
dicho de tal manera que se advierta al final una relación de identidad con un
texto que en realidad no se le parece.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">(Este divorcio, incluso incompatibilidad entre texto e
imágenes, queda patente en el cierre de la película, en el que, sobre un fondo
de pantalla negra, oímos el garrapateo de un lápiz sobre una hoja de papel,
poniendo en marcha la carrera literaria que desembocaría en <b>“El
acontecimiento”</b>, unos 36 años después. La escritura, pues, comenzaría donde
acaban los hechos tangibles y representables, y sería su propia realidad, no
trasvasable a otros medios. <b>Diwan</b> se las arregla para hacer una adaptación que
en cierto modo es una “anti-adaptación”.)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="color: white;"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7t2uZpsnJDE5va9MSJJpH4vPHY7EYizNjzMyC1VIcE70mwOYxRXmqjId3MKwgz9jnHdX17g2xEd3vLXfql-saQ3ktrTJvIAeAHzgAIxjyWI2ww-_j-31BopyY0KWDTniZMS0TWt6zaKS40PsIoJQjkeRT72Y_udMwH3BXq8JbdVPmUKPYwtb17Aw2/s680/hiv%20test.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="453" data-original-width="680" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7t2uZpsnJDE5va9MSJJpH4vPHY7EYizNjzMyC1VIcE70mwOYxRXmqjId3MKwgz9jnHdX17g2xEd3vLXfql-saQ3ktrTJvIAeAHzgAIxjyWI2ww-_j-31BopyY0KWDTniZMS0TWt6zaKS40PsIoJQjkeRT72Y_udMwH3BXq8JbdVPmUKPYwtb17Aw2/s320/hiv%20test.jpg" width="320" /></span></a></div><span style="font-family: inherit;"><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; color: white;"><span style="font-family: inherit;">Desde el inicio, el libro y la película parten de
presupuestos y objetivos muy diferentes. </span><b style="font-family: inherit;">Ernaux</b><span style="font-family: inherit;"> comienza </span><b style="font-family: inherit;">“El acontecimiento”</b><span style="font-family: inherit;">
hablando de cómo acudió a la consulta de una doctora, en el barrio parisino de
</span><b style="font-family: inherit;">Barbès</b><span style="font-family: inherit;">, para obtener los resultados de una prueba del </span><b style="font-family: inherit;">VIH</b><span style="font-family: inherit;"> que realizó después
de una relación sexual con un antiguo amante venido de </span><b style="font-family: inherit;">Italia</b><span style="font-family: inherit;">. El ambiente de
la sala de espera evoca a la autora de manera natural la relación entre sexo y
muerte y su angustia cuando, en un contexto similar pero unos treinta y pico
años antes, se le comunicó su embarazo. </span><b style="font-family: inherit;">Ernaux</b><span style="font-family: inherit;"> rememora, bucea en el pasado,
busca un sentido, no sabe muy bien qué va a encontrar, y llega a una
conclusión: que toda su odisea de incertidumbre y sufrimientos le ha sucedido
para que ella deje constancia de ello.</span></span></p></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">La película de <b>Diwan</b>, en cierta manera, comienza donde
termina el libro de <b>Ernaux</b>, pues desde el principio se propone dejar un
documento retrospectivo de cómo una mujer joven, en tiempos poco propicios, lo
arriesgó todo para conquistar una serie de libertades, de ahí que, junto a la
historia sórdida y dolorosa, se incluyan una serie de elementos, como por
ejemplo la reivindicación del placer sexual femenino, que no están entre las
prioridades del original literario. En la película, una de las amigas de la
protagonista le demuestra un método para masturbarse, y la propia protagonista,
justo antes de acudir por primera vez al pasaje <b>Cardinet</b> para visitar a la “fabricante
de ángeles” decide acostarse con el atractivo desconocido que sus amigos de
extracción más acomodada despreciaban por su condición de bombero, todo un
gesto de solidaridad con las clases obreras que la joven <b>Ernaux</b>, en la vida
real, no habría suscrito.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="color: white;"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6kI1uDN6kO5Kq17p3_Af2IedqTImTG3dQPt5zRL3dtyFMKrgLnspRbV3kE-lWq6wbqSHfQ9z2vYDEJzR0PxT-r61da0vMIPSMTO6n0A5n6-Q3_kVrIaqbZIDV_J5Eo0SyUTbpZu4nfR5vXTi24g86NPLiPm2kemiKWc-HBB_n3T22eoRtC_Sz9cbX/s475/armoires.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="475" data-original-width="292" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6kI1uDN6kO5Kq17p3_Af2IedqTImTG3dQPt5zRL3dtyFMKrgLnspRbV3kE-lWq6wbqSHfQ9z2vYDEJzR0PxT-r61da0vMIPSMTO6n0A5n6-Q3_kVrIaqbZIDV_J5Eo0SyUTbpZu4nfR5vXTi24g86NPLiPm2kemiKWc-HBB_n3T22eoRtC_Sz9cbX/s320/armoires.jpg" width="197" /></span></a></div><span style="font-family: inherit;"><span style="color: white;"><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black;"><span style="font-family: inherit;">De hecho, las motivaciones aducidas por </span><b style="font-family: inherit;">Ernaux</b><span style="font-family: inherit;"> para
desear un aborto poseen una sinceridad a la que no le importa el qué dirán: tal
como ya describió en su primer libro, </span><b style="font-family: inherit;">“Los armarios vacíos”</b><span style="font-family: inherit;">, para ella los
estudios superiores suponían un modo de escapar a unos ambientes obreros y
trabajadores que la horrorizaban, y la condición de “madre soltera”, al igual
que la de "alcohólico", constituía uno de los emblemas de la pobreza. Con el
embarazo, en cierta manera, lo que crecía en ella no era tanto un hijo como el
fracaso social. El guion de la película intenta “arreglar” esto dotando a la
protagonista de un deseo de expresarse mediante la literatura que no podría
realizarse en caso de que una maternidad y un matrimonio acaparasen todo su
tiempo, de ahí la importancia otorgada a los exámenes finales y a la subtrama
con el profesor, que dan a todo lo ocurrido una finalidad consciente desde el
principio, en contraste con las palabras de </span><b style="font-family: inherit;">Ernaux</b><span style="font-family: inherit;">, para quien esto solo se
convirtió en evidente durante la redacción del libro, en 1999. De hecho,
incluso el personaje de la película niega ante el profesor toda vocación
docente, cuando la </span><b style="font-family: inherit;">Ernaux</b><span style="font-family: inherit;"> del presente habla a menudo de los ejercicios que
tiene para corregir. Si lo pensamos bien, no hay nada terriblemente
contradictorio en estos contrastes, son los mismos elementos vueltos a colocar,
en lo que supone no ya una película que readapta un libro, sino un personaje
que readapta a su creadora.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="background-color: black;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2K7wjrowLMolPg3yl1HR7HZGDz1Yc13eyWlG9SRADmep0jr4vGycC6H4ndxXPNyPLyMDBBCWxGwsz-H_O_YoSkiTPx4HMPb_HMLY7t-hLXHmLSFS2rEpeJ20Nj31uM10G6f96pBFQ5lf8SxXPqWsHjr5yOtgofwEsfzhZUxHkCXEX3OjHi7c3itfa/s818/young%20annie.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="818" data-original-width="768" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2K7wjrowLMolPg3yl1HR7HZGDz1Yc13eyWlG9SRADmep0jr4vGycC6H4ndxXPNyPLyMDBBCWxGwsz-H_O_YoSkiTPx4HMPb_HMLY7t-hLXHmLSFS2rEpeJ20Nj31uM10G6f96pBFQ5lf8SxXPqWsHjr5yOtgofwEsfzhZUxHkCXEX3OjHi7c3itfa/s320/young%20annie.jpg" width="300" /></a></div><span style="font-family: inherit;"><p class="MsoNormal"><span style="font-family: inherit;">(Volviendo a la dimensión social de la película y a las
motivaciones clasistas de la escritora en su juventud, encuentro injusto no
mencionar un episodio que la película no recoge, en el que, durante el
internamiento hospitalario de la protagonista después de abortar, del cual
</span><b style="font-family: inherit;">Diwan</b><span style="font-family: inherit;"> hace una gran elipsis, un enfermero la trata de manera brusca y
sarcástica, para, con posterioridad, expresar pesar por su comportamiento, pero
no porque estuviera mal de cara a una mujer en esa delicada situación, sino
porque se trataba de una distinguida estudiante de letras y no, por ejemplo, de
una dependienta de supermercado o una sirvienta. El correctivo a los sueños de
movilidad social mediante la cultura, cuando desnudos bajo una sábana de
hospital todos pertenecemos a la misma clase, fue severo).</span></p></span><p></p></span></span><p class="MsoNormal"><span style="color: white;"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKLIMiOti8PU5ohTtiwGZXNwc4uce5uPCtve37wgCKMvtahF7X_oGGJSWkQcEU0lwKw0F4MRvopiDPBdlQ-3vs3cMh0wEHG8oG8GW3dECkOJ1KgJQ9v-UN9v_0bIOTR8yh8SDBwo6MEcBVUlFFJBm3MCzg9plyyMONaaN30Vwf0WbxbhZPSA8FALY1/s1600/evenement%20fond%20flou.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1600" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKLIMiOti8PU5ohTtiwGZXNwc4uce5uPCtve37wgCKMvtahF7X_oGGJSWkQcEU0lwKw0F4MRvopiDPBdlQ-3vs3cMh0wEHG8oG8GW3dECkOJ1KgJQ9v-UN9v_0bIOTR8yh8SDBwo6MEcBVUlFFJBm3MCzg9plyyMONaaN30Vwf0WbxbhZPSA8FALY1/s320/evenement%20fond%20flou.jpg" width="320" /></span></a></div><span style="font-family: inherit;"><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; color: white;"><span style="font-family: inherit;">Es efectivo, si no muy innovador, cómo se trata de
trasladar el enfoque radicalmente personal del libro a términos visuales,
colocando la cámara a una distancia muy corta de la actriz principal y
recurriendo a la </span><i style="font-family: inherit;">“steadicam”</i><span style="font-family: inherit;">, lo cual da un resultado muy diferente al que
podía obtener, por ejemplo, el cámara </span><b style="font-family: inherit;">Raoul Coutard</b><span style="font-family: inherit;"> en las películas, coetáneas
a los hechos, de la </span><i style="font-family: inherit;">“nouvelle vague”</i><span style="font-family: inherit;">, a la cual, en aras de esa
contemporaneización a la que aludí antes, no se hace ni un solo guiño cinéfilo
o estético. En ocasiones, pero sin que se abuse de ello, se recurre a la cámara
en mano, que parece ser el comodín de mucho cine y televisión de ahora para
transmitir inestabilidad o incertidumbre.</span></span></p></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">También se utiliza mucho el cambio de foco para aislar a
la protagonista del resto de elementos del cuadro. Pienso por ejemplo en la
escena del aborto, en la que <b>Diwan</b> no quiere dejar de mirar, en consonancia con
el deseo de <i>“ir hasta el final en el relato de la experiencia y no oscurecer la
realidad de las mujeres”</i>, como escribe <b>Ernaux</b>, a pesar de que la escritora, en la
misma escena del libro, hace una especie de “montaje paralelo” con las imágenes
de otras chicas estudiando, su madre planchando ropa, o el padre del niño
caminando por <b>Burdeos</b>. Encuentro muy sugestivo que determinadas ideas del libro
inspiren una puesta en imágenes muy distinta, cuando no opuesta, a la que el
propio texto original sugiere.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="color: white;"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVnIh3Eg6Z_wWhVhIjw7tfBgEiFBVCd17iG4qSipF3BewJrFxScwrUJrX80VThWeLI_R-fAxYZMxbtv6fClty53mlk37Z71crRZWZObP_xy_PsrNg2Q5i5f5GH6lPCI8rCWzMYxZxY_inHVYJvXxM_ghqmuMMLmDgkGjc4sJKreqJmtdftlLxrlvIx/s1600/The%20Tribe-abortion%20scene.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="670" data-original-width="1600" height="134" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVnIh3Eg6Z_wWhVhIjw7tfBgEiFBVCd17iG4qSipF3BewJrFxScwrUJrX80VThWeLI_R-fAxYZMxbtv6fClty53mlk37Z71crRZWZObP_xy_PsrNg2Q5i5f5GH6lPCI8rCWzMYxZxY_inHVYJvXxM_ghqmuMMLmDgkGjc4sJKreqJmtdftlLxrlvIx/s320/The%20Tribe-abortion%20scene.jpg" width="320" /></span></a></div><span style="font-family: inherit;"><span style="color: white;"><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; font-family: inherit;">Bien es verdad que en esa dura escena se desenfoca casi
todo lo que no es el rostro. Esto se corresponde de manera exacta con el libro
(salvando que <b>Ernaux</b> da a entender que emitió más gritos de dolor durante el
suceso), donde ni siquiera encontramos una descripción precisa del
procedimiento para abortar. En ese sentido, estamos en el polo opuesto de
películas como <b>“Nymphomaniac”</b> de <b>Lars von Trier</b> (la versión íntegra, pues no
recuerdo ninguna escena de aborto en la versión para cines) o <b>“The tribe”</b> de
<b>Miroslav Slaboshpitsky</b>, donde se explota todo el potencial del aborto como una
agresión al cuerpo y los paralelismos con una violación se buscan a propósito
(dejo fuera otra de las referencias, <b>“Cuatro meses, tres semanas y dos días”</b> de
<b>Cristian Mungiu</b>, al no haberla visto). Si esta diferencia en enfoque se debe a
sensacionalismo dramático, a opiniones contrarias a la interrupción del
embarazo o al hecho de que los directores son hombres y quizá están menos
sensibilizados sobre qué y cómo mostrar de la intimidad de un personaje
femenino, se lo dejo al criterio de quienes me lean.</span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirOehyiujp70gBJt__kwU1X_37jiynOcmk30OlKVVMZ0KDGWnKXavz7t7Trmu2-mY4HfywmXvXw2jiQm8KzKxictwa7aegFZDE-uTLJMKmAuzO8J1Q1eG7vtcu4edAMooKO2vlxBuja0-BklEkkCmedWyDdQUnfRxoKg_xRhvwUF9jlFsBPFcCD1tk/s2560/cider%20house%20rules.jpg" style="background-color: black; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2560" data-original-width="1713" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirOehyiujp70gBJt__kwU1X_37jiynOcmk30OlKVVMZ0KDGWnKXavz7t7Trmu2-mY4HfywmXvXw2jiQm8KzKxictwa7aegFZDE-uTLJMKmAuzO8J1Q1eG7vtcu4edAMooKO2vlxBuja0-BklEkkCmedWyDdQUnfRxoKg_xRhvwUF9jlFsBPFcCD1tk/s320/cider%20house%20rules.jpg" width="214" /></a></div><span style="font-family: inherit;"><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; font-family: inherit;">(A propósito de esto, no puedo evitar mencionar el
momento en el que <b>Ernaux</b>, un tanto molesta, menciona la fascinación que solían
despertar en los hombres los relatos que les hacía de su aborto, y pone como
ejemplo de ella la novela de <b>John Irving</b> <b>“Príncipes de Maine, reyes de Nueva
Inglaterra”</b>, en la que al parecer, bajo la máscara del personaje del doctor
<b>Larch</b>, abortista clandestino y gerente de un orfanato para niños no deseados,
<b>Irving</b> sería presa de <i>“un sueño de matriz y de sangre donde se arroga y
reglamenta el poder de vida y muerte de las mujeres”</i>. La justificación que en
principio le puedo encontrar a esta cita es que a <b>Ernaux</b> le molesta que un escritor
hombre alcance fama y reconocimiento tratando un asunto que les pertenecería a
las mujeres, pues de hecho, en otra parte del libro, ataca de modo bastante
radical a los médicos de la época, afirmando que <i>“habrían preferido morir antes
que infringir una ley que dejaba morir a mujeres”</i>, actitud que, en la ficción,
<b>Wilbur Larch</b> estaba lejos de compartir. Aunque esto no deja de ser un aparte, sí
creo que es digno de considerar a la hora de marcar las diferencias en la
manera de representar “el acontecimiento” según sea un hombre o una mujer quien
lo rueda, y de paso me sirve para observar que el contenido reivindicativo y
radical es más explícito en <b>Ernaux</b>, que llega a decir que no relatar detalles
como el intento de auto-aborto con las agujas de hacer punto sería <i>“colocarse
del lado de la dominación masculina del mundo”</i>, aunque la curiosidad morbosa
que esos mismos detalles podrían despertar en los hombres, porque supongo que
la empatía hombre-mujer es algo en lo que <b>Ernaux</b> no cree, ya escapa al control
de la escritora).</span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="background-color: black; clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJDGz4_-v988fZ8L0bKIjVW50ZOjB7Fu-lokb3Yj5a5wkunTVoEAAAh4DPBssE199OgtwrXtN8lXTr-mIRWUDkiAL9g5HjCzS-2eyou3KTMYIquMfT3xyfO10q4YjHCzboFXszFtFqBnHh2-qzbhPlp5mpdXstJaXrFoQq0svO3P8TbO7wGDyA9Huk/s250/mein-kampf-japanese-b3.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="250" data-original-width="250" height="250" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJDGz4_-v988fZ8L0bKIjVW50ZOjB7Fu-lokb3Yj5a5wkunTVoEAAAh4DPBssE199OgtwrXtN8lXTr-mIRWUDkiAL9g5HjCzS-2eyou3KTMYIquMfT3xyfO10q4YjHCzboFXszFtFqBnHh2-qzbhPlp5mpdXstJaXrFoQq0svO3P8TbO7wGDyA9Huk/s1600/mein-kampf-japanese-b3.jpg" width="250" /></a></div><span style="font-family: inherit;"><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; font-family: inherit;">Otro rasgo muy característico de <b>Ernaux</b> desaparece en la
película de <b>Diwan</b>, a saber la cantidad de referencias culturales, a películas o
música, que anclan la historia en un momento histórico concreto o establecen un
tipo de gustos musicales o fílmicos típicos del ambiente cultural en el que la
protagonista deseaba moverse. En el primer caso, el libro nos habla de la
asistencia a pases de <b>“Charada”</b> de <b>Stanley Donen</b> y <b>“La estafadora”</b> de <b>Marcel
Ophüls</b>, con lo que podemos inferir que la acción sucede en 1963, e incluso hay
una referencia fílmica aún más interesante, el hecho de que va a ver una
película titulada <b>“Mein Kampf”</b>, que con toda probabilidad es un documental de 1960
dirigido por <b>Erwin Leiser</b>, y que sirve, llamativamente, de consuelo a la
protagonista antes de su aborto en el pasaje <b>Cardinet</b> pues cualquier
sufrimiento que ella pudiera arrostrar allí no podía compararse con nada
sucedido en los campos de exterminio nazis. Nada de esto aparece en la
adaptación al cine.</span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkHcMj5hYgOLMKC7iAtwP4MxUn1i6tCbWvV1Z7z6h68PM6HovSaC82yAPOcGBWdw6Nm6kt5LSLARH6kzC8QYO3dZQVSbXXF76qXKdR0EMNo7CFeUgJcXcsKatTXdwjjf4RwWu5_V7QL5nXK7ChyBL9gafnLIQ59FCX20wYzAgdk_3a2g-QE1A_YYW9/s800/My_Little_Princess-241872312-large.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="600" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkHcMj5hYgOLMKC7iAtwP4MxUn1i6tCbWvV1Z7z6h68PM6HovSaC82yAPOcGBWdw6Nm6kt5LSLARH6kzC8QYO3dZQVSbXXF76qXKdR0EMNo7CFeUgJcXcsKatTXdwjjf4RwWu5_V7QL5nXK7ChyBL9gafnLIQ59FCX20wYzAgdk_3a2g-QE1A_YYW9/s320/My_Little_Princess-241872312-large.jpg" width="240" /></a></div><span style="font-family: inherit;"><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black;"><span style="font-family: inherit;">En cuanto a la música, </span><b style="font-family: inherit;">Ernaux</b><span style="font-family: inherit;"> menciona los </span><b style="font-family: inherit;">“Conciertos
de Brandemburgo”</b><span style="font-family: inherit;"> </span><span style="font-family: inherit;">y </span><b style="font-family: inherit;">“La pasión según san
Juan”</b><span style="font-family: inherit;"> de </span><b style="font-family: inherit;">Johann Sebastian Bach</b><span style="font-family: inherit;">, la última de las cuales, afirma, le sonaba como
</span><i style="font-family: inherit;">“sus tribulaciones desde octubre a enero contadas en una lengua desconocida”</i><span style="font-family: inherit;">.
La película, como tantas veces en el cine de ahora, opta por un comentario
musical minimalista, una puntuación ocasional con notas aisladas de piano que
van desarrollándose hasta crear un tejido de melodías simples en ritmos
complejos entrelazados, donde los hermanos </span><b style="font-family: inherit;">Evgueni</b><span style="font-family: inherit;"> y </span><b style="font-family: inherit;">Sacha Galperine</b><span style="font-family: inherit;"> siguen un
poco la estela de </span><b style="font-family: inherit;">Steve Reich</b><span style="font-family: inherit;"> o del pianista suizo </span><b style="font-family: inherit;">Nik Bärtsch</b><span style="font-family: inherit;">. Sustituir
dramatismo barroco por sonidos contemporáneos “fríos” es coherente con el acercamiento
sobrio y poco sentimental de </span><b style="font-family: inherit;">Diwan</b><span style="font-family: inherit;">, que se nota también en la gama cromática y
en el protagonismo de </span><b style="font-family: inherit;">Anamaria Vartolomei</b><span style="font-family: inherit;">, quien pese a su juventud no es
extraña en su filmografía a temáticas fuertes relacionadas con la condición
femenina (con apenas 11 años interpretó </span><b style="font-family: inherit;">“My little princess”</b><span style="font-family: inherit;">, película autobiográfica
de </span><b style="font-family: inherit;">Eva Ionesco</b><span style="font-family: inherit;"> en la que esta contaba cómo su propia madre la retrató en fotos
eróticas que sexualizaban su infancia) y cuya fisonomía de pelo oscuro y
semblante enigmático se prefirió a cualquier opción parecida físicamente a
</span><b style="font-family: inherit;">Ernaux</b><span style="font-family: inherit;">, que en aquellos años era una princesita rubia con cara de “niña buena”.</span></span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjASW-WVuga1jzCMlUYh02shl6LL-7LC-HuMXAxUcqeg_3_CZmewJiBMBTJbAbDWvIaSrzZWTgYAMsEBbdkH1ukC_RP0uAyWlBGMeIQWFhDFxcsRGfV7OAB_Tvh6xdkfHPDoItPotbXyKawF1dXCb9Ar6WZijkfocZ6BfWs1REpt9O38BOLsjjvI71k/s500/Soeur%20sourire.jpg" style="background-color: black; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjASW-WVuga1jzCMlUYh02shl6LL-7LC-HuMXAxUcqeg_3_CZmewJiBMBTJbAbDWvIaSrzZWTgYAMsEBbdkH1ukC_RP0uAyWlBGMeIQWFhDFxcsRGfV7OAB_Tvh6xdkfHPDoItPotbXyKawF1dXCb9Ar6WZijkfocZ6BfWs1REpt9O38BOLsjjvI71k/s320/Soeur%20sourire.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-family: inherit;"><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black;"><span style="font-family: inherit;">La ausencia más llamativa para mí en la banda sonora,
pues estoy seguro de que cualquier cineasta francés la habría incluido, es la
canción </span><b style="font-family: inherit;">“Dominique”</b><span style="font-family: inherit;"> de </span><b style="font-family: inherit;">Soeur Sourire</b><span style="font-family: inherit;">, religiosa belga de la orden dominica que
cantaba acompañada por su guitarra y que era tan popular en aquellos años que
</span><b style="font-family: inherit;">Ernaux</b><span style="font-family: inherit;">, en mitad de su odisea, no se podía quitar el estribillo de la cabeza.
La ironía de que </span><b style="font-family: inherit;">“Dominique”</b><span style="font-family: inherit;"> en su estribillo, por ritmo, incluía las palabras
</span><i style="font-family: inherit;">“nique nique”</i><span style="font-family: inherit;">, cuando el verbo </span><i style="font-family: inherit;">“niquer”</i><span style="font-family: inherit;"> es un sinónimo argótico de “follar”,
algo muy lejos de las intenciones iniciales de una monja cantante, viene
amplificada por la revelación posterior de que </span><b style="font-family: inherit;">Soeur Sourire</b><span style="font-family: inherit;"> era lesbiana,
terminó expulsada de su orden y, tras años de alcoholismo, depresión y fuertes
deudas económicas, terminó suicidándose en compañía de la mujer con quien
convivía. En el libro, la historia de </span><b style="font-family: inherit;">Soeur Sourire</b><span style="font-family: inherit;"> sirve de manera muy efectiva
a </span><b style="font-family: inherit;">Ernaux</b><span style="font-family: inherit;"> para hacer un canto a su identificación personal con una cadena
invisible de otras mujeres que han compartido sus objetivos y experiencias, es
decir, todo lo que se viene llamando la “sororidad”. De cara a la película,
entiendo que es difícil integrar esto en un discurso simple y compacto y sobre
todo sin explicaciones en </span><i style="font-family: inherit;">“off”</i><span style="font-family: inherit;">, y que, al igual que otro tipo de referencias
pictográficas y cinéfilas, habría supuesto una distracción del tema principal,
aunque en un principio no me resulte imposible imaginar un discurso hecho de
digresiones visuales y estética llamativa, un poco al estilo </span><b style="font-family: inherit;">Jean-Pierre
Jeunet</b><span style="font-family: inherit;">, pero centrado en unas tesis </span><span style="font-family: inherit;"><span><a name="_GoBack" style="font-family: inherit;"></a></span></span><span style="font-family: inherit;">reivindicativas. Si
</span><b style="font-family: inherit;">“El acontecimiento”</b><span style="font-family: inherit;"> la hubiese dirigido por ejemplo </span><b style="font-family: inherit;">Marjane Satrapi</b><span style="font-family: inherit;">, procedente
del mundo de la historieta, dad por hecho que ahí habría estado </span><b style="font-family: inherit;">Soeur Sourire</b><span style="font-family: inherit;">.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="background-color: black;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/Un_P5dyRfrY" width="320" youtube-src-id="Un_P5dyRfrY"></iframe></div><p></p></span><p></p></span><p></p></span></span></span></span><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">(Me entero por los comentarios del video adjunto de que
<b>“Dominique”</b> fue utilizada en una de las temporadas de la serie <b>“American Horror
Story”</b>, ambientada en un hospital psiquiátrico, abundando un poco en la
identificación monjas-catolicismo-terror que ya es un pequeño lugar común en la
cultura popular. Por lo cual se me añade un nuevo motivo para excluirla de la
adaptación de un libro donde figura como elemento argumental: no sería para
evitar que la canción aliviara el “mal rollo” de la película, sino para que la
canción en sí misma no aportara demasiado mal rollo por asociación, aunque esto
sería dar por supuesto que la mayoría de los espectadores ha visto <b>“American
Horror Story”</b>, lo cual, dada la atomización progresiva del público de un
producto audiovisual, quizá sea demasiado aventurado)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="line-height: 107%;"><span style="color: white;"></span></span></p><div class="separator" style="background-color: black; clear: both; text-align: center;"><span style="color: white;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipM_QHKibL8kl7xquEODP0gHmk5oGSmdscKfHzm6N-ap_gdoaxN-hxKXP8sOFfm62OAvJQKStyxc7f4tqMZwhoMirBTFR1d0XcmvcKEHLwxREOw108mUOnv4pq44xqvT0C6ktTHZVIwwlss1fp6DXrEpeXyMvBTWW2iDeil5VWihW52jxEGrs_Ei3o/s3072/mont%20dore.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3072" data-original-width="2304" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipM_QHKibL8kl7xquEODP0gHmk5oGSmdscKfHzm6N-ap_gdoaxN-hxKXP8sOFfm62OAvJQKStyxc7f4tqMZwhoMirBTFR1d0XcmvcKEHLwxREOw108mUOnv4pq44xqvT0C6ktTHZVIwwlss1fp6DXrEpeXyMvBTWW2iDeil5VWihW52jxEGrs_Ei3o/s320/mont%20dore.jpg" width="240" /></a></span></div><span style="color: white;"><span style="font-family: inherit;"><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; font-family: inherit;">Otras decisiones a la hora de hacer cambios tienen más
que ver con la logística de una producción. <b>Ernaux</b> cuenta que su última reunión
con el padre del niño tuvo lugar durante unas breves vacaciones de esquí en el
<b>Mont Dore</b>, del <b>Macizo Central</b>, y que intentó abortar espontáneamente a base de
practicar el deporte de invierno al límite de sus fuerzas. En la película, a
donde acuden es a una localidad costera, y la protagonista nada todo lo lejos
que puede desde la playa, añadiendo una capa más de dramatismo que supera lo
que es el desprendimiento de un feto para adentrarse en el intento de suicidio,
y, a la par de más asequible de poner en escena, también es más impactante
visualmente, con la actriz en primer término, rodeada por todos lados de agua,
y la costa con los demás personajes muy al fondo. Tan rodeada de agua como el
proyecto humano que flota en su útero.</span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQnyQOF12rWoZ6K6w7mKYZK-QBz_Oose3uAKbTh1pT1KgoO2N3xxlidJagKcY6LXHTvdzgyL_gs211-QS0bSqZM9_m0rQMwmxNEa4NVSep9UAbARcXe6qYz-yJaecTRpfsBANdNPLxJl43VynRBsTR-sffkBiDLNCqlvqlD0CFdni_aNegDW6PeSC3/s290/anamaria%20in%20the%20water.jpg" style="background-color: black; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="174" data-original-width="290" height="174" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQnyQOF12rWoZ6K6w7mKYZK-QBz_Oose3uAKbTh1pT1KgoO2N3xxlidJagKcY6LXHTvdzgyL_gs211-QS0bSqZM9_m0rQMwmxNEa4NVSep9UAbARcXe6qYz-yJaecTRpfsBANdNPLxJl43VynRBsTR-sffkBiDLNCqlvqlD0CFdni_aNegDW6PeSC3/s1600/anamaria%20in%20the%20water.jpg" width="290" /></a></div><span style="font-family: inherit;"><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; font-family: inherit;">Quizá me defraude un poco que el personaje que <b>Ernaux</b>
llama “señora P.-R.”, a saber, la abortista clandestina, se aparte tanto en
pantalla de la descripción que nos da el libro: <i>“Corta y rellena, con gafas, un
moño gris y vestimenta oscura”</i>. En la película, se trata de una mujer más
joven, en la cuarentena o cincuentena, de pelo corto, y una voz grave y ronca,
es decir, una persona más convencionalmente amenazadora que el personaje del
libro, que incluso hace chistes con lo que va a hacer y muestra unos temblores
de nerviosismo y una incesante verborrea para cubrirlos que la humanizan. Se da
a entender también que se trata de una enfermera o asistente sanitaria que se
trae de la clínica sus utensilios médicos y que tal vez, aparte de las
ganancias monetarias, esté motivada por ser útil a las mujeres. La señora de la
película es más seca y da más miedo, como si se tratara de una funcionaria
impersonal al servicio de un orden opresor.</span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8qG4ucdbRdby2eHG4_9Dp9arhWleF0T8X7Jq9g_9qYoh3jZkWb_cVTkr8HwURORR7WnQzaPnwz33ZOrnabSbx0s_7kLAoOFIZBWcsaYm4C0-knfj9Wd-3pxcL4AU7_w7SCVtTCTF8H1s-eGzhVb8lbTWkYXLFa5e8nAx7Dx8Ot0VLaQVnbVKCLPM5/s640/afghan%20girl%20students.jpeg" style="background-color: black; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="427" data-original-width="640" height="214" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8qG4ucdbRdby2eHG4_9Dp9arhWleF0T8X7Jq9g_9qYoh3jZkWb_cVTkr8HwURORR7WnQzaPnwz33ZOrnabSbx0s_7kLAoOFIZBWcsaYm4C0-knfj9Wd-3pxcL4AU7_w7SCVtTCTF8H1s-eGzhVb8lbTWkYXLFa5e8nAx7Dx8Ot0VLaQVnbVKCLPM5/s320/afghan%20girl%20students.jpeg" width="320" /></a></div><span style="font-family: inherit;"><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; font-family: inherit;">El libro termina, no tras el aborto, ni tras ese examen
que para la película es la consecución feliz de un objetivo (y que hace pensar
en las dificultades de las mujeres para acceder a la formación académica en un
mundo árabe que <b>Diwan</b> a buen seguro tiene siempre presente), sino con el cierre
del círculo, cuando <b>Ernaux</b>, tras ser informada de su resultado negativo en <b>VIH</b>,
vuelve al pasaje <b>Cardinet</b> para reencontrarse con los escenarios de la
experiencia que acaba de revivir literariamente. Entre los cambios, encuentra
nada menos que el local de una asociación de supervivientes de los campos nazis
(que quizá ya estaba en el 63 pero nunca lo advirtió) y la iglesia donde
definitivamente perdió la fe (otra escena que la película no recoge). La visita
es extraña y distante, centrada en detalles sórdidos como los servicios de la
cafetería, de estilo “turco”, es decir, requiriendo que uno abra las piernas y
se acuclille por encima de un agujero, lo cual nos recuerda que ella finalmente
expulsó el feto en un servicio de la residencia de estudiantes, y termina con
la frase inquietante de que probablemente ella acudió de nuevo al pasaje
<b>Cardinet</b> <i>“creyendo que le iba a ocurrir algo”</i>.</span></p><p class="MsoNormal" style="background-color: black;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtLfpJJLdY1IbiD4DmvqtqDyKegpcK-8ROBxV4Z9TSmAZGWTQt9qUlkLyHGYzBVkGGuKN0dWhv0KEFMLo8_HoskIJ4hEXY5j-km8sH078RskfGjsI1rPnfxIZhhzUlyczbrqq-ctn_y3CfgWhEoR2oTxuMRydZzNcQ-XX9YKM2AXY48afG6b4Q2b6b/s600/sun%20&%20rays.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="414" data-original-width="600" height="221" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtLfpJJLdY1IbiD4DmvqtqDyKegpcK-8ROBxV4Z9TSmAZGWTQt9qUlkLyHGYzBVkGGuKN0dWhv0KEFMLo8_HoskIJ4hEXY5j-km8sH078RskfGjsI1rPnfxIZhhzUlyczbrqq-ctn_y3CfgWhEoR2oTxuMRydZzNcQ-XX9YKM2AXY48afG6b4Q2b6b/s320/sun%20&%20rays.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-family: inherit;"><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; font-family: inherit;">Si la película hace intemporales luchas del pasado,
queriendo darles una dimensión contemporánea en alusión a luchas que las
mujeres aún tendrían pendientes, el libro va más allá, insinuando o casi
advirtiendo de que a las mujeres aún les pueden “pasar cosas”, incluso en
tiempos teóricamente más avanzados e ilustrados. Los escenarios siguen estando
allí, las amenazas son reales. Puesto a elegir, prefiero la luminosidad del
final de la película, con ese examen aprobado, ese porvenir con cielos
despejados por delante, a la conclusión sombría del libro, que ve nubes de
tormenta agazapadas tras el azul y que pone a la lucidez el precio elevado de
vivir en el miedo.</span></p></span></span></span></span></span>Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-51096125693815630612021-12-12T14:17:00.002+01:002021-12-12T14:19:58.393+01:00523: Muestra Syfy Especial Halloween (2021)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEj0bbPCPf1hok3bUg8_3bX3DYfAmTNDEturtWjJSLdygz063w6B4qsssIVvFCUfhjLpOVeRu29ARYeCO9bOHYy-ws7wllK1_RB2patIjtxERRXJJt3XNnPvlK0vpB3XqsPFXG-QCSBr6apjDy8GM2gTyjVy7nQOJ6t3-i69mWjJTMCMDKVxOS1J_BwX=s270" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;"><img border="0" data-original-height="270" data-original-width="187" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEj0bbPCPf1hok3bUg8_3bX3DYfAmTNDEturtWjJSLdygz063w6B4qsssIVvFCUfhjLpOVeRu29ARYeCO9bOHYy-ws7wllK1_RB2patIjtxERRXJJt3XNnPvlK0vpB3XqsPFXG-QCSBr6apjDy8GM2gTyjVy7nQOJ6t3-i69mWjJTMCMDKVxOS1J_BwX=w277-h400" width="277" /></span></a></div><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 115%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">De todos los eventos culturales que sigo, parece que la
<b>Muestra SyFy</b> tiene una extraña resistencia a morir. Desde los tiempos oscuros
de finales de los <i>“noughties”</i>, en los que fuentes internas al estilo <b>“Garganta
Profunda”</b> hablan de ediciones que estuvieron a punto de no celebrarse, existe
un arraigo profundo que ha sido favorecido ahora por los caprichos del
calendario: hubo edición del 2020 porque se celebró justo antes del
confinamiento, pero el suspense sobre si habría <b>Muestra</b> en 2021 duró casi hasta
el final.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 115%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Yo estaba convencido de que la <b>Muestra</b> del 2021 tendría
lugar sin que yo me enterara: los rumores según los cuales esto sucedería a
partir de septiembre eran contumaces, pero mis comprobaciones ocasionales en la
red no arrojaban fruto, y mi falta de asiduidad en ellas me insinuaba que tal
vez el evento se produciría fuera de mi radar. Por fortuna, las marquesinas del
transporte en la plaza de <b>Antón Martín </b>me pusieron sobre aviso de que habría un
<b>“Especial Halloween”</b> de la <b>Muestra </b>a apenas una semana de distancia.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 115%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Esto fue para mí una buena noticia, pero un poco a
medias. El 31 de octubre iba a ser una de las jornadas más interesantes de la
programación del cine <b>Doré</b>, incluyendo rarezas como el <b>“Pulgarcito”</b> de <b>Marina
de Van</b>, con <b>Denis Lavant</b> en el rol del ogro, la infrecuente <i>“tv movie”</i> de <b>Alex
de la Iglesia</b>, <b>“La habitación del niño”</b> (curiosamente programada en la <b>III
Muestra SyFy,</b> allá por 2006, cuando yo aún no era un habitual del evento) y la
primera versión de <b>“La Llorona”</b>, realizada en 1932 por <b>Ramón Peón</b>. Todas ellas
películas que podrían no verse nunca más en pantalla grande, mientras que, de
los títulos de la <b>“Muestra Halloween”</b>, al menos uno iba a ser estrenado en
salas por todo lo alto unas pocas semanas después, otro quizá se vea en cines
también, y los otros dos serán clásicos del subgénero “películas que nos
hartamos de ver disponibles cuando miramos qué ver en las plataformas, pero que
en ese preciso instante nunca nos apetece ver y que cuando nos apetezca ya no
estarán”. Al final, claro está, la lealtad se impone al sentido común y eliges
la peor opción porque se inscribe en un acontecimiento al que no puedes faltar.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 115%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Aunque no muchos pensaron lo mismo, pues luego en el
<b>Palacio de la Prensa </b>no se vio a muchos de los habituales, no sabemos si por
miedo al virus (como <b>Selecta Visión</b> en el <b>Japan Weekend</b> madrileño de septiembre
2021, desplante que tuvo cero eco mediático incluso en el mundillo del manga y
el anime) o porque la propuesta no era lo suficientemente atractiva para los
afortunados que sí pueden estar en todos los festivales y tenían demasiado
recientes sus visionados allí.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 115%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Sea como fuere, sí hubo como mínimo una circunstancia
que hizo que esta versión reducida de la <b>Muestra</b> mereciera la pena y que supuso
uno de los muy contados beneficios que nos ha aportado hasta la fecha la
pandemia de <b>Covid-19</b>. Y además se trató de algo que llevábamos pidiendo algunos
desde hace muchos años pero chocaba con un impenetrable muro de silencio: el
hecho de que las entradas fuesen numeradas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 115%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Supongo que hay quienes disfrutan con la presión y el
estrés, pero lo cierto es que tener que salir catapultado de tu butaca al final
de cada sesión para salir corriendo hacia el exterior del cine, donde, en
violación flagrante de las leyes de la física, ya había una cola suficiente
para llenar una sala a pesar de que los ocupantes de la sala llena estaban aún
dentro y de que prácticamente todos ellos iban a repetir en la sesión
siguiente; tener que buscar desesperadamente rostros conocidos para arañar
metros que te acercaran un poquito a la posibilidad de volver a sentarte en tu
asiento preferido, y engolfarte en un comportamiento tramposo y mafioso en el
que las camarillas de colegas (que luego no se van a ver en todo el resto del
año, pero son muy eficaces en esos fines de semana concretos) pisotean toda la
integridad ética del hecho de guardar cola, no son circunstancias que eches de
menos en el momento en que ya no se producen. El mero espectáculo de ver al
público quedarse hasta el final de las proyecciones y viendo todo el rollo de
créditos es para dejar patidifuso (amén de que el tipo de películas que se
proyectan en la <b>Muestra</b> es muy dado a escenas post-créditos, huevos de pascua y
todas esas chorraditas, que nos hemos perdido durante 17 años por salir
corriendo para colarnos como bellacos). Por mí, que mantengan este <i>“protocolo
Covid”</i> para siempre (no como el interesado <i>“protocolo Covid” </i>de las <b>Noches del
Botánico</b>, que directamente prohibía comprar entradas sueltas: supongo que el
virus de la soledad debe de ser mil veces más contagioso que el “corona”)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg29yJkynuPpRUUvcMMarHW3DfNfo_7BWdgG-65LCMSDszx85AkOqit1sK60dInglt01nmpf39kExHHcIwgk6Um3C04nQGUB5nXt2nbqs1YJ8T-fJIlKCyedehIzPmlgognfJPY2ZUhdT1mzDERtVRdkJlyFjc--gxy9uTucP0MHYX_QIIH86wQAoWm=s267" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;"><img border="0" data-original-height="267" data-original-width="189" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg29yJkynuPpRUUvcMMarHW3DfNfo_7BWdgG-65LCMSDszx85AkOqit1sK60dInglt01nmpf39kExHHcIwgk6Um3C04nQGUB5nXt2nbqs1YJ8T-fJIlKCyedehIzPmlgognfJPY2ZUhdT1mzDERtVRdkJlyFjc--gxy9uTucP0MHYX_QIIH86wQAoWm=w283-h400" width="283" /></span></a></div><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;"><span><p class="MsoNormal"><span><br /></span></p>Las películas en sí tuvieron sus momentos, y algún que
otro hito. </span><b>“Beyond the infinite two minutes”</b><span> es una de esas frikadas niponas
cuyo ínfimo presupuesto es compensado con una premisa compleja y desarrollada
hasta límites obsesivos y en la que la conquista del público se desarrolla en
el doble frente de la comedia extrovertida y autoparódica y el sentido de la
maravilla de seguir con sorpresa estupefacta y divertida las ramificaciones
ultra-barrocas de una idea que en principio parecía sencilla. Lo cual quiere
decir que la peli, que cae muy simpática, no tiene futuro fuera de un festival
de estas características, como tampoco lo tenía, y me duele decirlo, </span><b>“One cut
of the dead”</b><span>. Es bien sabido que una película de viajes y paradojas temporales
nunca va a tener una buena crítica por parte de la crítica convencional, pues
ya sabemos que decir “nunca he entendido las historias de viajes en el tiempo”
en realidad se traduce por “si no lo he entendido yo, esto carece de valor” (me
remito a la incomprensión universal de la prensa no friki, que entonces era
toda la prensa, ante </span><b>“Regreso al futuro 2”</b><span>), pero, siendo abogados del diablo,
no siempre se tiene la cabeza dispuesta para resolver ecuaciones en tiempo
real, lo que supone un pequeño obstáculo para apreciar la gracia de la
película, a saber, que las situaciones surrealistas producidas por colocar
frente a frente dos monitores de imagen, uno de los cuales muestra la imagen de
dentro de dos minutos, creando una galería de reflejos infinitos que van
enseñando poco a poco, y progresivamente, el futuro, en el fondo siguen una
lógica implacable (en los </span><i>“making of”</i><span> de los créditos vemos unos complejísimos
diagramas, aunque este alarde de imaginación lógica olvida justificar por qué
es posible subir y bajar de un piso a otro una pantalla televisiva que necesita
alimentación eléctrica, o será que en </span><b>Japón</b><span> es habitual que los
electrodomésticos vengan de serie con un cable de 10 metros y por tanto no es
necesario hacer hincapié en ello). Unamos a esto unos </span><i>“yakuza”</i><span> paródicos como
nos los enseñó a reconocer </span><b>Takeshi Kitano</b><span>, y unos policías del tiempo dispuestos a restablecer orden, y tenemos un título nacido para ser </span><i>“cult movie”</i><span>, si no
fuera porque el estatus de </span><i>“cult movie”</i><span> es el público el que debe otorgarlo, no
los cineastas, y una prueba de ello es lo poco que se recuerdan películas como </span><b>“Hunger
of the dead”</b><span> o </span><b>“Dead sushi”</b><span>, que todavía jugaban la carta de la estupidez
deliberada y no la de la inteligencia, como aquí. Son las distintas estrategias
para paliar la escasez de infraestructura o de interés por parte de la gran
industria. Otros, como </span><b>Ryusuke Hamaguchi</b><span>, desdeñan toda la tradición formalista
del cine japonés y se creen </span><b>Éric Rohmer</b><span>, pero en más </span><i>“woke”</i><span>. Puestos así, dadme
más paradojas temporales </span><i>“low cost”</i><span>. (Por cierto, los que soñamos con la
exclusividad de ver determinadas películas por haber asistido físicamente al
evento nos sentimos descorazonados al enterarnos de que </span><b>“Más allá de los dos
minutos infinitos”</b><span> estuvo disponible en la plataforma </span><b>Movistar</b><span> a la semana
siguiente, lo que confirma la teoría de los que dicen que los programadores no
se herniaron a la hora de buscar títulos).</span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 115%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Después llegó <b>“The medium”</b>, dirigida por uno de los
artífices de <b>“Shutter”</b> (y esperadme que me voy a buscarlo porque el nombre es “inrecordable”),
<b>Banjong Pisanthanakun</b>, coproducción entre <b>Tailandia</b> y <b>Corea del Sur</b> que nos
hace soñar con un panasiatismo que plantara cara al decadente imperio
hollywoodense, aunque ya hemos disco por aquí que la barrera étnica para muchos
sería infranqueable. Adoptando un formato semidocumental que nos trajo a la
mente la despedida de las proyecciones de la <b>Muestra</b> en el <b>Palafox</b> con <b>“El último exorcismo”</b>,
y trayendo a la mesa ingredientes de <b>“Paranormal activity”</b>, <b>“The ring”</b> y muchos
otros títulos señeros de los últimos años, <b>“The medium”</b> aporta al subgénero <i>“found
footage”</i> una sofisticación que no solía ser una de sus cualidades: aquí estamos
lejos del modelo “15 minutos con el cámara corriendo sin que se vea nada bien
mientras todos gritan”, incluyendo incluso temas dramáticos de fondo que
reflexionan, de una forma un tanto heterodoxa para lo que tenemos acostumbrado
en <b>Occidente</b>, sobre los determinados roles que la sociedad, o la biología,
imponen a las mujeres. El horror no sabemos si está en un cuerpo fuera de
control o en las consecuencias de querer imponer a un cuerpo una narrativa que
no es la suya, o incluso, en una tangente que nuestro progresismo va
descuidando a favor de la transversalidad, en la explotación laboral de otros
cuerpos. Todo lo cual desemboca en un poderoso clímax de metraje multicámara
que, como también pasaba en <b>“El último exorcismo”</b>, nos hace preguntarnos por
qué los creadores de un documental deciden al final de su obra montarlo como si
fuese una película de terror. La anécdota de que en algunos cines surcoreanos
se proyectaba la película con las luces encendidas para atenuar sus efectos
escalofriantes supongo que será una exageración con fines promocionales: lo más
parecido que viví a eso fue una enorme sala de un complejo tipo <b>Kinépolis</b> en la
que un espectador dejó la puerta abierta para poder salir y entrar con
comodidad hablando en el móvil, y el fuerte rayo de luz que entraba me fastidió
el pase de <b>“Django desencadenado”</b>, en lo que es uno de mis peores recuerdos
como espectador de cine.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgTWpvzCLGPLqPBac0g0_y32wAqGWgoVDnjRvN9dkEw2abejPalt4uzGMidei4SFY3g_tlLUmZ4lNPQXBFAY1tMgBN1jVvXMg75dyIS8vuMrwzMjPBUvy08DxPi70rfvtYPRQe0UlNvieZTm8-CyG0phjlaK1E-ICYYaABfpHL5jhu5Qn5vrhw_lndS=s1390" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;"><img border="0" data-original-height="1390" data-original-width="921" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgTWpvzCLGPLqPBac0g0_y32wAqGWgoVDnjRvN9dkEw2abejPalt4uzGMidei4SFY3g_tlLUmZ4lNPQXBFAY1tMgBN1jVvXMg75dyIS8vuMrwzMjPBUvy08DxPi70rfvtYPRQe0UlNvieZTm8-CyG0phjlaK1E-ICYYaABfpHL5jhu5Qn5vrhw_lndS=w265-h400" width="265" /></span></a></div><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;"><br /><span style="line-height: 115%;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">A continuación llegó lo que está comenzando a ser una
tradición en la <b>Muestra</b>, y creo que debería mantenerse: la inclusión de una
película protagonizada por <b>Nicolas Cage</b>. Los extraños derroteros que ha tomado
la carrera de quien podría perfectamente ser haber sido una institución del
cine <i>“mainstream”</i> pero prefirió ser el rey de la serie B contemporánea, lo
llevan a protagonizar cada año seis o siete películas de las cuales fácilmente dos o tres, o más, pueden encajar en el perfil de nuestra <b>Muestra</b>. El año pasado lo tuvimos en <b>“The
color out of space”</b>, prometedor inicio de una lunática trilogía <b>Lovecraft</b> de
<b>Richard Stanley</b> que se fue al garete debido a la demanda por maltrato contra el
realizador, y este año está en <b>“Prisoners of the ghostland”</b>, relato
post-apocalíptico de otro excéntrico, <b>Sion Sono</b>, de quien ya vimos en una
edición anterior la peculiar <b>“Tokyo tribe”</b>. <b>Dolera</b> (a quien, me voy dando
cuenta con desazón, critico tanto porque tiene ese “no sé qué” pijo que me da
morbo) alude en su presentación a problemas de salud de <b>Sono</b> durante el rodaje
que hicieron descartar las localizaciones en <b>Estados Unidos</b>, y no sé si estos
problemas han desembocado en que se trate de la película de su director que
menos convincente he visto, por debajo del demencial musical <i>“hip hop”</i> ya
mencionado y desde luego de su epopeya mística de tres horas sobre fotógrafos
clandestinos de braguitas, <b>“Love exposure”</b>, o su entrañable relato de jóvenes
cineastas cutres que desemboca en un sangriento tiroteo entre <i>“yakuzas”</i>, <b>“Why
don’t you play in hell”</b>. La cosa dolería menos si no hubiera una buena cantidad
de buenas ideas desperdigadas por esa especie de requisitoria simbólica contra
<b>Trump</b> simbolizado en una especie de <i>“cowboy”</i> dictatorial: ese reloj gigantesco cuyas
agujas no deben correr, aguantadas con cuerdas de las que tira un ejército de
esclavos; esos prisioneros convertidos en maniquíes humanos ataviados con
máscaras; esos fantasmas que se aparecen a los que quieren abandonar el
territorio maldito, impidiéndoles el paso. Con esos mimbres y con <b>Cage</b> como una
especie de <b>Serpiente Plissken</b> al que se le impone una misión de rescate
imposible que llegará a amenazarle con la voladura de sus testículos si se le
ocurre querer violar a <b>Sofia Boutella</b>, uno se pregunta qué pudo salir tan mal
para que, como es habitual en el cine protagonizado por <b>Cage</b>, su interpretación
totalmente <i>“over the top”</i>, que siguiendo las reglas normales del cine debería
haber sido lo peor de la película, termine siendo lo mejor, por encima de una
avalancha visual, creada sin demasiada escasez de medios para lo que pretende
ser, que termina viéndose con parecida indiferencia a la de la enésima peli de
<b>Marvel</b>. O será que uno buscaba entretenimiento de serie B y en realidad no era
esto lo que deseaba darnos <b>Sono</b>, sino cine de autor camuflado. Esta la tendré
que revisar en plataformas, tengo curiosidad por ver cómo aguanta un
revisionado, porque es posible que en un revisionado no pueda empeorar. En todo
caso, los que decían en la cola que esta era la peor película que </span><span>nunca </span><span>habían visto evidenciaron lo habitual en quienes pronuncian este tipo de frases: el poco
cine que han visto.</span></span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjfhzEZCzIwyYEzGqJgyr_ybU5nhszPGrvfFwDHOGuWrYr7SzOnJd0TBouk-ejIc9JJwJ8rvxNcPZNOf37a0rm8MzD8SR4KeZ6M0zmK2Y4iLi38unNwyWn_tU2r_YYoJyV3R7pcnlTzTqtQog--0L1R3xlCDdaitPQQ3L4KF6i1qr8VH7FuW_paQFRR=s740" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;"><img border="0" data-original-height="740" data-original-width="500" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjfhzEZCzIwyYEzGqJgyr_ybU5nhszPGrvfFwDHOGuWrYr7SzOnJd0TBouk-ejIc9JJwJ8rvxNcPZNOf37a0rm8MzD8SR4KeZ6M0zmK2Y4iLi38unNwyWn_tU2r_YYoJyV3R7pcnlTzTqtQog--0L1R3xlCDdaitPQQ3L4KF6i1qr8VH7FuW_paQFRR=w270-h400" width="270" /></span></a></div><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;"><br /><span><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 115%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">El evento se clausuró (al menos para mí, pues lamenté
que la peli “golfa” se reemplazara por el piloto de una serie del canal <b>SyFy</b>, y
preferí embarcarme en la interminable búsqueda de un taxi bajo fuertes lluvias)
con la peli estrella del evento, <b>“Última noche en el Soho”</b> de <b>Edgar Wright</b>. La
carrera de este director está en una interesante encrucijada: hasta hace poco,
mientras era un talentoso y virtuoso realizador de comedias frikis que solo
veían los cuatro gatos de siempre, era una figura a la que solo se admiraba.
Ahora que se está abriendo a otros géneros y comienza a crear películas de
estilo llamativo y brillante que seducen a espectadores variados que buscan
entretenimiento, es como si se hubiera puesto el <b>Anillo Único</b> y se volviera
hacia él el ojo de <b>Sauron</b>. La historia de <b>“Última noche”</b>, con su joven
diseñadora de moda que queda deslumbrada por el <i>“glamour”</i> del <b>Londres</b> de otros
años y se va viendo arrastrada por una trama más oscura con ribetes
terroríficos, está orquestada y planificada con tanto brillo y lucimiento que
uno casi ve aumentar el contador de <i>“haters”</i> de su director, como si en un
tiempo de cine comercial adocenado y tópico lo único todavía peor que ser
adocenado y tópico fuese hacer un despliegue arrogante de creatividad y de
barroquismo visual y narrativo, en definitiva un caramelo fílmico destinado a
espíritus simples y no un minimalismo para sensibilidades profundas. A mí
sinceramente es un cine que me hace disfrutar y me gusta dejarme arrastrar por
él. Aunque no comparto esta tendencia reciente a considerar <i>“giallo”</i> toda
película que tiene un asesinato rebuscado con arma blanca (concretamente en <b>“Maligno”</b>
de <b>James Wan</b> jamás hubiese hecho esta conexión de no existir <b>Internet</b>, y mi
colección doméstica de <i>“giallo”</i> se acerca a los 100 títulos), sí que me viene
bien esta comparación en el caso de <b>Wright</b>, pues esa intriga “tramposilla” que
tanto molesta a algunos espectadores <i>“hipsters”</i> haría imposible que apreciaran
el más mínimo <i>“thriller”</i> italiano, donde la trampa argumental es casi el estilo
por defecto. En todo caso, es una delicia todo el homenaje a los 60, con el
concurso de los supervivientes <b>Diana Rigg</b> y <b>Terence Stamp</b>, y el peculiar
protagonismo conjunto de <b>Thomasin McKenzie</b> y <b>Anya Taylor-Joy</b>, que nunca llegan
a interactuar y construyen un pequeño tratado sobre la evolución del papel de
la mujer interesante precisamente por no estar exento de sus aspectos polémicos
(es bastante significativo que las figuras masculinas negativas sean todas
blancos de edad madura o superior, mientras que la positiva sea un negro joven,
y que se plantee con seriedad la idea de que los consumidores de un determinado
servicio merecen la muerte). Si el cine “basura” de hoy, como parecen proclamar
algunos listos, son gente como <b>Nolan</b>, <b>Villeneuve</b> o <b>Wright</b>, solo puedo concluir
que el cine basura ha subido drásticamente el nivel de calidad frente a décadas
pasadas, y que no me avergüenza disfrutar de esta “basura” tanto como de la de
<b>D’Amato</b>, <b>Jess Franco</b>, el <b>Cannon Group</b> y demás estajanovistas del bajo presupuesto, que no se
le parece ni en el blanco de los ojos pero relativiza<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el concepto de un modo sugestivo. Aunque
todos sabemos que, si <b>Nolan</b>, <b>Villeneuve</b> y <b>Wright</b> fuesen unos mindundis, de
repente los “happy few” los considerarían unos genios. Incluso si solo son
cineastas con mucho talento y no exentos de sus tropezones.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 115%;"><o:p><span style="color: white; font-family: inherit;"> </span></o:p></span></p>Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-24582823307408618562021-05-29T01:40:00.000+02:002022-04-05T00:00:40.695+02:00522: De la página a la pantalla: "El hombre que cayó a la Tierra" (Walter Tevis vs. Nicolas Roeg)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhiMjd5ObyuAiG6nv37APMvgN3Yf19f5RlWgngKVbxN-XUYNTMRkErdc-3pETShRVxQy4bV90WO2St2eVyNP3HXJUm_IjKzYOL-y2opqb6-dt7p1oZhmGWfEvVl4qyGOU53wU-ov61-5ts/s499/man+who+fell.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="499" data-original-width="326" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhiMjd5ObyuAiG6nv37APMvgN3Yf19f5RlWgngKVbxN-XUYNTMRkErdc-3pETShRVxQy4bV90WO2St2eVyNP3HXJUm_IjKzYOL-y2opqb6-dt7p1oZhmGWfEvVl4qyGOU53wU-ov61-5ts/s320/man+who+fell.jpg" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><b>David Hartwell</b> afirmaba que la manera “correcta” de leer
ciencia ficción es como una especulación literal, sin dimensiones metafóricas y
tratando estrictamente sobre sus sujetos: viajes espaciales, investigaciones
científicas, la evolución humana, etc. Pero en la práctica lo que lanzar un
solo mensaje a la vez es complicado: hay demasiados ecos y resonancias,
producidos sobre todo por la mente cavernosa de los autores.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZAZQostvw8RQkhVTUoM0KUVrhUeCdxKpezL6o2YuG4ZEQaKMax9D74SAa0rkRHOtnK82q7pkTx0d_EPMsAsUoaPTJrvZDOKR8dr1LemT9ucW8kVn-M-7dDN6BzAsYACFLkr4jPLUxTxk/s950/Tevis+II.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="950" data-original-width="800" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZAZQostvw8RQkhVTUoM0KUVrhUeCdxKpezL6o2YuG4ZEQaKMax9D74SAa0rkRHOtnK82q7pkTx0d_EPMsAsUoaPTJrvZDOKR8dr1LemT9ucW8kVn-M-7dDN6BzAsYACFLkr4jPLUxTxk/s320/Tevis+II.jpg" /></a></div><br /><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Es difícil leer <b>“El hombre que cayó a la Tierra”</b> de
<b>Walter Tevis</b> sin que venga a la mente la larga lucha de su autor contra el
alcoholismo, que terminó silenciando su pluma durante casi dos décadas. El
aislamiento en el que cae <b>Thomas Jerome Newton</b>, el alienígena llegado entre
nosotros con un doble plan de salvamento, de su planeta caído en una debacle
post-apocalíptica, primero, y del nuestro, a punto de entrar en otra en lo que
parece una historia paralela, topa con el desgaste que le supone el trato con
la especie humana y se refugia de él mediante un creciente consumo de ginebra.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_4DTFVm6fgERCZr_nrP6fDMuMdkb1d1qpERpGMDIlZOao0nhZCMM0rl29LGMDAkwO_CJ0QV2cqhh4FZyMom2OTpbUjjhgbMqZfyb3sAnZJFnEUKNH-PQsjAwjjHFnQ86RyE9oyoVwslg/s284/zenna.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="284" data-original-width="178" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_4DTFVm6fgERCZr_nrP6fDMuMdkb1d1qpERpGMDIlZOao0nhZCMM0rl29LGMDAkwO_CJ0QV2cqhh4FZyMom2OTpbUjjhgbMqZfyb3sAnZJFnEUKNH-PQsjAwjjHFnQ86RyE9oyoVwslg/s0/zenna.jpg" /></a></span></div><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Le pese lo que le pese a </span><b style="color: white; font-family: inherit;">Hartwell</b><span style="color: white; font-family: inherit;">, el alienígena es un
alienado, de la misma manera que </span><b style="color: white; font-family: inherit;">“El pueblo”</b><span style="color: white; font-family: inherit;"> o </span><b style="color: white; font-family: inherit;">“La gente”</b><span style="color: white; font-family: inherit;"> de </span><b style="color: white; font-family: inherit;">Zenna Henderson</b><span style="color: white; font-family: inherit;">
eran las personas como tú, que no existían en tu pequeño pueblo de mentalidad
estrecha pero te esperaban ahí fuera en el ancho mundo para acogerte en su
seno. </span><b style="color: white; font-family: inherit;">Newton</b><span style="color: white; font-family: inherit;"> es inteligente, está lleno de la sabiduría avanzada de su mundo y
su potencial es infinito, pero los humanos no saben manejarlo, son capaces de
infligirle un daño irreparable por un error estúpido. El potencial mesías termina
como una figura marginal, decadente, desengañada, cuya fortuna apenas le sirve
de nada, y que deja grabada la poesía de su planeta como único extraño
testimonio de su paso entre nosotros.</span></span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9Hpyo0Pi4cLDmC0E2im0AMDCe2LGcE05cfwjcCmY0qzJ4NuCZbJs2t0FI0OfFRsVU4cbqp79qabMEvTbP-kjZ1WoWFMugtSCgI-OSgp3Eji_8xfmrPI3XlWXkzIOe_skHM_dJ7xmoWJw/s2048/man+who+fell+movie.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1542" data-original-width="2048" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9Hpyo0Pi4cLDmC0E2im0AMDCe2LGcE05cfwjcCmY0qzJ4NuCZbJs2t0FI0OfFRsVU4cbqp79qabMEvTbP-kjZ1WoWFMugtSCgI-OSgp3Eji_8xfmrPI3XlWXkzIOe_skHM_dJ7xmoWJw/s320/man+who+fell+movie.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Daba un poco por hecho que la adaptación cinematográfica
del libro, dirigida por <b>Nicolas Roeg</b> en 1976, 13 años después de su publicación
original, alteraría sustancialmente su esencia, pero la veo bastante fiel en
todos los puntos básicos de la trama, desde la manera en que <b>Newton</b> consigue su
fortuna hasta su reencuentro final con el profesor <b>Bryce</b>, su confidente, cuando
ya es apenas una sombra de lo que fue, manteniendo el atavío descrito en el
libro, sombrero tipo “fedora” incluido. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvTL_ZZZGFANC8-mA4BME5vgn74CkVQ2LEiiduzN34OEzFVFkY3Ezx2cao1KuoKY01j3uJk48zNEkYZZ_sLOUOX6SiGENvm4V4pktJMeKsZpEBpD6x5paUxM3yVdfyvIgPu_Q31mZDXY4/s800/brue1-10%255B1%255D.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="525" data-original-width="800" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvTL_ZZZGFANC8-mA4BME5vgn74CkVQ2LEiiduzN34OEzFVFkY3Ezx2cao1KuoKY01j3uJk48zNEkYZZ_sLOUOX6SiGENvm4V4pktJMeKsZpEBpD6x5paUxM3yVdfyvIgPu_Q31mZDXY4/s320/brue1-10%255B1%255D.jpeg" width="320" /></a></span></div><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></p>La película incluso comparte la referencia al cuadro de
</span><b style="color: white; font-family: inherit;">Brueghel</b><span style="color: white; font-family: inherit;"> </span><b style="color: white; font-family: inherit;">“La caída de Ícaro”</b><span style="color: white; font-family: inherit;"> e incluso al poema que el mismo cuadro le inspiró
a </span><b style="color: white; font-family: inherit;">W.H. Auden</b><span style="color: white; font-family: inherit;">, donde se habla, en la traducción de </span><b style="color: white; font-family: inherit;">Ezequiel Zaidenwerg</b><span style="color: white; font-family: inherit;">, de </span><i style="color: white; font-family: inherit;">“<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; letter-spacing: 0.2pt;">ese barco, tan caro y
elegante, </span></i><span style="color: white; font-family: inherit; letter-spacing: 0.2pt;"><i><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">que ha de haber asistido a algo asombroso, un
chico desplomándose del cielo, </span></i><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;"><i>tenía que llegar a algún lugar, y siguió
navegando mansamente”</i>. El cuadro de <b>Brueghel</b> siempre me ha intrigado como un
ejemplo de fantástico en los márgenes. Si no nos dijeran que <b>Ícaro</b> está ahí,
tardaríamos un buen tiempo recorriendo la mirada por el lienzo hasta reparar en
la esquina inferior derecha, donde vemos unas piernas debatiéndose en el agua,
así como, si mi mala reproducción no me engaña, algunas plumas flotando en las
aguas.</span></span></span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit; letter-spacing: 0.2pt;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit; letter-spacing: 0.2pt;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhenQNMSUsOpdfXcCZ0KXCTm7NzV-5GHjtirWTMp3NyLXTpE02w7ElHnDmNxrSsapdLSBHvdFE3T8LrQ6YxTEBXDiLybxmdsNsaaWG0ronVcLHWMNWQMolp7ApZJcTvc3yt2lX4hll63t0/s1024/vlcsnap-2021-05-29-01h26m57s158.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="1024" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhenQNMSUsOpdfXcCZ0KXCTm7NzV-5GHjtirWTMp3NyLXTpE02w7ElHnDmNxrSsapdLSBHvdFE3T8LrQ6YxTEBXDiLybxmdsNsaaWG0ronVcLHWMNWQMolp7ApZJcTvc3yt2lX4hll63t0/s320/vlcsnap-2021-05-29-01h26m57s158.png" width="320" /></a></span></span></div><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit; letter-spacing: 0.2pt;"><br /><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;"><br /></span></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">En todo
caso, el hecho de que estas alusiones literarias y pictóricas se mantienen, al
igual que otros aspectos más “de género”, como las innovaciones en la
fotografía o en la reproducción sonora que ayudan a cimentar la fortuna de
<b>Newton</b>, dan la pista de que no estamos ante una adaptación al uso, que va a lo
esencial restringiendo los vuelos de la retórica, sino todo lo contrario,
aprovechando la premisa de <b>Tevis</b> para crear algo más enrarecido. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-y1UwOqoQZeqEFvKGzGvGnFHuOD3Wy97BVCKpw_87qSl4tqzTRTm52sFn2sA9AczDgzP1e-TBK_dTN4xf0Eid9K77FamB-zYk4jjzJ12SN0Wo0GLgrqwofDOTq2CBxKS5n4FequwkhVc/s1024/vlcsnap-2021-05-29-01h35m08s604.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="1024" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-y1UwOqoQZeqEFvKGzGvGnFHuOD3Wy97BVCKpw_87qSl4tqzTRTm52sFn2sA9AczDgzP1e-TBK_dTN4xf0Eid9K77FamB-zYk4jjzJ12SN0Wo0GLgrqwofDOTq2CBxKS5n4FequwkhVc/s320/vlcsnap-2021-05-29-01h35m08s604.png" width="320" /></a></span></div><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div></span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Por
ejemplo, <b>Tevis</b> es bastante concreto a la hora de relatar en qué consiste la
misión de <b>Newton</b>, estableciendo paralelismos entre el destino de <b>Anthea</b>, su
planeta de origen, y el nuestro, inmerso en la <b>Guerra Fría</b> en el año de
publicación del libro, 1963, y prolongando esta situación, en una predicción
correcta, más de 20 años después. También se hace referencia a la degradación
del medio ambiente de ese mundo, algo en lo que la Tierra podría seguirle en
breve. <b>Newton</b> pretende “rescatar” la Tierra, y de paso salvar a los “antheanos”
supervivientes, infiltrando comunidades que transformasen su planeta adoptivo
desde dentro. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgocLCRw_qRXfK1lBVJuL9yw3ak90PmQgNsjW2ybtIO7-KhCdIKD0d7_uYV7tBrctHrU4WPyoN3d0SmYT_B4409AuDpqDCEdVP9P8fpBdBmlI-cvwyMj1JJKhRJJDJiGe2quR16b2lXJT0/s1024/vlcsnap-2021-05-29-01h28m45s477.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="1024" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgocLCRw_qRXfK1lBVJuL9yw3ak90PmQgNsjW2ybtIO7-KhCdIKD0d7_uYV7tBrctHrU4WPyoN3d0SmYT_B4409AuDpqDCEdVP9P8fpBdBmlI-cvwyMj1JJKhRJJDJiGe2quR16b2lXJT0/s320/vlcsnap-2021-05-29-01h28m45s477.png" width="320" /></a></span></div><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><br /><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><b>Roeg</b>
descarta todo esto, tomando una decisión arriesgada que convierte su versión
fílmica en una de las películas de CF en las que hay más coherencia entre tema
y estilo. Al igual que <b>Barry Malzberg</b> afirmaba en su novela-ensayo <b>“Galaxies”</b>
que pocos escritores, o ninguno, serían capaces de transmitir las impresiones
de un viaje espacial y su impacto sobre la psique de un astronauta, también
supone un desafío considerable transmitir los pensamientos y las reacciones de
un alienígena, cuyos procesos mentales, es de recibo, no estarían sometidos a
las mismas leyes. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKcLBLifosGvC9FLNVrB_iFBMc7hJOWAZFTzsb6tzx2xtGoHk0CXlJU3wSAA9INflRLq5GfapWviF8xiateEOV7fTyqqZkxKomTRvREc9jyKeqdl1elJgw7QK-vdUTtJ5iNanIt1VCQq0/s1024/vlcsnap-2021-05-29-01h23m16s265.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="1024" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKcLBLifosGvC9FLNVrB_iFBMc7hJOWAZFTzsb6tzx2xtGoHk0CXlJU3wSAA9INflRLq5GfapWviF8xiateEOV7fTyqqZkxKomTRvREc9jyKeqdl1elJgw7QK-vdUTtJ5iNanIt1VCQq0/s320/vlcsnap-2021-05-29-01h23m16s265.png" width="320" /></a></span></div><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><br /><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><b>Tevis</b>
usa con bastante alegría el estilo indirecto libre, jugando con una analogía de
procesos mentales que supone una prolongación del físico humanoide de <b>Newton</b>,
con solo unas pequeñas diferencias físicas como sus pupilas similares a las de
un gato, su estructura ósea diferente a la nuestra, tener solo cuatro dedos del
pie o carecer de uñas. En cambio, <b>Roeg</b> imagina que su percepción del tiempo es
diferente, lo cual le permite sus juegos habituales con la cronología del
montaje (una de sus marcas de fábrica desde <b>“Amenaza en la sombra”</b>) y da pie a
un fascinante momento que no aparece en el libro: paseándose en su coche por
una carretera, Newton ve un poblado de colonos del siglo XIX que también
reaccionan a la presencia de ese vehículo metálico que nunca habían visto,
hasta que su breve conjunción finaliza y ambas partes dejan de verse.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiP4BRvLWatc_q3X1hDdyaZMWQdLjNM1gqpXFIGkPyDZqrPJyXJKCY70-WDlv6CUTf_ENZ1IrRx8qEh9-4hRIyQEXW43_D3i9YM_t88b695S767XmlAt2qrvmx28FbQMQmXZHOXSTVlzL0/s1024/vlcsnap-2021-05-29-01h25m41s207.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="1024" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiP4BRvLWatc_q3X1hDdyaZMWQdLjNM1gqpXFIGkPyDZqrPJyXJKCY70-WDlv6CUTf_ENZ1IrRx8qEh9-4hRIyQEXW43_D3i9YM_t88b695S767XmlAt2qrvmx28FbQMQmXZHOXSTVlzL0/s320/vlcsnap-2021-05-29-01h25m41s207.png" width="320" /></a></span></div><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><br /><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Los
recuerdos del planeta lejano, con un desierto rojizo por el que viaja la
familia antheana con escafandras plateadas, esperando un extraño ferrocarril,
se muestran sin contexto, queriendo más transmitir una impresión sensorial de
soledad y abandono que dar idea de la pertenencia a una civilización. Estas visiones
inconexas acabarán sepultadas en el aluvión de imágenes fragmentarias que
<b>Newton</b> consume a través de los monitores televisivos que llenarán su
habitación, y que, al igual que en el libro, contribuirán a su fagocitación, a
su pérdida de identidad, muy en la idea de los estudios sobre los <i>mass media</i> de
aquellos años, aunque en el libro se da la paradoja añadida de que precisamente
fueron las transmisiones televisivas, llegadas al espacio, las que permitieron
que los antheanos adquiriesen conocimientos sobre las culturas terrestres hasta
el punto de permitir que uno de ellos viajara al planeta azul y pudiera
infiltrarse.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtRYYgcDZ8vkEq9YeGgFcLoZ5FfUw7VvaEbXAi-XkGEIth_MpokEqHpG7kGAHJz1enNw5Of11JwZkadesbicnmVyXGIQATPIlTOW_KnGC3UVb8EK5dJ7F7DO1L7tDPeE06Ddg2lufnMm4/s1024/vlcsnap-2021-05-29-01h09m22s852.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="1024" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtRYYgcDZ8vkEq9YeGgFcLoZ5FfUw7VvaEbXAi-XkGEIth_MpokEqHpG7kGAHJz1enNw5Of11JwZkadesbicnmVyXGIQATPIlTOW_KnGC3UVb8EK5dJ7F7DO1L7tDPeE06Ddg2lufnMm4/s320/vlcsnap-2021-05-29-01h09m22s852.png" width="320" /></a></span></div><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><br /><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Un
aspecto ausente de la novela de <b>Tevis</b>, pero fundamental en la película, es el
sexo como tentativa de acercamiento entre entidades aisladas. Ya hay indicios
de esto al inicio de la película en la subtrama sobre el profesor <b>Bryce</b>, que en
la novela es apenas un docente desengañado y movido solo por la curiosidad
científica a la hora de entrar al servicio de <b>Newton</b>, mientras que en la
película es un pichabrava aficionado a seducir alumnas y que llega a <b>World Enterprises</b>,
la compañía del alienígena, después de ser amonestado por su conducta en el
campus. La fragmentación de un mismo diálogo íntimo en el que las interlocutoras de
<b>Bryce</b> cambian de un plano a otro da la imagen cínica de un proceso mecánico en
el que no hay verdadera comunicación entre las personas, sino un guión
preexistente, una maquinaria cuyas piezas se pueden cambiar a voluntad, en la
que todo fluye pero nada permanece. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZIyM4a6i4IvoW0zSmZlt5dAWxjhYBpAk7EbxoLImgJL1L9jCtRSJMOR4u9VGH7mQBSY98KWLoKbPDWXGahaix-UZ38JwW3HVEdBeFITTZlS8Z6mkyl-31oGElNKZuSdd1oJIVezpHG7Q/s1024/vlcsnap-2021-05-29-01h14m56s529.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="1024" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZIyM4a6i4IvoW0zSmZlt5dAWxjhYBpAk7EbxoLImgJL1L9jCtRSJMOR4u9VGH7mQBSY98KWLoKbPDWXGahaix-UZ38JwW3HVEdBeFITTZlS8Z6mkyl-31oGElNKZuSdd1oJIVezpHG7Q/s320/vlcsnap-2021-05-29-01h14m56s529.png" width="320" /></a></span></div><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div></span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">En lo
que se refiere a <b>Newton</b>, se pasa de la <b>Betty Jo</b> de la novela, que, tras
rescatar al protagonista de su desvanecimiento en un hotel, se convierte en su
cuidadora personal y su iniciadora en los misterios de la ginebra, a la <b>Mary
Lou</b> de la película, que es quien descubre su identidad de alienígena y quien
establece con el visitante una intimidad física de difícil pervivencia (pasando
de los extraños “flashes” de lo que podría ser la sexualidad de los antheanos,
llena de fluidos y piruetas imposibles, una escena llena de poesía surreal, al
reencuentro posterior, pervertido por los estereotipos terráqueos, en el que
<b>Newton</b> y <b>Mary Lou</b>, al ritmo, cómo no, de <b>“Hello, Mary Lou”</b>, tienen una chocante
y rocanrolera escena erótica en la que una pistola tiene un papel importante y
en la que el sexo y la amenaza de violencia van de la mano). </span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_LtSZk94YO8VZFv5RHtSIN2dPipEw0fRQD2za-e6VlpVI5a6wG43Q4tfALNCN5syO-warPdKD3u_Jgxm2mfCka9ssoMN091jOBIYxwfd8ItL3asSOxqDUkW7v5dQSGbdAp_bUttXiKdw/s1024/vlcsnap-2021-05-29-01h03m40s794.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="1024" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_LtSZk94YO8VZFv5RHtSIN2dPipEw0fRQD2za-e6VlpVI5a6wG43Q4tfALNCN5syO-warPdKD3u_Jgxm2mfCka9ssoMN091jOBIYxwfd8ItL3asSOxqDUkW7v5dQSGbdAp_bUttXiKdw/s320/vlcsnap-2021-05-29-01h03m40s794.png" width="320" /></a></span></div><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><br /><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; color: white; letter-spacing: 0.2pt;"><span style="font-family: inherit;">Esta extraña
relación, que no aparece en el original, da mayor fuerza al final, en el que
unos <b>Bryce</b> y <b>Mary Lou</b> envejecidos han acabado juntos y piden ayuda a un <b>Newton</b>
que, si bien está acabado en lo anímico, físicamente no ha cambiado en nada. El terror del campus ha sentado la
cabeza con la mujer que intentó abarcar las estrellas con su cuerpo, pero hay
algunos abismos entre los que no cabe tender puentes.</span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; color: white; letter-spacing: 0.2pt;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background-color: black; color: white; letter-spacing: 0.2pt;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2Qpxp0VDTPID2BnkJCe2C9OFJn58Lg4FP0lijLMXfPtp0oF8QGLDEHCMNiy8yag4k9XIAMTxpFnJ_wqD5JpRLTRtHTFFhbuzClzO5aijaMOQnG7daBIRAVMeRWSyio0DBFfBOmO29_sQ/s1024/vlcsnap-2021-05-29-01h33m07s317.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="1024" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2Qpxp0VDTPID2BnkJCe2C9OFJn58Lg4FP0lijLMXfPtp0oF8QGLDEHCMNiy8yag4k9XIAMTxpFnJ_wqD5JpRLTRtHTFFhbuzClzO5aijaMOQnG7daBIRAVMeRWSyio0DBFfBOmO29_sQ/s320/vlcsnap-2021-05-29-01h33m07s317.png" width="320" /></a></span></div><span style="background-color: black; color: white; letter-spacing: 0.2pt;"><br /><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Amén de
la dimensión personal, hay otra dimensión política que merece comentarse. Ya
dijimos que <b>Tevis</b> está muy anclado en la <b>Guerra Fría</b>, mientras que <b>Roeg</b>, que
rueda 12 años después, es más heredero del cine post-<b>Watergate</b>, al estilo de
<b>“Los tres días del cóndor”</b> de <b>Pollack</b> o <b>“El último testigo”</b> de <b>Pakula</b> (que
prefiero con mucho a la película “oficial” del <b>Watergate</b>, del mismo director,
<b>“Todos los hombres del presidente”</b>). A propósito, la referencia al <b>Watergate</b>
que puede leerse en mi edición del libro de Tevis debe de ser fruto de una
revisión posterior, pues en el momento de su publicación original aún faltaban
nueve años para que los “fontaneros” entraran en la sede del <b>Partido Demócrata</b>.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgp84DFQvpXAGyQVMGWzv6H9IpLQeAJTKzk6QrdOJFXLj-O9v_78JWGEb5c-fcbSVLIkvEu95arGOFD3HoFxyA4V1szxOy3PqxtYobGoO0k4sYxuId_b3Nw9HzjSN3wGjdREiR9HYPzhnE/s1024/vlcsnap-2021-05-29-01h17m49s105.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="1024" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgp84DFQvpXAGyQVMGWzv6H9IpLQeAJTKzk6QrdOJFXLj-O9v_78JWGEb5c-fcbSVLIkvEu95arGOFD3HoFxyA4V1szxOy3PqxtYobGoO0k4sYxuId_b3Nw9HzjSN3wGjdREiR9HYPzhnE/s320/vlcsnap-2021-05-29-01h17m49s105.png" width="320" /></a></span></div><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><br /><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">El
libro deja muy claro que <b>Newton</b> está siendo marcado muy de cerca por el <b>FBI</b>,
mientras que, en la novela, <b>Newton</b> está mucho más en las nubes y es el abogado
<b>Farnsworth</b>, el presidente titular de <b>World Enterprises</b>, el que sufre un
misterioso atentado en el que es arrojado desde lo alto de su edificio (otra
caída) y es reemplazado por otro directivo, supuestamente como resultado de
intrigas palaciegas que, deliberadamente, quedan bastante poco claras. Las
fuerzas que impiden la subida de <b>Newton</b> a su astronave quedan en la vaguedad,
dando un aire bastante kafkiano a su frustración, en el que encaja bastante
mejor el motivo, ya presente en el libro, de que el extraterrestre ve mermada
su vista por la insistencia empecinada y estúpida de unos investigadores en
cumplir el reglamento. <b>Roeg</b> juega más la carta del desconcierto que la de la
conspiración, y nos recuerda que cualquiera que no conozca las reglas del juego
puede sentirse un extraterrestre, pero también que no es necesaria la malicia
para hacer caer a un espíritu diferente.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEja0FcCea_kKhN98fmVdA0wopV8bIbmxuNNgbiUq3HdzF2lm7jRfMXHSYf_6nJyMww5TjKmYWmWBsTfpN_ge1dHCBlh_9Sk-P_hHI4NOk-7PFfNx2rae-7ze2W81DcrI_Ly-b1VMGx45zY/s1024/vlcsnap-2021-05-29-01h30m30s693.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="1024" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEja0FcCea_kKhN98fmVdA0wopV8bIbmxuNNgbiUq3HdzF2lm7jRfMXHSYf_6nJyMww5TjKmYWmWBsTfpN_ge1dHCBlh_9Sk-P_hHI4NOk-7PFfNx2rae-7ze2W81DcrI_Ly-b1VMGx45zY/s320/vlcsnap-2021-05-29-01h30m30s693.png" width="320" /></a></span></div><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><br /><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Uno de
los aciertos fundamentales de la película es la elección del actor
protagonista. Cuando <b>Tevis</b> describe a <b>Newton</b> como un hombre alto, de estructura
delicada, con facciones juveniles propias de un duendecillo, ojos claros, pelo
blanco y piel casi translúcida, se corría el riesgo de fallar en la
caracterización convirtiendo al alienígena en una figura grotesca. En cambio,
<b>David Bowie</b> ya basaba gran parte de su personalidad escénica en su encanto “de
otro mundo”, y es curioso el paralelismo entre el argumento de la novela de
<b>Tevis</b> y la historia ideada por <b>Bowie</b> en torno al personaje de <b>Ziggy Stardust</b>.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmJHTCqPBcVsG33qytp7gUDv4Rq1ye0-PWmkNpXGP0GeXLenXTjF3xFPo8zFSub-Oq_ZvehyKvmgKuU4EBDzX3MBYDrmAUcmPLDskvUsXuKpcnC0HOt7fWDcc0LCaTKREUcE2boA29JWk/s900/ziggy.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="900" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmJHTCqPBcVsG33qytp7gUDv4Rq1ye0-PWmkNpXGP0GeXLenXTjF3xFPo8zFSub-Oq_ZvehyKvmgKuU4EBDzX3MBYDrmAUcmPLDskvUsXuKpcnC0HOt7fWDcc0LCaTKREUcE2boA29JWk/s320/ziggy.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><b style="color: white; font-family: inherit; letter-spacing: 0.2pt;"><p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><b style="color: white; font-family: inherit; letter-spacing: 0.2pt;"><br /></b></span></p>Ziggy Stardust</b><span style="color: white; font-family: inherit; letter-spacing: 0.2pt;">
es una estrella del rock, posiblemente de origen extraterrestre, que inicia el
disco al que da nombre profetizando un desastre que afectará a la Tierra en un
tiempo de cinco años, debido a una catástrofe ecológica. La alusión, en la
canción </span><b style="color: white; font-family: inherit; letter-spacing: 0.2pt;">“Starman”</b><span style="color: white; font-family: inherit; letter-spacing: 0.2pt;">, a un alienígena benéfico que se mantiene un poco al margen,
presa de incertidumbre por la reacción de los terrícolas a pesar de su mensaje
liberador, anticipa un poco el drama de </span><b style="color: white; font-family: inherit; letter-spacing: 0.2pt;">Newton</b><span style="color: white; font-family: inherit; letter-spacing: 0.2pt;">, y la caída en los abismos de la
fama y su destrucción final en el escenario también incide en cómo el paisaje
mediático y su imp</span><a name="_GoBack" style="color: white; font-family: inherit; letter-spacing: 0.2pt;"></a><span style="color: white; font-family: inherit; letter-spacing: 0.2pt;">arable mercantilización podrían
malograr incluso la segunda venida de </span><b style="color: white; font-family: inherit; letter-spacing: 0.2pt;">Cristo</b><span style="color: white; font-family: inherit; letter-spacing: 0.2pt;"> (la canción que da nombre al
personaje lo define en un verso como un </span><i style="color: white; font-family: inherit; letter-spacing: 0.2pt;">“mesías leproso”</i><span style="color: white; font-family: inherit; letter-spacing: 0.2pt;">).</span></span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjasBkTkOOAOVJXR30ymIXR7nzjpVrDU8YmRb5UKeekWoNmqUE3fotmneos3btV35G5RtOcVwulC-OV8o7-HHlaCwkpln1w7FRyX4pNzk2oW39YRgHDuJWi_tZs3eDWvaOTJtOD-qNWIn4/s300/Low_%2528album%2529.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjasBkTkOOAOVJXR30ymIXR7nzjpVrDU8YmRb5UKeekWoNmqUE3fotmneos3btV35G5RtOcVwulC-OV8o7-HHlaCwkpln1w7FRyX4pNzk2oW39YRgHDuJWi_tZs3eDWvaOTJtOD-qNWIn4/s0/Low_%2528album%2529.jpg" /></a></span></div><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><br /><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Ignoro
si el parecido entre la trama general de la novela y la leyenda urdida por
<b>Bowie</b> tuvo algo que ver en que el guión de <b>Paul Mayersberg</b> fuera mucho más
impreciso a la hora de comunicar las intenciones de Newton, o si se pensó que
mantener el paralelismo haría pensar en que la película era una especie de
vehículo de autopromoción del cantante. Esto también pudo llevar a que se
decidiera prescindir de los temas musicales creados por Bowie, mayormente
instrumentales, prefiríendose encargar el grueso de la música (salvo
excepciones como <b>“Marte”</b> de <b>Holst</b> o temas del japonés <b>Stomu Yamashta</b>) a otro
personaje del mundo del rock, <b>John Phillips</b>, componente de <b>The Mamas and the Papas</b>, que da a los fotogramas un
carácter mucho más mundano que las etéreas composiciones de <b>Bowie</b>, que irían
viendo la luz en álbumes como <b>“Low”</b> o <b>“Heroes”</b> y que, a la postre, hubiesen
casado mucho más con los temas de alienación y soledad de la película.
Paradójicamente, fotos tomadas del film de <b>Roeg</b> terminaron ilustrando las
portadas de <b>“Station to station”</b> o <b>“Low”</b>, habida cuenta de que el aspecto de
<b>Newton</b> recuperaba la cabellera roja que ya había sido un rasgo distintivo de <b>Ziggy Stardust</b>.
<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieM2uyOUHnShlBJ2nq5FYz-1_8UOdiCqFxcgOUYn28Eh4OEPWI0MA8CBIOvYjPPhWyNHH4zmPCA5CxUkVfPwV5Quc3oJRXhntRsz1NzwzWMJmOmQ-kELoSUCLCV6i9M2Q-rEb5zCQwEdg/s300/station.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="296" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieM2uyOUHnShlBJ2nq5FYz-1_8UOdiCqFxcgOUYn28Eh4OEPWI0MA8CBIOvYjPPhWyNHH4zmPCA5CxUkVfPwV5Quc3oJRXhntRsz1NzwzWMJmOmQ-kELoSUCLCV6i9M2Q-rEb5zCQwEdg/s0/station.jpg" /></a></span></div><span style="background: rgb(0, 0, 0); letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;"><br /><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; letter-spacing: 0.2pt; line-height: 107%;">La
conexión con la carrera musical de <b>Bowie</b> hace aún más curioso el elemento
argumental, presente tanto en la novela como en la película, de que <b>Newton</b>,
habiendo fracasado en su empeño vital y convertido en un marginado decadente,
lanza al mercado un disco con el sobrenombre <b>“El Visitante”</b>, que en el libro
consiste en el recitado de poemas en la lengua muerta alienígena, pero que en
la película nos imaginamos perfectamente como un disco de la “etapa berlinesa”
de <b>David</b>, momento atmosférico y experimental de su trayectoria, lleno de
fantasías de disociación (la letra de <b>“Station to station”</b>, que anunciaba este
período, habla de “efectos secundarios de la cocaína”) que confluyen
extrañamente con las preocupaciones del film de <b>Roeg</b>. Pero los paralelismos
terminan ahí: mientras <b>Bowie</b> resurgiría cual fénix como estrella del pop adaptada
a los 80 en <b>“Let’s dance”</b>, Roeg vería su estrella declinar tras el fracaso de
<b>“Eureka”</b>, llegando a ver transcurrir 17 años entre sus dos últimos
largometrajes. Pero confío en que el tiempo vaya devolviendo títulos como
<b>“Walkabout”</b>, <b>“Amenaza en la sombra”</b>, <b>“Contratiempo”</b> o esta <b>“El hombre que cayó
a la Tierra”</b> al lugar que les corresponde.</span><span style="line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background-color: black; line-height: 107%;"><o:p><span style="color: white; font-family: inherit;"> </span></o:p></span></p>Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-61401616981725371402020-04-30T20:07:00.000+02:002020-04-30T20:07:53.562+02:00521: XVII Muestra SyFy X: El principio<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikk26415Ix4-0fqoLH1Nmf9lySVnE9fi1DCZGEWLV_wlbBIIYERzubpCtNEnQTo8ws6t2g4kbId8K4L5sNUiSb3-AeU_VgpurrkSN3GXiPBbG66F-DqQtEUf_APvYheLFrZLUSQoige18/s1600/gran+prueba.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="907" data-original-width="1185" height="244" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikk26415Ix4-0fqoLH1Nmf9lySVnE9fi1DCZGEWLV_wlbBIIYERzubpCtNEnQTo8ws6t2g4kbId8K4L5sNUiSb3-AeU_VgpurrkSN3GXiPBbG66F-DqQtEUf_APvYheLFrZLUSQoige18/s320/gran+prueba.jpg" width="320" /></span></a></div>
<br />
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;">Ni siquiera han pasado dos meses, pero lo miro con nostalgia. Pese a
haber madrugado a las 6 como todos los días y pese a no tener tiempo
para descansar antes de irme otra vez,no quise dejar pasar la
oportunidad de ver en el <b>Doré “La gran prueba”</b> de <b>William Wyler</b>
(una de las películas, junto a <b>“Cómo robar un millón”</b>, <b>“No
se compra el silencio”</b> y alguna más, ausentes de la retrospectiva
filmotequera anterior de este cineasta, allá por 2003 o 2004). En
vista de que, cuando escribo esto, llevo 49 días sin ver una
película en pantalla grande, creo que hice bien, aunque tuviese que
enlazar con la sesión inaugural de la <b>Muestra</b>. No dejéis que os
convenzan de que la tele de casa, el <i>streaming </i>en tu ordenador o
cosas así son modos ideales de visionado: son reemplazos más o
menos buenos cuando no tienes la opción de ver la peli en una sala.
Es una de las moralejas de todo esto: si dejas pasar la oportunidad
de un pase en cine, luego puede venir una pandemia y dejarte metido
en casa un par de trimestres.</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCEYZ8Xs6HP4hawKFv67CjqXQScUZgFIZgJTHY84zAmiphfxo6ojXnlg9pkTCPF1YI21bhttYsRTbBQRhBxn94FjSJ7kUXmpxmFq7SallNNQ6t9SFs_NKZy3hixBsflzNDFM0EoTB16kE/s1600/onward-chinese-movie-poster.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="889" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCEYZ8Xs6HP4hawKFv67CjqXQScUZgFIZgJTHY84zAmiphfxo6ojXnlg9pkTCPF1YI21bhttYsRTbBQRhBxn94FjSJ7kUXmpxmFq7SallNNQ6t9SFs_NKZy3hixBsflzNDFM0EoTB16kE/s320/onward-chinese-movie-poster.jpg" width="179" /></span></a></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;">En
todo caso, la fábula sobre los cuáqueros y el pacifismo, con <b>Gary
Cooper</b>, <b>Anthony Perkins</b> cuando aún hacía de chico bueno y una oca
amaestrada llamada algo así como <b>Gertrude</b> o <b>Hortense</b>, fue mi preludio de la primera vez que una peli de animación, y en concreto
de <b>Pixar</b>, inauguraba la <b>Muestra</b>. <b>“Onward”</b> aborda el subgénero
<i>“fantasía contemporánea”</i> de una manera distinta a como lo
concibo yo, a saber <i>“las fuerzas sobrenaturales inmemoriales siguen
activas en nuestra realidad urbana de todos los días”</i> (otra de mis
<i>“premisas irresistibles”</i>, que me hacen valorar incluso títulos
como <b>“El último cazador de brujas”</b> con <b>Vin Diesel</b>). <b>“Onward”</b>
es más bien <i>“las criaturas de la fantasía son reales y viven en
una realidad prosaica como la nuestra, pero la magia sigue viva si
sabes cómo usarla”</i>, algo que da juego para los animadores y
creadores de personajes (aunque he de decir que los diseños me
parecieron del montón tirando a feos) y entronca con las tramas de
superación sin las cuales no habría <i>blockbuster </i>que se respetara a
sí mismo (sin olvidar la importancia de la familia, con ese hermano
jevorro y rolero del que se avergüenza el protagonista, un poquita
cosa impopular en el insti y traumatizado por no haber casi conocido
a su padre… en fin, creo que no hace falta que siga). Es una
película con un ritmo muy bien logrado y muy concisa en duración
para lo que es <b>Pixar</b>, bastante divertida (aunque todo ese <i>slapstick </i>a
base de las piernas separadas del pobre papá me pareció un poco
lastimoso) y más apropiada para abrir boca que otras aperturas más
aparatosas que nos han caído (supongo que porque siempre se busca la
coincidencia con algún preestreno de peli muy mediática que llega a
salas el día siguiente, con la única excepción de <b>“The
invitation”</b>, que por eso sigue siendo mi peli de apertura favorita
por inusual). Lo único malo es que <b>Pixar </b>no es muy santa de mi
devoción: son productos muy bien concebidos, con un grado muy alto
de corrección política (lo del <i>“primer personaje <b>LGBT</b>”</i> no me lo
podía creer, esa agente de policía machorra era puro estereotipo) y
una excelencia técnica orientada fundamentalmente a la creación de
materiales y algoritmos que recreen con fidelidad elementos que
cualquier cámara barata de imagen real puede captar sin problemas,
más que a crear formas o modos narrativos que aprovechen las
posibilidades de la animación para construir otras realidades. A mí
me hubiese encantado que, a medida que la magia iba reapareciendo,
pasáramos de una animación 3D generada por ordenador a un 2D
dibujado, que para mí sigue siendo lo verdaderamente capaz de
representar mitos, lo más intemporal y lo <span lang="es-ES">menos
</span>dependiente
de las innovaciones tecnológicas del momento.</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><span style="background-color: black; color: white;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhXA8JzkbRdZQCo6p0JyiqoT_HSvofR0owsem1yJmJk6C6tRJZv308ay0E6UL3PGdWT3f7W5urboFmDCG6eNeKvaX6aMkoBE3cCBqDirAfB5J8Curgth6qHxKjfzZw6brYSIKUknMwwfA/s1600/maddin.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="163" data-original-width="299" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhXA8JzkbRdZQCo6p0JyiqoT_HSvofR0owsem1yJmJk6C6tRJZv308ay0E6UL3PGdWT3f7W5urboFmDCG6eNeKvaX6aMkoBE3cCBqDirAfB5J8Curgth6qHxKjfzZw6brYSIKUknMwwfA/s1600/maddin.jpg" /></span></a></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;">La
peli que realmente habría sido chulísima para inaugurar la <b>Muestra
</b>habría sido algo estilo <b>“El faro”</b> de <b>Robert Eggers</b>, con todo su
estilo “antiguo” que retrotrae a épocas como el cine mudo. Ahora
mismo me viene el sueño de un evento similar a la <b>Muestra</b> que
programara 15 pelis de nuestros géneros, realizadas en décadas
pasadas, con la condición de que fuesen inéditas desde siempre en
salas, televisión o formatos domésticos. Quiero recuperar la
ilusión de estar a las puertas de un cine, a punto de ver por
primera vez el sueño que un grupo de personas insensatas tuvieron
juntas para gente como yo, y quiero huir de lo coyuntural, de este
mundo actual que todos veían tan sólido y que ha bastado un
microbio no especialmente virulento para resquebrajar en unos cuantos
pedazos. Resumiendo, me hace falta el fantástico, que no es otra
cosa que un realismo flexible, que se dobla sin romperse.</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br />
</span></div>
<br />Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-84430086671761775302020-04-30T19:58:00.000+02:002020-04-30T19:58:22.234+02:00520: XVII Muestra SyFy IX: Francisco Bizarro el Conquistador (os regalo el título si lo queréis)<br />
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;">Aunque
no he sido nunca muy partidario de utilizar el adjetivo <i>“bizarro”</i>
a la anglosajona, en plan <i>“raro, extraño”</i>, prefiriendo su
acepción castellana de toda la vida en plan <i>“fuerte y valeroso”</i>,
la idea de un conquistador que extiende por el mundo el credo de la
bizarrada me viene bien para dos de las tres películas que me
faltaban por tratar, ambas bastante fuera de lo normal y ambas de
países ni de habla hispana ni anglosajona.</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-hh1b9c2T-jNdZdF_r05TdPYhHJAowM6HnQFduH8ZzPB63B9zUnn64n0nbpQtnM00N9KPioAxwf-zeXdW5Dj9FZ9N261a7xa_F6927STsM-TXCaKqsgIIU4_ZpPKYyOAVGFwus7ir8l0/s1600/First-Love.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="877" data-original-width="620" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-hh1b9c2T-jNdZdF_r05TdPYhHJAowM6HnQFduH8ZzPB63B9zUnn64n0nbpQtnM00N9KPioAxwf-zeXdW5Dj9FZ9N261a7xa_F6927STsM-TXCaKqsgIIU4_ZpPKYyOAVGFwus7ir8l0/s320/First-Love.jpg" width="226" /></span></a></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><b>“</b><b>First
love”</b> de <b>Takashi Miike</b> (su ya ¡cuarta! peli en la <b>Muestra</b>) fue una gran decepción para los que,
viéndola empezar, se encontraban con lo que tomaban por una historia
clásica de <i>yakuzas</i> (sin reparar en que, en el fondo, una historia
clásica de <i>yakuzas</i> es básicamente <b>Ken Takakura</b> debatiéndose
durante hora y quince minutos entre el honor y el deber y dedicando
solo el último rollo a cargarse a todo <b>Cristo</b>, ni en que eso ya lo
dinamitó <b>Seijun Suzuki</b> en clave <i>“pop”</i> antes de empezar los 70,
con lo que sospecho que lo que entienden muchos por peli de <i>yakuzas</i>
canónica es a partir de <b>Fukasaku</b>, lo cual siempre me ha dolido un
poco). La historia del joven boxeador diagnosticado precozmente con
una enfermedad mortal, de la chica prostituida contra su voluntad y
de los policías corruptos jugando a dos bandas comienza bastante en
serio, en la línea del <b>Miike </b>más en plan <b>“Shield of straw”</b> (o
sea, medido, sólido e impersonal), y muchos se frotaban las manos
viendo al niño terrible de antaño sentando la cabeza y abandonando
las locuras. Por suerte o por desgracia, escena a escena la cota de
histrionismo, de situaciones estrambóticas y narración
despendolada, convirtió lo que se anunciaba como una película
“correcta” (término, ya se sabe, siempre despectivo) en un
guateque festivalero con el cual los que supimos o quisimos entrar
nos lo pasamos de maravilla pero que los que buscan cine serio (y aun
asi vienen a la <b>Muestra SyFy</b>) encontraron una payasada insoportable.
A mí qué queréis que os diga: ni me convence el <b>Miike </b><i>“extremo”</i>
de los <b>“Ichi the killer”</b> y compañía ni el artesano adocenado de
la ya citada <b>“Los protectores”</b>, así que yo sí veo un apetecible
término medio en películas como esta, en la que la acción y un
humor sin complejos se dan la mano y en la que cada secuencia se
propone y a veces consigue liarla más gorda que la anterior,
parodiando el discurso melodramático habitual (mi momento más
recordado es el baile en calzoncillos del padre acosador) y
convirtiendo a cada secundario en una momentánea estrella hasta el
punto de casi hacer desaparecer el argumento principal (de ahí el
relativo bajón del final, que cierra la historia del chico y la
chica con unos códigos de historia romántica casi de <i>anime </i>o
<i>dorama</i>, cuando está bien claro que el director no estaba muy
interesado en el guión principal y se lo saltó siempre que pudo).
Pero la película, para ser un desmadre de <b>Miike</b>, se ve con agrado si
la comparamos con sobradas estomagantes en plan <b>“Yakuza
Apocalypse”</b>: se conoce que el bueno de <b>Takashi</b>, para desmadrarse
mejor, necesita rebelarse contra la película, porque, si no tiene
película y se trata de un desmadre directo y semi-improvisado desde
el principio, no mantiene el interés más allá de 30 minutos.</span></div>
<span style="background-color: black; color: white;"><br /></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL8fJLhtz5jjOlMe20hRtO6HpeYfT3piO-IiwfQ3iA9kutGclPIITDZT3A-u0sfm6-DfPZdkIjVIZrTlnRpwqa06FVL4fhp0ndpkYFXRn14Qbz4BGTWVwWjSqgH-Mqh5YyVpCtXJmp6p8/s1600/japanese+daim.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="267" data-original-width="189" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL8fJLhtz5jjOlMe20hRtO6HpeYfT3piO-IiwfQ3iA9kutGclPIITDZT3A-u0sfm6-DfPZdkIjVIZrTlnRpwqa06FVL4fhp0ndpkYFXRn14Qbz4BGTWVwWjSqgH-Mqh5YyVpCtXJmp6p8/s1600/japanese+daim.jpg" /></span></a></div>
<br />
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><b>
“</b><b>Le
daim”</b> (conocida en <b>Movistar</b> como <b>“La chaqueta de piel de ciervo”</b>)
demostró que la <b>Muestra </b>hizo mal en no incluir en su programación,
allá por 2010 o 2011, la ínclita <b>“Rubber”</b>, la única película
de la historia protagonizada por un neumático asesino. De hecho,
<b>Quentin Dupieux</b> tampoco habría quedado en mal lugar con su comedia
surrealista <b>“Reality”</b>, dentro de esa línea entre cachonda y
gafapastil que la <b>Muestra</b>, salvo quizá en la época del <b>Callao</b>, siempre ha
sabido caminar con éxito. La gracia de <b>Dupieux </b>es que sabe encontrar
ideas <i>a priori</i> cutres pero que están lo suficientemente bien
concebidas para resonar de mil maneras diferentes en su público. La
odisea del personaje de <b>Jean Dujardin</b> (gustándose un poquitín menos
que de costumbre o al menos sabiendo reorientar ese autogustarse
hacia la parodia), capaz de gastar todo su dinero en su chaqueta de
gamo y de aplicar todas sus energías, tras haberlo perdido todo, a
un plan de dominación mundial que deja en zapatillas al de cualquier
villano de <b>James Bond</b>, va arrastrando poco a poco al espectador desde
unos ambientes prosaicos y aburridos al verdadero corazón de la
locura (asociándola a la propia creación cinematográfica para que
los fans de lo metafílmico se pongan cachondetes), vista con una
normalidad y falta de énfasis que los más predispuestos verán
desternillante. Esas lecturas en plan <i>“un retrato de la crisis de
la masculinidad en la edad madura”</i> tendrían su aquel de no ser
porque el personaje de la chica participa en la locura con un
entusiasmo si cabe superior. En todo caso, veo admirable que una peli
de medios pobretones, que se propone deliberadamente ser cutre y fea,
sin un ritmo percutante ni actuaciones con pretensiones de
brillantez, sepa enganchar, entretener y sorprender de un modo que
revela la confianza en sí mismo y el talento de un cineasta. No creo
que la peli se mantenga demasiado bien una vez desaparecido el efecto
sorpresa, pero como título festivalero la veo muy reivindicable.
</span></div>
<br />Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-33528675389554041332020-04-30T19:40:00.001+02:002022-04-05T09:51:40.738+02:00519: XVII Muestra SyFy VIII: El gran Nicolas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDm0cfVxPz2NcFg9Kn19vXNnQ_lW0-tlIxcT659MKir__bLX16_X1rkHv8AHYYPQBQFP8xfTt86r909l9urLoQ_g6jQ4KMt1xvkmW-6-tZC1BYggCKkUaC95TqpxdjGwBjvTGOJteqQck/s1600/wild+cage.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1600" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDm0cfVxPz2NcFg9Kn19vXNnQ_lW0-tlIxcT659MKir__bLX16_X1rkHv8AHYYPQBQFP8xfTt86r909l9urLoQ_g6jQ4KMt1xvkmW-6-tZC1BYggCKkUaC95TqpxdjGwBjvTGOJteqQck/s320/wild+cage.jpg" width="320" /></span></a></div>
<br />
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;">En oposición al “pequeño”, por supuesto. Estoy tentado de
emprender una ambiciosa semblanza sobre el que quizá sea el astro
más fascinante de la galaxia de <b>Hollywood</b>, un señor que tiene un
<b>Óscar </b>y estuvo en la <i>“A list”</i>, sobrino de uno de los grandes
directores de todos los tiempos, que sustituyo su apellido de
alcurnia cinéfila por la conjunción contra natura de un compositor
de vanguardia norteamericano que ponía tuercas y objetos raros entre
las cuerdas de un piano y un superhéroe negro de la <b>Marvel </b>que
llevaba camisa amarilla y una diadema metálica, que llegó a pagar
una millonada por un cráneo fósil de dinosaurio que al final tuvo
que devolver por tratarse de mercancía robada (y que le disputó
hasta el final en la subasta nada menos que <b>Leonardo di Caprio</b>) y que
prefiere ser cabeza de ratón en seis o siete series B al año que
cola de león de la gran industria de los <i>blockbusters</i>, que aportan
sustanciosa recompensa económica pero te roban la libertad. Y que,
sin ser en absoluto un mal actor, hace ya bastante tiempo que se pasa
por el forro el concepto tradicional de lo que es “una buena
actuación”, no dándosele un ardite el qué dirán.</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;">Y es
que, bueno, si consideramos que lo hemos visto, por primera vez en la
<b>Muestra </b>fuera de las autopromociones del canal <b>SyFy</b> donde se le
vitorea al más mínimo fotograma, en <b>“The color out of space”</b>,
que acepta el desafío de adaptar al <i>“inadaptable</i>” <b>H.P.
Lovecraft</b>, uno recuerda aquello que decía <b>China Miéville</b> de que el
estilo hipertrofiado, altisonante y <i>“antes muerto que sencillo”</i>
de mucha literatura fantástica <i>“pulp”</i> era la única manera de
estar a la altura de argumentos y situaciones ultraterrenos. Uno
trata de imaginarse un relato sobre dioses primordiales alienígenas
insinuándose en nuestra realidad escrito en las frases desnatadas y
concisas de <b>Raymond Carver</b> revisado por <b>Gordon Lish</b> y la verdad es
que la tortilla no cuaja. El bueno de <b>Nicolas</b> encuentra siempre una
manera <span lang="es-ES">inusual</span>
de interpretar hasta la situación y el diálogo más anodino, pero
¿os dais cuenta de lo demás que está sucediendo en pantalla? Y más
importante aún, ¿no supone la expectativa de <i>“por dónde va a
salir <b>Nicolas</b>”</i> una fuente de entretenimiento en sí misma, incluso
al margen de la propia peli?</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><span style="background-color: black; color: white;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwipsdMbFdKLgL7KwghflFYQ6dzfDDC53pOIIiH2iCMfUmcdIz0WSY1OuwANhe_UFg_PfymtmOv5qCmfAuITV2JEuKh3k2l3Wb41mQon8cGyEBR683VoajdTSLqACvuyZVzUgBwDqxpJo/s1600/colour.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="1500" data-original-width="1065" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwipsdMbFdKLgL7KwghflFYQ6dzfDDC53pOIIiH2iCMfUmcdIz0WSY1OuwANhe_UFg_PfymtmOv5qCmfAuITV2JEuKh3k2l3Wb41mQon8cGyEBR683VoajdTSLqACvuyZVzUgBwDqxpJo/s320/colour.jpg" width="227" /></span></a></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;">Creo
(no estoy en <b>Internet</b>, así que no puedo recurrir a <b>Wikipedia</b>) que
<b>“The color out of space”</b> es el regreso al cine tras larguísimos
años de ostracismo de <b>Richard Stanley</b>, quien a día de hoy sigue
pensando que utilizar la brujería para que <b>Marlon Brand</b>o aceptara
hacer <b>“La isla del doctor Moreau”</b> fue buena idea, sin imaginar
que hacer que las potencias superiores, o inferiores, se fijen en ti
puede tener su precio. <b>Stanley</b>, de quien vi de estreno <b>“Hardware,
programado para matar”</b>, en el cine <b>Imperial</b>, el mismo que vio nacer
la <b>Muestra </b>(entonces <b>“Calle 13”</b> y no <b>“SyFy”</b>) en 2004, es un
encantador excéntrico inglés, un <b>William Beckford</b> del frikismo,
accidentalmente nacido en <b>Sudáfrica</b>, que iba camino de ser una
especie de ser una especie de <b>Víctor Erice</b> del fantástico, con solo
tres películas, hasta que le surgió la oportunidad de rodar esta
resultona película lovecraftiana que suple sus medios discretos con
bastante locura desde su comienzo con una jovencita dedicada a sus
rituales <b>Wicca</b> hasta que un tal <b>“Howard Phillips”</b>, de raza negra
(ya he manifestado alguna vez por aquí la opinión que me merece la
etiqueta de fascista y racista que hoy por hoy se le pega tan
alegremente, incluyendo a mi admirado <b>Joann Sfar</b>, al pobre <b>Lovecraft</b>)
se acerca a pedirle información sobre la situación de un pantano.
Aquí no hice mis deberes, como con <b>Osamu Dazai</b>: no volví al relato
original y por tanto no puedo valorar la película como adaptación,
pero sí la veo consecuente con un concepto serio del fantástico,
que no interpone distancias ni ironías entre el espectador y las
otras realidades, y que logra transmitir un verdadero mal rollo ante
la inevitabilidad de la enfermedad y la muerte, en este caso ayudadas
(otra peli profética) por un visitante externo cuya verdadera agenda
no nos será dado comprender. La dureza de algunos momentos tiene su
contraste en lo visionario de otros (estamos ante otra de las
<b>Películas Psicodélicas de Nicolas Cage</b>, subgénero iniciado, quién
lo iba a decir, por ¡<b>Paul Schrader</b>! en <b>“Dog eat dog”</b> cuando el
estilo trascendental de <b>Dreyer</b>, <b>Bresson </b>y <b>Ozu </b>se le quedó pequeño para lo que quería contar),
en la entrega inicial de una proyectada serie de películas
<b>Lovecraft-Stanley-Cage</b> que podría y debería ser la respuesta de un
desquiciado siglo XXI a aquella de <b>Poe-Corman-Price</b>. Esperemos que
<b>“The Dunwich horror”</b> llegue a ser una realidad y tengamos otra
bizarrada memorable, no apta para los más pusilánimes, que celebre
desde el exceso el legado de un escritor tan legendario como
incomprendido.</span></div>
<br />Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-8749640227466392952020-04-30T19:30:00.000+02:002020-04-30T19:30:56.077+02:00518: XVII Muestra SyFy VII: Locura de medianoche<br />
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;">Las
sesiones golfas, tras el paréntesis afortunado del año anterior
(aquella delirante entrega de <b>“Puppet Master”</b> y <b>“One cut of the
dead”</b>, volvieron a su prosaica realidad de siempre, incluyendo
incluso la mítica figura del <b>Agujero de Memoria</b>, es decir, la
película de la que apenas puedo decir nada porque no me enteré de
ella (<b>“Vulcania”</b> fue una, pero el fenómeno suele producirse al
final de una tarde-noche llena de emociones). Parece ser que la
sección <b>“Midnight X-Treme”</b> de <b>Sitges</b> no tiene las suficientes
candidatas para entresacar de ellas títulos que, simplemente por lo
cafre y gamberro, mantengan la atención de un público que lleva
desde la sobremesa ante la pantalla. Para colmo, el hecho de que las
dos pelis de sesión golfa de este año tuvieran un título chistoso
en forma de rima ya suponía un mal presagio: para ser un buen
humorista, uno de los requisitos fundamentales es no creerse
gracioso.</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEk5O_ANnfWpBXdoQnmP3uhGf3yfQLJSsB-G_mEUlEU3kQCeJAwThTINNEBdCnN7J-riYF1p0CtkdNHEhMW5KvIXrnQFeYR33VEMfVXYCPSm8jaZ2tW2rXypAuNLhh8IkYuSYc1wcZeoY/s1600/shed+of+dead.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="858" data-original-width="610" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEk5O_ANnfWpBXdoQnmP3uhGf3yfQLJSsB-G_mEUlEU3kQCeJAwThTINNEBdCnN7J-riYF1p0CtkdNHEhMW5KvIXrnQFeYR33VEMfVXYCPSm8jaZ2tW2rXypAuNLhh8IkYuSYc1wcZeoY/s320/shed+of+dead.jpg" width="227" /></span></a></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Hablar
de <b>“Shed of the dead”</b> me hace sentirme como uno de estos críticos
festivaleros en plan <b>Boyero </b>que alardean de abandonar las
proyecciones y escriben sobre lo que no han visto o no han querido
ver, o no han querido mirar, o no han querido entender. Yo al menos
tengo la excusa de no haberlo hecho aposta: el cuerpo no me daba para
más, el toro rojo me traicionó, probablemente por ser de marca
blanca. Eso sí, mis impresiones incompletas registraron un hecho
inquietante: a pesar de que los zombis ya estaban empezando a hacer
de las suyas mientras yo estaba como <b>Joseph Cotten</b> en el capítulo
inicial de <b>“Alfred Hitchcock presenta”</b>, me daba cuenta de que
nadie se reía, lo cual, en un subgénero de comedia con muertos
vivientes que aspira a seguir la estela del hito de <b>Edgar Wright</b>, no
suponía un buen presagio sobre su calidad o efectividad. Mis retazos
de memoria no son tampoco halagüeños: <b>Michael Berryman</b>, el feo de
<b>“Las colinas tienen ojos”</b>, aceptando salir en la peli para así
poder rodar una escena sadomasoquista humorística con una <b>MILF
</b>vestida de cuero, y una especie de parodia intermitente de los juegos
de rol que el público recibía con exclamaciones de disgusto y
abucheos cada vez que llegaba el momento. Que este pase fuese el
siguiente al de <b>“Bacurau”</b> espero que convenciera a muchos de que
a veces es mejor dar una oportunidad al cine de autor brasileño que
a la enésima comedia friki que se apunta de manera oportunista al
bombardeo de las cintas de muertos vivientes e infectados (en ese
sentido es sintomática la broma metalingüística inicial de la
peli, un raro lapsus freudiano de sinceridad, cuando se dice que el
apocalipsis zombi sucedió más o menos por inevitabilidad, al
insistir tanto en él los medios y en las artes; es un poco una
manera rebuscada de decir, <i>“si todo el mundo está haciendo esta
mierda, ¿por qué no nosotros?”</i>) De todas maneras, estoy
convencido de que terminaré viendo la peli: plataformas como
<b>Movistar </b>y compañía dejan en la estacada títulos de renombre como
<b>“Starry eyes”</b> o <b>“The eyes of my mother”</b> (por mencionar solo
dos títulos que contienen la palabra <i>“eyes”</i>) pero una
chorradilla de zombis casposos ingleses seguro que la compran.</span><span style="font-family: Arial, serif; font-size: 14pt;"> </span>
</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Arial, serif; font-size: 14pt;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_G5RONvum4yUNj5cRKrYTmec1IdjSQeGtE7K61sR5wG4PqrMJOzvWfeXB1ucrCmIwsTTjjmVgvemsvENgBdUcow6h0UKFBv4vO-Djw_lARtTjDXtwxoEs4QDhlHA3iBLXm7dWkoU03LQ/s1600/satanic+romijn.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="360" data-original-width="640" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_G5RONvum4yUNj5cRKrYTmec1IdjSQeGtE7K61sR5wG4PqrMJOzvWfeXB1ucrCmIwsTTjjmVgvemsvENgBdUcow6h0UKFBv4vO-Djw_lARtTjDXtwxoEs4QDhlHA3iBLXm7dWkoU03LQ/s320/satanic+romijn.jpg" width="320" /></span></a></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black;"><span style="color: white;"></span></span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><b>“</b><b>Satanic
panic”</b> al menos la vi de principio a fin, con solo algún breve
desfallecimiento. Es una producción de <b>Fangoria </b>que trata en clave
de comedia el familiar motivo de que las clases altas deben su
preeminencia a su práctica del culto al diablo, y dando el
protagonismo a una animosa pizzera que resultó ser, debido a su
pobre vida amorosa, justo la virgen que los brujos de zona
residencial necesitaban para su ritual. Me doy cuenta de que, pese a
que tengo constancia de que la peli me entretuvo, mi recuerdo a
apenas mes y medio de verla no es muy detallado. Sé que como bruja
mayor estaba <b>Rebecca Romijn</b>, que fue <b>Mística </b>en la saga <b>“X-Men”</b>,
en plan <b>MILF </b>con todas las mayúsculas; que había una criatura
monstruosa creada mediante originales efectos prácticos y no <b>CGI</b>,
pero que, cuando se la enviaba a la búsqueda de la protagonista y
hacía falta que se moviera, se prefería cubrirla con una sábana;
que la pizzera, cuando se encontraba en una situación difícil o
estresante, se relajaba pensando en <i>“dos conejitos peludos”</i> y que
al final los conejitos peludos aparecían y se iban con ella en
moto; y que al final el demonio más poderoso resultaba tener la
forma de una niña que habíamos visto al principio jugando a la
rayuela en la calle. Me doy cuenta mientras mi reseña va tocando a
su fin de una paradoja familiar para todos los que escriben o leen
sobre cine. <b>“Satanic panic”</b> la vi y me resultó distraída sin
entusiasmar, en cambio <b>“Shed of the dead”</b> la vi menos de la mitad
y lo que vi fue más bien horroroso, y sin embargo el artículo sobre
la segunda es más extenso que el de la primera. Parece que hablar
mal de lo que no se ha visto siempre da más juego.</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><span style="background-color: black; color: white;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgd5A-wDbyaMLr0eIruDWp66DD93L0ixPCFZn4Wz9rLiEG5kybKIQgH1EQGshjeUBggyvrU54st4la4fHjSf2d9MwQCijGiFYKKfE9sV8eRgacJOq0oH7XKYrcAt0-bEO0WyImytblDWzc/s1600/cleansing+hour.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="691" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgd5A-wDbyaMLr0eIruDWp66DD93L0ixPCFZn4Wz9rLiEG5kybKIQgH1EQGshjeUBggyvrU54st4la4fHjSf2d9MwQCijGiFYKKfE9sV8eRgacJOq0oH7XKYrcAt0-bEO0WyImytblDWzc/s320/cleansing+hour.jpg" width="215" /></span></a></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;">En
el fondo, me da la impresión de que el espíritu <i>“película loca
de medianoche”</i> se encontró mucho más en <b>“The cleansing hour”</b>,
que se proyectó en la sesión inicial del sábado y en la que, oh
cielos qué horror <b>Leoncio</b>, también tuve cierto desvanecimiento. La
idea inicial de la película me cae un poco mal en el fondo, pues es
un guiño a las cosas que están de moda ahora y que en menos tiempo
del que pensáis nadie sabrá lo que <span lang="es-ES">eran</span>:
un exorcista<i> “youtuber”</i> que retransmite en directo sus
ceremonias, por supuesto falsas y amañadas, con actores y efectos
especiales, se las tendrá que ver con un verdadero demonio que le
pondrá una serie de retos extremos que le permitirán, amén de
salvar la vida de su novia, ir aumentando el número de seguidores en
la enésima crítica de boquilla a la cultura de los <i>“LOLs”</i> que
llevamos vista en una <b>Muestra </b>en la que me apuesto a que tener
cientos de miles de seguidores arreglaría la vida de más de la
mitad del público (me acuerdo ahora mismo de <b>“The good neighbor”</b>,
con <b>James Caan</b> puteado por unos niñatos tecnologizados, o <b>“Nación
salvaje”</b>, en la que aparentemente podías ser un idiota y un
justiciero a la vez sin ningún tipo de contradicción). La peli
tendré que verla otra vez para saber si las partes que me perdí
arreglan mi impresión, pero creo que el público fue tan favorable
con una peli un tanto embrollada, planificada con bastante poca
claridad, que no sabe qué hacer con muchas de sus ideas guays (para
muestra, la gratuita aparición y desaparición de un travesti
apodado <b>Scarlett von Kock</b>, la típica gracia epatante que pocos
habrían <span lang="es-ES">echado
en falta</span>
de haberse descartado) porque estaba planteada con un gran descaro y
desparpajo, sin tomarse mucho en serio y con un ritmo lo
suficientemente rápido para no pararte en pensar en lo que estás
viendo. Todo lo cual, para mucha parte del público que disfruta
conmigo de estos eventos, son virtudes sagradas. Para mí no tanto,
pero lo respeto. A veces pienso así. Sea como sea, de las pequeñas
subtramas protagonizadas por el público que, a lo largo y ancho del
mundo, como si no existieran las diferencias horarias, sigue las
retransmisiones del reverendo coletitas (y de <b>“Drew”</b>, no se nos
olvide <b>Drew</b>, uno de los personajes más jaleados por el púbico de
2020 junto al coronavirus), termina surgiendo un <i>gag </i>final bastante
memorable protagonizado por un personaje que nos considera un país
destrozado. Y hasta aquí puedo leer, como decía <b>Mayra</b> (y supongo
que también el no tan recordado <b>Jordi Estadella</b>).</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
</div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white;"><br />
</span></div>
<br />Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-47151307902125741632020-04-30T19:19:00.000+02:002020-04-30T19:19:14.249+02:00517: XVII Muestra SyFy VI: Lo que no veo por ningún lado es la "SyFy"<br />
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;">Es
un poco la queja habitual, que en una muestra fílmica patrocinada
por un canal que hace de la ciencia ficción el nombre de su marca,
no se encuentren demasiados títulos de naturaleza especulativa
(bueno, <b>“Bacurau”</b>, de la que acabamos de hablar, supuestamente es
CF, lo que sucede es que el subgénero <i>“futuro cercano”</i>, para
cuando las películas llegan a las pantallas, se convierte en el
telediario de ayer…) Pero, quitando <b>“Color out of space”</b>, que,
por su <i>crossover </i>con el terror, con <b>Lovecraft</b>, con la trayectoria de
un director maldito, y por <b>Nicolas Cage</b>, merece casi un capítulo
para ella solita, hubo al menos dos títulos que hicieron honor al
membrete <b>“SyFy”</b>: <b>“Synchronic”</b> y <b>“Human lost”</b>.</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWaFBoth45aCKOCqqXXindoz0pi0SxU-0OiE8CU9j-sMuzHQkAEfceTPHs6yO54K8ki-Ol7se53y_SmteRB5zfro0g-PS2laI9DlaDGhMzvv0Iul8OcN7PRCtburu2YBJe8ErzYz5ZeHk/s1600/synchronic.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="406" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWaFBoth45aCKOCqqXXindoz0pi0SxU-0OiE8CU9j-sMuzHQkAEfceTPHs6yO54K8ki-Ol7se53y_SmteRB5zfro0g-PS2laI9DlaDGhMzvv0Iul8OcN7PRCtburu2YBJe8ErzYz5ZeHk/s320/synchronic.jpg" width="216" /></span></a></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><b>“</b><b>Synchronic”</b>
es ya la tercera película en la <b>Muestra</b> del tándem <b>Justin Benson /
Aaron Moorhead</b>, después de <b>“Spring”</b>, que se va reivindicando
poco a poco como una rareza estimulante, y <b>“The endless”</b>, de la
que no hablamos demasiado bien por aquí y a la que no hemos dado aún
otra oportunidad. <b>“Synchronic”</b>, el producto que da nombre a la
peli, es más o menos lo mismo que <b>“Chronax”</b>, sobre la que
cantaba <b>Donald Fagen</b> en su tema <b>“Brite nightgown”</b>: una droga para
viajar en el tiempo. En otra muestra de la inquietante capacidad de
la <b>Muestra</b> para predecir el futuro, los héroes de la película son
dos sanitarios, un negro follarín pero solitario (los tópicos de la
caracterización son tozudos) y un blanco con problemas tanto en su
matrimonio como en su relación con su hija adolescente (lo mismo
digo). El modo en que la película se abre con una secuencia
desconcertante (los extraños “viajes” de una pareja que se droga
en un hotel), prosigue con lo que parece un <i>“thriller”</i> de escenas
del crimen, enlaza con una fase de experimentos espaciotemporales y
termina uniendo la historia familiar con la historia con mayúsculas
de un país, revela una ambición considerable a nivel de concepción
y escritura que no llega a corresponderse con una habilidad plástica
o narrativa comparable (es el viejo lamento de <b>Barry Malzberg</b> en
<b>“Galaxies”</b>: ¿qué escritor puede estar a la altura de asuntos
inimaginables como viajes en el espacio sideral o en el tiempo?).
Tanto es así, que la película sufrió un remontaje entre su pase en
el festival de <b>Sitges</b> y el de la <b>Muestra</b>, con el consiguiente desfase
en los subtítulos, que desembocó en una intervención de <b>Dolera </b>a
mi modo de ver desafortunada: lanzar una soflama en mitad de la peli
(cuando se suponía que se le dejó el micro abierto para intentar
traducir) sobre <i>“así es como el cine nos trata a las mujeres”</i>,
cuando lo único que se buscaba era mostrar la perspectiva de un
padre divorciado al que tampoco se idealiza mucho, hizo realidad
conmigo esa frase que tanto odio, <i>“me sacó de la película”</i>,
haciendo un poco difícil para mí el reconectar con la trama. En
todo caso, la peli tiene su aquel, es una serie B con ciertas, aunque
no muchas, pretensiones, y continúa una trayectoria fílmica
peculiar que nos puede deparar alguna que otra sorpresa.</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><span style="background-color: black; color: white;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGcnUwlwuxWioYSEyqWc6wAm3JjLTLUYjDFDFaiX81F-vWrNpnsKSplHUFAbbi781khKMJl4FBzjL0A7DxuLkkjcMjyII7NIjP5s4Sv778q4oZ-Yol6dZDjIm_eFBnaHS28xto05x0Sb8/s1600/No+Longer+Human.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="452" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGcnUwlwuxWioYSEyqWc6wAm3JjLTLUYjDFDFaiX81F-vWrNpnsKSplHUFAbbi781khKMJl4FBzjL0A7DxuLkkjcMjyII7NIjP5s4Sv778q4oZ-Yol6dZDjIm_eFBnaHS28xto05x0Sb8/s320/No+Longer+Human.jpg" width="226" /></span></a></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><b>“</b><b>Human
lost”</b>, largometraje de animación japonesa, fue una de mis
decepciones personales de la <b>Muestra</b>, pues me planteaba <i>a priori</i> un
interrogante de difícil respuesta: ¿realmente se podía realizar
una traslación a la CF del clásico de la literatura japonesa
<b>“Indigno de ser humano”</b>, de <b>Osamu Dazai</b>, que en principio está
en las antípodas de la fantasía colorista a la que nos tiene
acostumbrado el <i>anime</i>? (Aunque sí existe una adaptación más o
menos fiel en una serie animada cuya edición francesa tengo en casa)
La respuesta parece ser que no: hacer del protagonista un rebelde
contra el sistema está tanto más cogido por los pelos como que el
personaje de <b>Dazai</b> se reía de las aspiraciones de la célula
comunista a la que sus amigos se apuntaban por ganas de epatar, y
convertir a su amigo <b>Masao Horiki</b> en una especie de villano de <b>James
Bond</b> no casa muy bien con el rol que <b>Dazai </b>le reserva en la historia.
El paralelismo entre la sociedad próspera fundamentada en el
imperialismo y el belicismo del Japón de los años 30 y una distopía
futura que promete la inmortalidad a un terrible precio no está
demasiado bien buscado, y todo el tiempo me da la impresión de que
se juega con la cierta familiaridad de muchos japoneses con el texto
de <b>Dazai</b>, que por lo que tengo entendido se suele estudiar en la
asignatura de <b>Literatura Japonesa</b> (supongo que todos tienen cierta
idea de que se trata de la historia de un pintor frustrado, que
sobrevive a un doble suicidio con su pareja, que es un drogadicto,
etc.) para insertar sus elementos en una suerte de <i>remake </i>de <b>“Akira”</b>,
con sus mismas veloces persecuciones y escenas de destrucción
cataclísmica, todo ello dándole al guión una apariencia de enorme
complejidad que en el fondo no es tal pero hace la película difícil
de seguir, especialmente para el público de las 4 de la tarde que se
había acostado después de las 4 de la madrugada del mismo día. Lo
único que para mí captura cierto decadentismo canalla y cierto
romanticismo sórdido es el retrato que el protagonista hace de la
dueña del bar que le acoge, un desnudo sin idealizar de una mujer
rotunda, alejada de su mejor momento físico pero aún así
atrayente, que luego se trata de recuperar en el clímax de la
aventura. Pero es poco lo que soy capaz de rescatar ahora del que
creo que es el primer largometraje <i>anime </i>de la <b>Muestra</b> que no me ha
dejado satisfecho (es que miren ustedes los precedentes: <b>“Steamboy”</b>,
<b>“Paprika”</b>, <b>“Summer wars”</b>, <b>“Wolf children”</b> o <b>“Your
name”</b>) y que querría rescatar en su estreno previsto para octubre
o noviembre de 2020 (si es que la red de salas cinematográficas
subsiste para entonces y el <b>Covid</b> no ha ayudado a instaurar el
imperio maligno del <i>streaming</i>) para ver si con la cabeza más clara y
mis fuerzas completas soy capaz de ver el vaso medio lleno en lo que
en su momento solo supe ver como un trago amargo.</span></div>
<br />
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
</div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br />
</span></div>
<br />Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-13065742537495677252020-04-30T19:08:00.000+02:002020-04-30T19:08:53.395+02:00516: XVII Muestra SyFy V. El "western" al revés<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSKvx98-9cQnMtuGO5HFZY1DfijV8-LuxD-X_LDWBbXX-nl5sBUgsPE1JplvP_00-nNmGq64BMhG_BBu7P1JDuBPWEal4y2ZvQQSkcoRz-GfSptvIyhpqVc9ahreQE4J24QpZDDCodFYo/s1600/Blood_Quantum-454768012-large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="830" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSKvx98-9cQnMtuGO5HFZY1DfijV8-LuxD-X_LDWBbXX-nl5sBUgsPE1JplvP_00-nNmGq64BMhG_BBu7P1JDuBPWEal4y2ZvQQSkcoRz-GfSptvIyhpqVc9ahreQE4J24QpZDDCodFYo/s320/Blood_Quantum-454768012-large.jpg" width="221" /></span></a></div>
<br />
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><b>
“</b><b>Blood
quantum”</b> (título referido, al parecer, a una especie de <i>“RH
vasco”</i> que te define o no como americano nativo) plantea una
epidemia de zombis ultraviolentos que solo deja indemnes a los
pobladores originales de <b>Norteamérica</b>, lo cual plantea la divertida
paradoja de que terminan siendo los pieles rojas quienes cazan a
tiros a los blancos, subvirtiendo los precedentes históricos. Lo
malo es que el guión no apuesta por ese tipo de malicia, sino que
acumula las secuencias de acción sin un hilo argumental fuerte por
debajo que vaya más allá del contraste entre los dos hijos del
sheriff, de diferentes madres: uno que lucha por integrarse y ser
buen miembro de la sociedad, y otro que es un macarra irredento.
Mientras escribo esto no tengo puesto <b>Internet</b> para no hacer trampa
con <b>Wikipedia</b>, pero, a un mes y siete días del visionado, no retengo
muchas cosas amén del ya mítico <i>“abuelo ninja”</i> (un ex
combatiente de la <b>II Guerra Mundial</b> que por alguna razón es un
maestro indio de la <i>katana</i>): una broma consistente en cagar sobre los
coches desde lo alto de un puente, unos peces zombis, una inquietante
chica de ojos claros que arranca su “hombría” al macarra y que
luego es vislumbrada brevemente como zombi para no aparecer nunca
más, y unos peculiares insertos animados, recurso que, como veremos
luego, no fue la única vez que apareció en esta <b>Muestra</b>. Pero en
general recuerdo <b>“Blood quantum”</b> con bastante desdén, me dio la
impresión de que era el típico título de relleno, con
disponibilidad fácil, que dentro de muy poco veremos programado
hasta la saciedad en el canal <b>Dark</b>.</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><span style="background-color: black; color: white;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2aQIfIV-QXT9s0euXz1N0M4FQT5GUGk7fbV02MHV10V0HbpJk4nAJ19SWGpp6x0CF2Lb5-nC5YTHu72TZKtNOf9FTqDtmbdxO3zJndVFwt8tJJ3T7ygyS0K2OKZryE8DuXLHyt23tFxE/s1600/Bacurau-307669272-large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="740" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2aQIfIV-QXT9s0euXz1N0M4FQT5GUGk7fbV02MHV10V0HbpJk4nAJ19SWGpp6x0CF2Lb5-nC5YTHu72TZKtNOf9FTqDtmbdxO3zJndVFwt8tJJ3T7ygyS0K2OKZryE8DuXLHyt23tFxE/s320/Bacurau-307669272-large.jpg" width="246" /></span></a></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><b>“</b><b>Bacurau”</b>,
por su lado, me planteaba la misteriosa cuestión de qué hacía en
la <b>Muestra</b>. Había visto una de las pelis anteriores de su
co-director, <b>Kleber Mendonça filho</b>, <b>“Doña Clara”</b>, y, si bien la
encontré interesante, no la vi muy afín a los mundos del
fantástico, ni hacía prever una visión del mundo lo bastante
divergente para hacer del cine de autor un subgénero afín a la fantasía
o incluso a la ciencia ficción (por ejemplo, lo que pasaba en
<b>“Canino”</b> de <b>Lanthimos</b>). Luego, una vez vista, ya queda claro el
porqué, aunque habría que <i>“spoilear”</i> a fondo para explicarlo
del todo. Baste decir que la película transcurre en un futuro más o
menos cercano y que en ella unos gringos que utilizan un dron espía
en forma de platillo volante se proponen exterminar a los habitantes
de un pueblo brasilero cercano a <b>Pernambuco</b> para hacerse con su agua,
un bien convertido en escaso. Y hasta ahí puedo leer, como decían
en el <b>“Un, dos, tres”</b>. La peli en general gustó más al público
de lo que yo pudiese haber anticipado (excepto a los más acérrimos
del cine de género, que practican con el <i>“mainstream”</i> el tipo de
desprecio que ellos creen sufrir por parte de la cultura más
oficial), con un inicio costumbrista que va incorporando
insinuaciones de un substrato más salvaje que terminará estallando,
llegando al <i>“gore”</i>, al final, ante la invasión gringa, y algún
que otro guiño inesperado (la escuela del pueblo se llama <b>“Joao
Carpenteiro”</b>, y ahora sí que he ido a <b>Wikipedia</b>: no hay ningún
<b>Joao Carpenteiro</b> célebre en <b>Brasil </b>que haya podido dar nombre a una
escuela, lo cual no demuestra de por sí que la peli sea un homenaje
a <b>John Carpenter</b>, pero sí que los que la han hecho han querido dejar
constancia de que para ellos <b>John Carpenter</b> ha sido una fuente de
aprendizaje). También hizo mucha sensación que el personaje de
<b>Sonia Braga</b> se llamara <b>“Domingas”</b>, y también subió la moral que
uno de los graciosos fuese silenciado de manera contundente durante
una escena en la que un lugareño gordo aparecía desnudo, con la
frase <i>“es ver un pito y ya os ponéis nerviositos”</i>. Nos hubiera
hecho falta ese héroe anónimo durante la proyección de <b>“The
lodge”</b>.</span></div>
<br />Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-53446181929693183802020-04-30T19:00:00.001+02:002020-04-30T19:00:47.259+02:00515: XVII Muestra SyFy IV: Coronavirus Superstar<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVEsH8vPmwfu7R-EN6GSpSrEQ2TfDBCz7iOmpWuymVxN_EcHp_Xhm8UJb_dfye9ra3Gi_kHK804I8xK4TADw3KBcwzKFlvMeTN4Ct4zeiJZ1twRHBXOEDbnqULWAqRcMygdYZsAW37yKc/s1600/covid+in+film.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="383" data-original-width="681" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVEsH8vPmwfu7R-EN6GSpSrEQ2TfDBCz7iOmpWuymVxN_EcHp_Xhm8UJb_dfye9ra3Gi_kHK804I8xK4TADw3KBcwzKFlvMeTN4Ct4zeiJZ1twRHBXOEDbnqULWAqRcMygdYZsAW37yKc/s320/covid+in+film.jpg" width="320" /></span></a></div>
<br />
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: "times" , "times new roman" , serif;">Los
virus a veces están en el cuerpo, otras están en la mente. A veces
se curan, otras veces vivirás en una especie de simbiosis con ellos.
Como espectador de la <b>Muestra SyFy</b>, tengo una especie de relación
amor-odio con ese ambiente festivo <i>“mandanguero”</i>, del que varios
tuiteros han visto este año una exacerbación irritante. Es cierto,
por ejemplo que en películas como <b>“The lodge”</b>, los graciosos se
habrían ido callando a medida que el meollo comenzaba (así sucedió
por ejemplo en pases históricos como el de <b>“Déjame entrar”</b>),
pero en 2020 las retransmisiones y reinterpretaciones jocosas de lo
acontecido en pantalla duraron TODA LA PELÍCULA durante la
proyección en la <b>Sala 1</b>, hasta el punto que me pregunto de qué se
enteraron realmente la mayoría de los “graciosos”.</span></div>
<span style="background-color: black; color: white;"><br /></span>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNDIlU1LxTrnDSMkodRhnHPaIrYJ3W8S0rAwhXmgcJWkSrhd1h8WurPcP4_8MmGW0WeFlhyphenhyphen8GoM5B6mtUy3R3e1ZtaXQB8jruORvMhVAwLUquvgcdlN6rlx13O1NllqL9saNpOLJbIAEs/s1600/The+Lodge+%25282019%2529-2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="354" data-original-width="674" height="168" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNDIlU1LxTrnDSMkodRhnHPaIrYJ3W8S0rAwhXmgcJWkSrhd1h8WurPcP4_8MmGW0WeFlhyphenhyphen8GoM5B6mtUy3R3e1ZtaXQB8jruORvMhVAwLUquvgcdlN6rlx13O1NllqL9saNpOLJbIAEs/s320/The+Lodge+%25282019%2529-2.jpg" width="320" /></span></a></div>
<br />
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: "times" , "times new roman" , serif;"><b>
“</b><b>The
lodge”</b>, creada por los mismos responsables de <b>“Ich seh, ich seh”</b>
(aka <b>“Goodnight Mommy”</b>), <b>Veronika Franz</b> y <b>Severin Fiala</b>, y
distribuida, esto no lo sabía yo antes de verla, bajo la bandera de
la renovada <b>Hammer</b>, es un relato de suspense psicológico ambientado
en una casa de campo aislada en mitad de la nieve y en la que dos
niños y su nueva madrastra tienen una difícil relación que lleva
la historia por terrenos muy malrolleros en los que lo sobrenatural y
la religión tendrán un protagonismo inquietante. Pues bien, la
película es de las que se toman muy en serio, con una lentitud
deliberada y una austeridad que pretende (para mí lo consigue, pero
ya vi que para muchos otros no) resultar hipnótica, jugando a ser
previsible para dar el gran puñetazo a traición al final. Lo cierto
es que mi situación en la sala (siempre lo más delante posible)
hizo que los daños fuesen menores, pero comprendo que los sentados
más hacia la mitad debieron de sentirse como en un avión
secuestrado. Ya dije en 2019 que me molestó cuánto se tomó a
chacota <b>“Quiero comerme tu páncreas”</b>, pero por varias razones
creo que la <b>Sala 2</b> no es opción, porque un poco de cachondeo puede
ser sano dentro de un orden y ver las peliculas en solitario silencio
ya es lo que voy a hacer en mi casa casi siempre a partir de ahora.
Nos van a hacer falta en la <b>Sala 1</b> algunos <b>Paul Kersey</b> o <b>Harry
Callahan</b> de verbo afilado que impongan su propia ley cuando la peli
es buena. Vamos, seguirse tomando a broma la historia cuando sucede
lo que sucede con <b>Alicia Silverstone</b> (¡la puñetera <b>Alicia
Silverstone</b> en versión <i>“cougar”</i>!) y siendo testigos de la brutal
interpretación de la nietísima (de <b>Elvis</b>) <b>Riley Keough</b>, y ser tan
insensible a la avalancha de entrañables <i>“tics”</i> de autor que dan
su sabor a la obra (incluyendo un uso de las casas de muñecas
similar al de <b>“Hereditary”</b>) es prueba de que, si no había
coronavirus en el aire de la sala, sí había cierto tipo de síndrome
mental entre los espectadores que se contagiaba e iba a más.</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif;"><span style="background-color: black; color: white;"><br /></span></span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: "times" , "times new roman" , serif;">Y
hablando del coronavirus, que es lo que nos mantiene encerrados ahora
y posibilita que yo esté redactando esta crónica, me hace gracia
pensar que <b>Dolera </b>afirmaba en una de sus presentaciones haber
recibido la consigna de no sacar el tema, poco después de que el
público coreara con palmas el nombre de la pandemia, en una muestra
de humor gamberro que, qué queréis que os diga, a mí sí me hace
cierta gracia por lo que tiene, vista retrospectivamente, de desafío
a lo que parecía entonces un montaje informativo pero se ha
convertido en un impedimento vital para todos los que no tuviesen,
como un servidor, un cierto corazón de <i>“hikikomori”</i>, amén del
verdugo de padres y abuelos varios que en muchos casos eran los
precursores de nuestro frikismo. Tomar a coña marinera algo que los
cincuentones apocalípticos que no han triunfado en la vida se
complacen en mirar como una especie de punto final para la especie
humana me resulta de una irreverencia sana, y más todavía porque
nadie sabía si el virus estaba realmente allí. ¿Hubo contagios en
la <b>Muestra</b>? No he visto nada en el <b>Twitter</b> de <b>SyFy</b>, aunque, claro, ¿cómo va a retuitear <b>SyFy</b> ningún mensaje en plan “me contagié en
el pase de <b>“Rabid”</b>?”. Porque, de hecho, parte de la guasa reside
en el hecho de que las pandemias antes de ayer eran ciencia ficción,
de ahí que siempre tengamos aspirantes ficticios a coronavirus entre
las películas de la <b>Muestra</b>, y este año no fue excepción.</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: "times" , "times new roman" , serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1biXZ_GcVOrO0vAYqfiKCSz2T44U7nOWtcziIz686P-XCdUH9T5RVXXkNQttNqHwjfUMF0_jUG1dzbmUTHGOfVn6tCNGKDwFegUThB_asDTUK03tpeRATOS3QfRGVQSCdoVXd8EgV29s/s1600/Rabid-222237167-large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="889" data-original-width="636" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1biXZ_GcVOrO0vAYqfiKCSz2T44U7nOWtcziIz686P-XCdUH9T5RVXXkNQttNqHwjfUMF0_jUG1dzbmUTHGOfVn6tCNGKDwFegUThB_asDTUK03tpeRATOS3QfRGVQSCdoVXd8EgV29s/s320/Rabid-222237167-large.jpg" width="228" /></span></a></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: "times" , "times new roman" , serif;">Un
ejemplo, que he preferido dejar para otro capítulo, es <b>“Blood
quantum”</b>, la enésima epopeya de infectados a la que se pretende
dar un giro étnico y social, o ya la referida <b>“Rabid”</b>, segunda
presencia diferida en la <b>Muestra </b>del gran <b>David Cronenberg</b>, de quien
se vio <b>“La mosca”</b> en una de aquellas sesiones <b>“Phenomena”</b> de
la etapa en el cine <b>Callao</b> y que nos ha visitado en forma de su hijo
<b>Brandon</b> en <b>“Antiviral”</b> y ahora en el <i>remake </i>de su segunda peli
profesional pergeñado por las hermanas <b>Soska</b>. Estuve revisando la
original para cotejarla con la nueva y creo que se parecen solamente
en el plano cenital de la protagonista retorcida de dolor en el suelo, lo cual siempre he visto como una metáfora de la dismenorrea. Algo en principio positivo, porque, para hacer la misma película
otra vez, no se pone uno a armar un proyecto fílmico y arriesgar
capitales propios y ajenos. Creo no obstante que los temas de la
primera versión eran menos obvios que los de esta segunda, que me
recuerdan a cuando me gustaba el feminismo radical porque planteaba
una versión paranoide de la sociedad, la psicología y la biología
que daba un juego excelente para relatos de horror y ciencia ficción.
Lo único que se trata de atenuar un poco es el concepto del apéndice
fálico que, saliendo del hombre, hacía que, en el original, la
mujer fuera la penetradora, pero, por lo demás, el virus salva a la
protagonista de ser <i>“<b>Betty</b> la fea” </i>para el resto de sus días, la
coloca en primera fila del <i>“prêt à porter”</i> de la mano de un
sosias casposo de <b>Karl Lagerfeld</b>, la convierte en una vengadora
superpoderosa que acaba con las fechorías de un superviolador con
demasiada pluma para ser un ejemplo convincente de masculinidad
tóxica, y convierte en una ceremonia dantesca uno de esos desfiles
de moda que al parecer convierten a las mujeres en objetos. Las
<b>Soska</b>, de manera evidente, son seguidoras y conocedoras de
<b>Cronenberg</b>, pues insertan múltiples referencias y homenajes no solo
al original de <b>“Rabia”</b> (ese <b>Papá Noel</b> tiroteado), sino también
a otros títulos del canadiense, desde los uniformes quirúrgicos de
<b>“Inseparables”</b> a la posibilidad nunca descartada, al estilo
<b>“Videodrome”</b> de que mucho de lo que vemos se trate en realidad de
alucinaciones de la protagonista. Pero a mí, con todo el <i>“gore”</i>
salvaje de esta revisión, me sigue hablando más la original, la
sigo encontrando más desasosegante por su manera de retratar una
soledad extrema que la sexualidad exacerbada no cura, y por su modo
de sugerir, en uno de los finales más desoladores del cine, que el
individuo es definitivamente desechable. La nueva versión, apelando
a la represión y el encierro, o bien quiere sugerir que existe un
patriarcado que mantiene a las mujeres sin voz ni movimientos, lo
cual, a la vista de la cantidad de creadoras y personalidades
femeninas desenvolviéndose con éxito en los medios, no parece ir
más allá de la metáfora, o bien advierte sobre la reacción futura
de un poder masculino amenazado. En todo caso, el final original
tiene mucha mayor fuerza, como la película en general.</span></div>
<br />Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-10527762743342274672020-04-30T18:46:00.000+02:002020-04-30T18:46:41.734+02:00514: XVII Muestra SyFy III: Si eres perro, ¡huye!<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOzv6cLh7R2jp0wK2VGvy7HK8LrVjL39S91UpvSSVyYkpSTiFCpMM_mqhfjk7YWRe_sa5DOdUf3pBYmt0Jjs2BdwoP81DZX1SqVVVAKdirLomGpKNiwvgc291PxHd2Sh83ukLuUwcO05k/s1600/the+pool.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="678" data-original-width="474" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOzv6cLh7R2jp0wK2VGvy7HK8LrVjL39S91UpvSSVyYkpSTiFCpMM_mqhfjk7YWRe_sa5DOdUf3pBYmt0Jjs2BdwoP81DZX1SqVVVAKdirLomGpKNiwvgc291PxHd2Sh83ukLuUwcO05k/s320/the+pool.jpg" width="223" /></span></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="background-color: black; color: white;"><br /></span></div>
<br />
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: "times" , "times new roman" , serif;">La
película tailandesa <b>“The pool”</b>, la misma que nos descubrió que
en el idioma de aquel país <i>“¡Socorro!”</i> suena algo así como
<i>“¡Cthulhu oe!”</i>, nos reveló también, aparte de que mucho
público siempre va a decir que una película que saca un
aprovechamiento máximo de medios mínimos es mala, el recurso
universalmente efectivo para impresionar y conmocionar a un público
del 2020 nacido y crecido entre algodones: basta con que un perro que
aparece en la historia muera o sufra un horrible destino. La mascota
del protagonista de <b>“The pool”</b>, para más recochineo, llevaba el
nombre <b>“Lucky”</b>, pero cuando apareció por primera vez en pantalla
solo nos llamaba la atención el cocodrilo con el que nuestro héroe
se veía obligado a compartir el fondo de una enorme piscina vacía
sin escaleras para salir de ella (norma rigurosa cuya razón a nadie
se le ocurre explicar). Parece todo una tontería pero considero que
mantener la atención del espectador con una premisa así durante 90
minutos es un mérito en sí mismo, independientemente de la calidad
del <b>CGI</b> del cocodrilo, de si hay unos huevos que cambian de tamaño
de un plano a otro, de si es posible que haya túneles subterráneos
que llevan a donde parecen llevar, o, mi eterno favorito, si los
personajes toman las decisiones correctas en cada momento (un clásico
de las malas críticas de los terrores y <i>slashers:</i>
supongo que todo el mundo, en situaciones de vida o muerte con el
<b>Jason </b>o <b>Michael Myers</b> de turno en los talones, se convierte en todo
un <b>von Clausewitz</b> de la estrategia, viendo con claridad cristalina
todas las mejores opciones ante ti). Sabes que estás en este tipo de
festival cuando tienes delante una peli tan insensata, y de hecho
gran parte de la diversión reside en lo insensata que es. Pero lo de
<b>Lucky</b> la verdad es que dolió. No contaré lo que le pasa porque es
<i>spoiler</i> y si sois un poco moñas respeto vuestro derecho a
traumatizaros vosotros mismos.
</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif;"><span style="background-color: black; color: white;"><br /></span></span></div>
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhelro7a_SinI-Lx8FPtYneSzMdk5ooHYvOM4uF824SfXB1AlKXuANb3HWTKErvOQotpu3MrxVCvE22Z1RWLVDBfVzqV8VIj7Xr1iHAWvwYQoqj5jQ25z_Mogol3mmRxJTSwF64QJZ5FWE/s1600/no-dogs-sign.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="566" data-original-width="800" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhelro7a_SinI-Lx8FPtYneSzMdk5ooHYvOM4uF824SfXB1AlKXuANb3HWTKErvOQotpu3MrxVCvE22Z1RWLVDBfVzqV8VIj7Xr1iHAWvwYQoqj5jQ25z_Mogol3mmRxJTSwF64QJZ5FWE/s320/no-dogs-sign.jpg" width="320" /></span></a><br />
<br />
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: "times" , "times new roman" , serif;">Pero
no es que fuera solo <b>Lucky</b>. Veamos, si <b>Lucky</b> es 1), 2) es el perro
zombi de <b>“Blood quantum”</b>, 3) el perro del negro de <b>“Synchronic”</b>
que termina atrapado en el tiempo con el <b>Ku Klux Klan</b>, 4) es uno de
los perros de <b>“Bacurau”</b>, al cual, cuando preguntan a <b>Udo Kier</b> si
lo mató de un disparo, contesta <i>“Hell, no”</i>, 5) es una especie de
engendro infernal de <b>“The cleansing hour”</b>, 6) es el perrito de
los niños de <b>“The lodge”</b>, incapaz de aguantar los rigores del
invierno, 7) es el perro lobo de <b>Nicolas Cage</b> en <b>“The color out of
space”</b>, 8) son los sabuesos robóticos que atacan al protagonista
de <b>“Human lost”</b> y 9) es el perro del guardabosques en <b>“The boy
II”</b>. Y tal vez se me olvide alguno, pero lo que está claro es que
los guionistas de las pelis de esta <b>Muestra</b>, tal vez la última antes
del apocalipsis humano, no se cortaron mucho a la hora de hacer una
apelación barata a las emociones de un público que se ríe y
aplaude si despanzurran a humanos en pantalla, pero llora amargamente
si a un pequeño amigo a cuatro patas le pisan el rabo.</span></div>
<br />Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-53894842808772141412020-04-30T18:37:00.000+02:002020-04-30T18:37:35.188+02:00513: XVII Muestra SyFy II: Memorias del subsuelo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIldm1xLxfUKa3_rcBfGHMzuJ3Jc2nwczdYCmef6jvUfdbbY5PWuIjqhpYAbIXOSgvQEWAzsyTU5_AgAHGvnrxOjGysW8d9f4RSTEWhT4bPkLtOMSrWdx8y1bt2HMMWEjvM2S0wJXz8eA/s1600/outbreak+ii.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="614" data-original-width="1349" height="145" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIldm1xLxfUKa3_rcBfGHMzuJ3Jc2nwczdYCmef6jvUfdbbY5PWuIjqhpYAbIXOSgvQEWAzsyTU5_AgAHGvnrxOjGysW8d9f4RSTEWhT4bPkLtOMSrWdx8y1bt2HMMWEjvM2S0wJXz8eA/s320/outbreak+ii.jpg" width="320" /></span></a></div>
<br />
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: "times" , "times new roman" , serif;">Resulta
raro, en la presente situación de confinamiento, imaginar instantes
en los que compartíamos un mismo recinto con cientos de personas, y
en los que los virus con pinchitos tenían la posibilidad de volar
libremente de una persona a otra e invadirnos a fuerza de la famosa
“carga viral”, toda vez que el público festivalero grita digamos
que un poquito y que en los servicios todos compartíamos los mismos
grifos, pomos de puertas, etc. No creo haber sido el único en
preguntarme si me habré pasado cuatro semanas incubando, o si estaré
incubando aún, el inefable microorganismo "chino", incorporado a mi
cuerpo durante un evento no tan multitudinario como las
manifestaciones del <b>8-M</b> pero que, si hubiese estado programado solo
para una semana más tarde, ni siquiera habría tenido lugar, y por
tanto este blog se habría pasado sin actualizar como mínimo dos
años.</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: "times" , "times new roman" , serif;"><br />
</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: "times" , "times new roman" , serif;">Pero
al parecer me encuentro bien, únicamente sorprendido por el anuncio
de mis jefes de que comenzaban las vacaciones de <b>Semana Santa</b> (porque
un encierro involuntario no puede considerarse vacaciones por mucho
que no te dejen ir al trabajo) y con algún miembro de la familia
menos, viviendo una realidad apocalíptica que una vez más pone en ridículo el extendido empleo de la expresión “ciencia ficción”
como sinónimo de algo inverosímil y nada plausible, y preguntándome
por qué cada vez más las pantallas de vídeo parecen ventanas y las
ventanas parecen pantallas de vídeo. Y por qué hace frío uno de
cada dos días para no dejarme celebrar mi vieja decisión de tener
un salón más pequeño a cambio de un acceso al exterior en forma de
balcón.
</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: "times" , "times new roman" , serif;"><br />
</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: "times" , "times new roman" , serif;">Y
entonces me dedico a hojear viejos diarios y álbumes de fotos,
descubro paleolíticos cigarrillos <b>Camel</b> en lo alto de novelas de
<b>Pérez-Reverte</b> que hay alguien que ya nunca va a leer, y, tropezando
con mi vieja y destrozada mochila de los años 2014 a 2016, vislumbro
la correa negra que suspendía en torno a mi cuello el abono de la
<b>Muestra SyFy</b>. Imagino aquel viejo fundido encadenado que simulaba
ondas de agua y el <i>flashback</i>
comienza.</span></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: black; color: white;"><br />
</span></div>
<br />Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-46428551183314649022020-04-30T18:30:00.000+02:002020-04-30T18:32:17.969+02:00512: XVII Muestra SyFy I: El final<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin: 0px; orphans: 2; text-align: left; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: inherit;"></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpISDVC4fTYo7AQr6cilNV0Dow1p6WSZKUwl9HlrRno9-qguvdlhFuV5QVrpr-zGPGztdyCZNbxkmBQxezqvVd3MerO-sMkJUiA_qlsBrj0m1XPQGnh2OpQ5rCEbyM6BjH-YC6JCY5roE/s1600/abandoned+cinema.jpg" imageanchor="1" style="background-color: black; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><img border="0" data-original-height="1410" data-original-width="1124" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpISDVC4fTYo7AQr6cilNV0Dow1p6WSZKUwl9HlrRno9-qguvdlhFuV5QVrpr-zGPGztdyCZNbxkmBQxezqvVd3MerO-sMkJUiA_qlsBrj0m1XPQGnh2OpQ5rCEbyM6BjH-YC6JCY5roE/s320/abandoned+cinema.jpg" width="255" /></span></a></div>
<div class="separator" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; clear: both; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin: 0px; orphans: 2; text-align: center; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; margin: 0px; text-align: center; text-indent: 0px;">
</div>
<div class="western" style="font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; letter-spacing: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: left; text-decoration-line: none; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><span style="font-style: normal; font-weight: 400;">El
karma es tozudo: como </span><span style="font-style: normal; font-weight: 400;"><span lang="es-ES">mucho</span></span><span style="font-style: normal;">
público de la sala 1 ha terminado confundiendo la “mandanga”
doleriana (nunca me ha gustado la palabra, lo siento, para mí eso
siempre será la manera que tenía <b>El Fary</b> </span><span style="font-style: normal; font-weight: 400;"><span lang="es-ES">de</span></span><span style="font-weight: 400;">
referirse a la marihuana) con el sabotaje, suena a justicia poética
que fuese el público de la sala 2 el único que pudiese disfrutar de
la clausura tal como fue concebida inicialmente (con la escena en
primicia de la suspendida <i>“sine die”</i> </span><b>“Un lugar tranquilo 2”</b><span style="font-weight: 400;"> y
no sé qué más) y en cambio los sanos juerguistas de la sala 1 (y
de la sala 3, donde dice </span><b>Twitter</b><span style="font-weight: 400;"> que varios se despacharon a gusto
contra la ínclita maestra de ceremonias) tuvieron que esperar una
hora larga para ver la peli de despedida, </span><b>“The boy 2”</b><span style="font-weight: 400;">.</span></span></div>
<div class="western" style="font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: left; text-decoration-line: none; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br />
</span></div>
<div class="western" style="font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; letter-spacing: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: left; text-decoration-line: none; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;">La
espera obligó a más de uno con mal horario a marcharse sin ver
nada, pero no fue del todo aburrida dada la iniciativa espontánea de
los creadores de un juego, <b style="font-style: normal;">“Spoilers”</b>, basado en adivinar
películas a partir de una serie de pistas (algo un poco menos
currado de lo que parece, pues las pistas son líneas de diálogo
textuales que aparecen en el tráiler doblado, con lo cual los que no
se saben los guiones palabra a palabra y se lo ven todo en original
no tienen esperanza alguna de ganar). He de decir que este “extra”
de la <b style="font-style: normal;">Muestra</b> contuvo el que fue mi momento favorito de humor negro
en todo el fin de semana, cuando, después de una pista que rezaba
<i>“Son muy dificiles de matar”</i>, alguien exclamó “¡<b>”La lista
de Schindler”</b>! Eso en <b>Twitter</b> te valdría crucifixión en la plaza
pública, pero a mí en aquel momento me hizo gracia, por lo estúpido
y por lo inesperado, porque sabíamos que probablemente sería algún
blockbuster tipo <b>“Aliens”</b> o así (ni siquiera recuerdo qué peli
era en verdad) y el salto conceptual de los típicos héroes de
acción a lo <b>Schwarzenegger</b> o <b>Vin Diesel</b> a un nazi creyendo que es el
mismo tipo de héroe resulta de una mala leche considerable. A esto
que acabo de hacer podría llamársele “explicar un chiste tonto
que se entiende a la primera”, pero en los tiempos que corren, ay
de ti como sobrevalores la capacidad de comprensión de según qué
público.</span></div>
<div class="western" style="font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; letter-spacing: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: left; text-decoration-line: none; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfCjUXVJ7HOG2sAI9gY3rftEGlSQAfM2aE6lUdRzD6d9IVF-u3sQcD0HYzRx6NiKTHc03TRRVVJzo9a0keY3RhtscGe9KaLuQLZ3mGb11JJ-AVWA0CjOJOfMsTZ5gDjb4Ipwj8M9ykU2g/s1600/boy+ii.jpg" imageanchor="1" style="background-color: black; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><img border="0" data-original-height="755" data-original-width="529" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfCjUXVJ7HOG2sAI9gY3rftEGlSQAfM2aE6lUdRzD6d9IVF-u3sQcD0HYzRx6NiKTHc03TRRVVJzo9a0keY3RhtscGe9KaLuQLZ3mGb11JJ-AVWA0CjOJOfMsTZ5gDjb4Ipwj8M9ykU2g/s320/boy+ii.jpg" width="224" /></span></a></div>
<div class="western" style="font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; letter-spacing: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: left; text-decoration-line: none; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="western" style="font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: left; text-decoration-line: none; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br />
</span></div>
<div class="western" style="font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; letter-spacing: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: left; text-decoration-line: none; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<span style="background-color: black; color: white; font-family: Times, Times New Roman, serif;">En
todo caso, nos desalojaron de la sala 1, donde tenía mi asiento
ideal, y terminé en primera fila y casi a un extremo en la sala 3,
que ya estaba bien ocupada antes de llegar nosotros. Y todo para ver
<b style="font-style: normal;">“The boy 2: la maldición de Brahms”</b>. Estoy estrujándome un poco
los sesos para expresar por qué esta secuela no me convenció sin
destripar la primera película a los que no la hayan visto. Me tendré
que conformar con decir que el film original se basa en una de esas
premisas que a mí me funcionan siempre (por ejemplo, <i>“analizando
una foto se ve un detalle extraño y se pone en marcha una
investigación para saber qué es”</i> o <i>“todo sucede a bordo de un
tren en marcha y la situación se tiene que solucionar durante el
trayecto sin que nada pueda suceder en tierra”</i>; es que veré y me
gustará cualquier película que tenga esas bases, estoy convencido),
y que en la segunda parte se busca marear la perdiz para convencerte
que lo que estuviste toda la primera parte preguntándote si era o no
era resulte que ahora sí es cuando antes no, con lo cual toda la
lógica narrativa apunta a que sí tiene que ser porque entonces para
qué han hecho la película, así que adiós a esa incertidumbre que
era la gracia de la entrega inicial. Y no resumo de que iba porque
entonces sumáis dos y dos y ya os lo he contado todo. En fin, no
creo que este tipo de continuaciones sean la mejor opción para
clausurar la Muestra, en especial cuando (modo cincuentón
apocalíptico “on”) quién sabe si esta <b>17 Muestra SyFy </b>habrá
sido la última de todas. Acordaos si no de <b>“El último exorcismo
2”</b>: nos cayó bien la primera en la última proyección de la etapa
del <b>Palafox</b>, pero en la segunda <b>Damien Chazelle</b>, como guionista,
prefiguraba todas las decepciones que <span style="font-style: normal; font-weight: 400;"><span lang="es-ES">me</span></span><span style="font-style: normal; font-weight: 400;">
tenía reservadas como director después de su toque de atención con
</span><span style="font-style: normal;"><b>“Whiplash”</b></span><span style="font-style: normal; font-weight: 400;">.</span></span></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-60702070185667507572019-04-28T13:57:00.001+02:002019-04-28T13:59:00.007+02:00511: XVI Muestra SyFy<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh20edqjGIGW1Q1GCFuh7Ta_k0_I38aIKBni2J1ZterFD0RhQGZ42Na27yNsOnNUd9tdmKs9zVhqoIBIO6Sq98WORn6LTZDN4o_tncBt-grjqF9dv-McllR4jqCXk0nJxhZV8VBP5YKqDY/s1600/World+bubble.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="1140" data-original-width="1600" height="227" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh20edqjGIGW1Q1GCFuh7Ta_k0_I38aIKBni2J1ZterFD0RhQGZ42Na27yNsOnNUd9tdmKs9zVhqoIBIO6Sq98WORn6LTZDN4o_tncBt-grjqF9dv-McllR4jqCXk0nJxhZV8VBP5YKqDY/s320/World+bubble.jpg" width="320" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Tras mis intentos fracasados por salir de mi burbuja el
año pasado, la <b>Muestra SyFy</b>, para bien o para mal, se consolida como mi
<i>“polder”</i> por excelencia, algo así como el recinto cerrado donde las reglas de
la magia son válidas, en oposición con un mundo exterior prosaico y sórdido. Da
igual que a uno le guste o no ser lo que los amantes de las etiquetas llaman un
“friki”, lo importante es disfrutarlo. Da igual que te haya pervertido un cura
abusador o que un <i>“mad doctor”</i> vengativo te haya cambiado de sexo, lo
importante es que lo pases bien en tu mundillo hortera y festivo de azafato
mariquita. Son las lecciones incomprendidas de <b>Almodóvar</b>.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Pero creo también que ser público de la <b>Muestra SyFy</b> no
entraña en exclusivo encerrarse en una zona de confort y no querer saber nada
de lo que debería importarte en la vida: me va siendo también posible ser más
comprensivo con opiniones contrapuestas a la mía, aunque me reservo juzgar si
esto se debe a una mayor apertura mental o simplemente a una aceptación
fatalista de que los <i>“lemmings”</i> se despeñarán por el acantilado, te guste o no,
y ello forma parte de levantarse por la mañana, oír cantar a los mirlos,
desayunar tu café con las magdalenas mantecadas del martes, y todo lo demás.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZrGLrw5BWsHclvdHVjYD-4qqXJwXEsHKgUtB_tpcTT9UZcD6p4TJ5ndZNJH-gLz1-PXrXPCL_yTzcdoIUiVvT-ye5FMT7Vk0ont7IjB7c2tVfyDgTQkv-WMyePylXx2qBRn6M3pdQ194/s1600/Captain+Marvel+Cat.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1600" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZrGLrw5BWsHclvdHVjYD-4qqXJwXEsHKgUtB_tpcTT9UZcD6p4TJ5ndZNJH-gLz1-PXrXPCL_yTzcdoIUiVvT-ye5FMT7Vk0ont7IjB7c2tVfyDgTQkv-WMyePylXx2qBRn6M3pdQ194/s320/Captain+Marvel+Cat.jpg" width="320" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; color: white;"><span style="line-height: 107%;"><o:p><span style="font-family: inherit;"> </span></o:p></span><span style="font-family: inherit;">Que a la mayoría de los asistentes la inauguración con
</span><b style="font-family: inherit;">“Capitana Marvel”</b><span style="font-family: inherit;"> les haya resultado previsible y aburrida, lo veo respetable
pero injusto en función de la mayoría de </span><i style="font-family: inherit;">blockbusters</i><span style="font-family: inherit;"> que hemos tenido como
títulos de apertura. Imagino que algunos quieren hacer pagar a los estudios
</span><b style="font-family: inherit;">Marvel</b><span style="font-family: inherit;"> su aparente explotación comercial de la ola feminista que nos invade,
pero a mí me cuesta ver en esta correcta peli de aventuras espaciales algo
mucho más ideologizado que el chiste sobre el nombre inglés de la cabina del
piloto que ya le hacía </span><b style="font-family: inherit;">George Kennedy</b><span style="font-family: inherit;"> a </span><b style="font-family: inherit;">Sylvia Kristel</b><span style="font-family: inherit;"> en </span><b style="font-family: inherit;">“Aeropuerto 79”</b><span style="font-family: inherit;"> o que
animar a las niñas pequeñas a elegir profesiones tradicionalmente poco
femeninas, con lo cual estoy de acuerdo al noventa y pico por cien (no vaya a
ser que la profesión elegida sea por ejemplo la del toreo, que encuentro
rechazable sea cual sea el sexo que la practique). La película no reinventa la
pólvora, pero </span><b style="font-family: inherit;">Brie Larson</b><span style="font-family: inherit;"> es carismática, está bien secundada por un </span><b style="font-family: inherit;">Samuel L.</b><span style="font-family: inherit;">
rejuvenecido a base de CGI y por </span><b style="font-family: inherit;">Ben Mendelsohn</b><span style="font-family: inherit;"> (quien ha pasado, en extraña
metamorfosis, de ser uno de mis más detestados a uno de mis más reivindicados)
y pone a prueba las dimensiones metafóricas del </span><b style="font-family: inherit;">Universo Marvel</b><span style="font-family: inherit;"> a base de hacer de los
</span><b style="font-family: inherit;">Skrull</b><span style="font-family: inherit;"> una especie de pobre minoría oprimida. Otra cosa es que posteriores
secuelas vayan erosionando, como pasó con </span><b style="font-family: inherit;">“Ant-Man”</b><span style="font-family: inherit;">, la relativa frescura de
una nueva franquicia, pero al menos a un servidor le pareció que no es tan
frecuente que este impulso no vaya flaqueando a lo largo de la propia película.
Lo peor, en un plano personal, va a ser el intento de crear una nostalgia de
los años 90, que básicamente es la etapa en la que quise enfrentarme a la vida
y no supe ganar. Amén de que querer hacer remontar el vinilismo a aquella
década, en la que el disco compacto fue el rey supremo, es revisionismo cultural
de la peor laya.</span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhObOcS_QI_cfHrL2XiwbgkeFUAixHCQ-AoqMiF8Oxi6N8vpg706w-RwM5mt676Ncnr_tKS1tfYMauxyYIOW7g-D1nbtrzBzwN_kdTSX1XtK-7rwnjT3nL_RrHRTfKTuin0exM98PV5b28/s1600/entrevista+a+dolera.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="203" data-original-width="800" height="100" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhObOcS_QI_cfHrL2XiwbgkeFUAixHCQ-AoqMiF8Oxi6N8vpg706w-RwM5mt676Ncnr_tKS1tfYMauxyYIOW7g-D1nbtrzBzwN_kdTSX1XtK-7rwnjT3nL_RrHRTfKTuin0exM98PV5b28/s400/entrevista+a+dolera.png" width="400" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; color: white;"><span style="font-family: inherit;"> </span><span style="font-family: inherit;">La entrada en escena de </span><b style="font-family: inherit;">Leticia Dolera</b><span style="font-family: inherit;"> para presentar la
película se inició en una atmósfera indecisa, como corresponde a un personaje
que se ha visto envuelto en una tormenta mediática y que vuelve a un elemento
donde el público siempre lo ha aceptado y querido. Yo no quiero hablar mal de
</span><b style="font-family: inherit;">Dolera</b><span style="font-family: inherit;"> porque sí, debido a que mis años asistiendo a la </span><b style="font-family: inherit;">Muestra</b><span style="font-family: inherit;"> me han llevado
a tomarle cierto cariño a esta mujer, al estilo de una conocida que está en las
mismas fiestas a las que vas, y a quien, aunque ni es tu amiga ni te saluda,
asocias con momentos de diversión y gozo. Ni siquiera quiero atacar el
movimiento feminista contemporáneo a pesar de que se haya utilizado su
argumentario por algunas personas para tratarme como lo que no soy. Pero creo que
</span><b style="font-family: inherit;">Dolera</b><span style="font-family: inherit;">, en cierto modo, se ha ganado el ser vista con cierta suspicacia después
del asunto de </span><b style="font-family: inherit;">Aina Clotet</b><span style="font-family: inherit;">. Me ahorro la disquisición semántica sobre si no
contratar es lo mismo que despedir, amén de que, como pequeño conocedor del
mundillo audiovisual, puedo llegar a entender los argumentos de que, artística
y logísticamente, para un personaje con determinadas características no valen
actores en cualquier situación. Lo malo es que </span><b style="font-family: inherit;">Dolera</b><span style="font-family: inherit;"> debe su notoriedad
mediática, más allá de los pocos cientos de personas que acuden cada mes de
marzo a un cine de </span><b style="font-family: inherit;">Madrid</b><span style="font-family: inherit;">, a su defensa a ultranza de los agravios a las
mujeres implícitos en la sociedad de hoy, entre los cuales se encuentra la
lógica empresarial de que las trabajadoras pueden hacer perder mucho dinero a
sus empleadores por el mero hecho biológico, nada aberrante y que encima
contribuye a multiplicar la especie, de tener un hijo. A mi entender, habría
sido un increíble tanto a favor el hecho de hacer de la serie televisiva en
cuestión todo un estandarte, en hechos mejor que en palabras, del
comportamiento correcto hacia una trabajadora del mundo audiovisual, muy por
encima de mantener la integridad artística de un concepto que, si miramos con
atención las palabras de la actriz y directora, consistía parcialmente en que
la intérprete debía mantener un cuerpo estilizado y atrayente que diera el pego
en una serie de escenas eróticas en el curso de las cuales su personaje
aprendía a liberar su sexualidad. Entiendo que se trata de una decisión difícil
y que no todo el mundo puede acertar en todo lo que hace, y que un error no
invalida todo lo demás que ha hecho una persona, y que resulta un tanto injusto
que los demás sigan restregándote ese error, que puede o no puede ser el único
que hayas cometido, a lo mínimo que digas o hagas, pero también es verdad que
cuando alguien entra en el juego de sumarse a las turbas de lugareños que se
arman de horcas y antorchas para atacar el molino, e incluso disfruta en
ocasiones de situarse a la cabecera de las turbas para que se le vea mejor, va
a tener que aceptar, por mucho que no le guste, que ese tipo de sentimientos
negativos de gente frustrada que alimentan los peores aspectos de las redes
sociales terminen fluyendo en su dirección. Sobre todo cuando, simplemente
cambiando el sexo de quien tomó esa decisión difícil, la ahora denunciada se
habría calzado sin problemas la máscara de denunciadora, pidiendo tolerancia
cero y tal vez consiguiendo que el proyecto controvertido no se llevara a cabo
o que encontrar financiación para proyectos nuevos se convirtiera en una
búsqueda difícil, si no imposible. Parece que la serie de </span><b style="font-family: inherit;">Dolera</b><span style="font-family: inherit;"> no ha tenido
dificultades para completarse e incluso ha llegado a ganar el premio gordo en la división para
series del festival de </span><b style="font-family: inherit;">Cannes</b><span style="font-family: inherit;">. Una muestra más de que la capacidad para
tropezar, común a ambos sexos, tiene más posibilidad de ser perdonada en un
sexo que en otro, lo cual conculca en cierto modo el ideal de igualdad que
enarbola un movimiento social tan importante como el feminista. No olvidemos
que conculcar no equivale a desmentir o invalidar, pero creo que tengo tanto
derecho a desconfiar de </span><b style="font-family: inherit;">Dolera</b><span style="font-family: inherit;"> por sus políticas cambiantes como ella de
censurarme por “micromachista” que reutilice el viejo chiste del anuncio televisivo
del juego </span><b style="font-family: inherit;">“Scattergories”</b><span style="font-family: inherit;"> sobre el pulpo como “animal de compañía”. Me sigue
pareciendo una eficaz animadora de fiestas, valoro su papel en </span><b style="font-family: inherit;">“Rec 3”</b><span style="font-family: inherit;"> y
encuentro potable dentro de unos límites la comedia </span><i style="font-family: inherit;">indie</i><span style="font-family: inherit;"> que dirigió, pero al
</span><b style="font-family: inherit;">César</b><span style="font-family: inherit;"> lo que es del </span><b style="font-family: inherit;">César</b><span style="font-family: inherit;"> y a </span><b style="font-family: inherit;">Julia Domna</b><span style="font-family: inherit;"> lo que es de </span><b style="font-family: inherit;">Julia Domna</b><span style="font-family: inherit;">.</span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2It2r-Zz5LLI8AozWJIWvkqMkydS4FO9kmFwZq6gQxUa97Tp8ayprB9vINhxk0UFVfuOs0WDddehQ4Crj14eru8Pvknr1T9SLM0z1dV6IYcWopI1MHFsdTXjg4S6hvXfCLacXHt0SstA/s1600/In+Fabric+frame.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2It2r-Zz5LLI8AozWJIWvkqMkydS4FO9kmFwZq6gQxUa97Tp8ayprB9vINhxk0UFVfuOs0WDddehQ4Crj14eru8Pvknr1T9SLM0z1dV6IYcWopI1MHFsdTXjg4S6hvXfCLacXHt0SstA/s320/In+Fabric+frame.jpg" width="320" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; color: white;"><span style="line-height: 107%;"><o:p><span style="font-family: inherit;"> </span></o:p></span><span style="font-family: inherit;">Esta </span><b style="font-family: inherit;">XVI Muestra</b><span style="font-family: inherit;"> ha tenido la cierta desventaja de
comenzar demasiado fuerte en la sesión de sobremesa del viernes. </span><b style="font-family: inherit;">Peter
Strickland</b><span style="font-family: inherit;">, director británico del que ya conocíamos dos títulos, </span><b style="font-family: inherit;">“Berberian
Sound Studio”</b><span style="font-family: inherit;"> y </span><b style="font-family: inherit;">“The Duke of Burgundy”</b><span style="font-family: inherit;">, que aprovechaban ciertas tropos del
</span><i style="font-family: inherit;">“cinéma bis”</i><span style="font-family: inherit;"> de los 60 y 70 para armar curiosos artefactos de autor, se suelta
la melena (metafóricamente, pues </span><b style="font-family: inherit;">Strickland</b><span style="font-family: inherit;"> es un calvorota) con </span><b style="font-family: inherit;">“In fabric”</b><span style="font-family: inherit;">, que es su versión de una comedia alocada. Una
versión que a buen seguro no coincidirá con la de muchos otros, pero que ha
ofrecido tal vez los momentos más creativos, estrambóticos y abracadabrantes de
todo el fin de semana, hasta el extremo de casi ensombrecer todo lo demás. La
iconografía sesentera y el sentido del delirio de este extraño cuento sobre un
vestido rojo embrujado, desde un anuncio del gran almacén en VHS que da
bastante miedito hasta una escena erótica voyeurista con un maniquí, que habría
firmado orgulloso </span><b style="font-family: inherit;">Jess Franco</b><span style="font-family: inherit;">, o las miradas de éxtasis de algunos personajes
ante las explicaciones técnicas del protagonista sobre el funcionamiento de una
lavadora, todo ello desembocando en un peculiar descenso a los infiernos,
fueron tal vez demasiado para parte del público, que desea ser sorprendido pero
no tanto, pero a un servidor le resultaron reconfortantes. Poder reír con sinceridad
y genuino sentido de la diversión con una obra tan recalcitrantemente extraña y
que reclama un espacio artístico equidistante del experimentalismo de autor y
de la serie B más casposa, de la que termina con el infaltable incendio del
castillo, a la vez que pone en solfa la </span><b style="font-family: inherit;">Inglaterra</b><span style="font-family: inherit;"> sórdida con una leche
bastante agria, fue como enseñar las mejores cartas ya en la primera jugada,
pero supongo que, en la sesión </span><i style="font-family: inherit;">“prime time”</i><span style="font-family: inherit;">, </span><b style="font-family: inherit;">“In fabric”</b><span style="font-family: inherit;"> habría sido un
escándalo. Aún mayor.</span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj15eCyhiu7e0ERMwsDHJTkUyjxOXRDZsDnFyT82Axhz9RNFOejOP38nKbTxPWZhsdJOztqPmhHgD7w59SvjzHkvx8iUYE_yh4H2UlctEPohMk9BDT0DSA5FVRzEzWDn_DjapCDrd3kqfw/s1600/elizharvest_1280.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj15eCyhiu7e0ERMwsDHJTkUyjxOXRDZsDnFyT82Axhz9RNFOejOP38nKbTxPWZhsdJOztqPmhHgD7w59SvjzHkvx8iUYE_yh4H2UlctEPohMk9BDT0DSA5FVRzEzWDn_DjapCDrd3kqfw/s320/elizharvest_1280.png" width="320" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; color: white;"><span style="font-family: inherit;">Uno de los aspectos chulos de la </span><b style="font-family: inherit;">Muestra</b><span style="font-family: inherit;">, y que cuestiona
el modelo individualista y burbujero de visionado audiovisual que desean
imponer </span><b style="font-family: inherit;">Netflix</b><span style="font-family: inherit;"> y compañía, es el modo en que el mismo público que ha visto las
mismas películas va creando asociaciones iconográficas y bromas recurrentes
ante ellas que resultan imposibles de captar si no se ha estado en todas las
proyecciones. Así, el vestido rojo maldito de </span><b style="font-family: inherit;">“In fabric”</b><span style="font-family: inherit;"> reapareció en varias
películas que por mera casualidad contenían un vestido rojo, como pasaba en el
guardarropa que </span><b style="font-family: inherit;">Ciarán Hinds</b><span style="font-family: inherit;"> destinaba a su joven esposa </span><b style="font-family: inherit;">Abbey Lee</b><span style="font-family: inherit;"> en </span><b style="font-family: inherit;">“Elizabeth
Harvest”</b><span style="font-family: inherit;">, película de </span><b style="font-family: inherit;">Sebastián Gutiérrez</b><span style="font-family: inherit;">, director de origen venezolano casi desconocido
entre nosotros pese a una trayectoria que incluye 7 largometrajes y guiones
como el de </span><b style="font-family: inherit;">“Gothika”</b><span style="font-family: inherit;"> de </span><b style="font-family: inherit;">Kassovitz</b><span style="font-family: inherit;">. Las ganas de construir un producto de
cámara, estiloso, envolvente y con ganas de sorprender cada cierto tiempo con
giros argumentales, no cayeron bien entre gran parte del público, poco amigo de
alardes culturales. Irritaron especialmente las disquisiciones del protagonista
sobre </span><b style="font-family: inherit;">Érik Satie</b><span style="font-family: inherit;"> y sus parodias de la religión organizada después de romper con
los </span><b style="font-family: inherit;">Rosacruces</b><span style="font-family: inherit;"> del </span><b style="font-family: inherit;">Sâr Péladan</b><span style="font-family: inherit;">, y tal vez con cierta razón: </span><b style="font-family: inherit;">Gutiérrez</b><span style="font-family: inherit;"> es
guionista y director, y ello en ocasiones le traiciona. Uno de sus propios personajes
valora admirativamente una frase que acaba de pronunciar, y se nota un amor a
la propia creación que la deja un poco ir a donde ella quiere: el paralelismo
con el cuento de </span><b style="font-family: inherit;">“Barba Azul”</b><span style="font-family: inherit;">, supongo que estupendo a la hora de vender el
proyecto, no queda del todo integrado en el desarrollo del relato, del mismo
modo que no se saben mantener las distancias con </span><b style="font-family: inherit;">“Ex machina”</b><span style="font-family: inherit;">, película que
constituye una referencia obvia en lo visual y en lo temático. No obstante,
también creo que jugó en su contra venir justo después del país de la locura de
</span><span style="font-family: inherit;">Strickland</span><span style="font-family: inherit;">: el edificio que sabe armar </span><b style="font-family: inherit;">Gutiérrez</b><span style="font-family: inherit;">, aunque tenga habitaciones un
poco vacías, está concebido con mimo y posee cierta elegancia en la puesta en
escena, y, para machistas recalcitrantes como un servidor que osan aún expresar
tendencias heterosexuales, la abundancia de desnudos artísticos de la
protagonista y de </span><b style="font-family: inherit;">Carla Gugino</b><span style="font-family: inherit;"> supuso un pequeño aliciente y una reivindicación
de la belleza humana que no debería ser enterrada en nombre de una teórica
dignidad.</span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpcrdrrins0IYn3ebYqoi2Fmx40uvCF4g-xaK2zpAslUI-EHCm2QCAHcIfCvp1-4PUipgdXitvcCLx3xWqJgBNIBSJUz488c2w6MnErSXimWNMgQUSm0JfxLC91iY3KOOYiX37BDwptIM/s1600/upgrade.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="668" data-original-width="1356" height="157" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpcrdrrins0IYn3ebYqoi2Fmx40uvCF4g-xaK2zpAslUI-EHCm2QCAHcIfCvp1-4PUipgdXitvcCLx3xWqJgBNIBSJUz488c2w6MnErSXimWNMgQUSm0JfxLC91iY3KOOYiX37BDwptIM/s320/upgrade.png" width="320" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; color: white;"><span style="line-height: 107%;"><o:p><span style="font-family: inherit;"> </span></o:p></span><span style="font-family: inherit;">A continuación, una película que me dicen que no se
distribuirá en formato físico entre nosotros, como prueba de una evolución del
mercado que amenaza con hacer imposible el tipo de cinefilia con el que
crecimos. </span><b style="font-family: inherit;">“Upgrade”</b><span style="font-family: inherit;">, ejemplo de que </span><b style="font-family: inherit;">Leigh Whannell</b><span style="font-family: inherit;"> es algo más que el
</span><b style="font-family: inherit;">Robin</b><span style="font-family: inherit;"> de </span><b style="font-family: inherit;">James Wan</b><span style="font-family: inherit;">, es una ingeniosa serie B de CF y acción futurista en
la que una inteligencia artificial implantada en la médula de un hombre
tetrapléjico tras un ataque violento toma el control de su cuerpo con fines de
venganza. La ambientación tira mucho de retocar digitalmente escenarios
baratos, con el conveniente recurso a la sordidez, que es una buena proveedora
de barroquismo visual a bajo coste, y el aspecto visual, tonalidades azules
incluidas, recuerda al de muchos títulos discretos de acción de los 80 y 90,
pero el desparpajo a la hora de dosificar una historia casi comiquera, la
colocación estratégica de las sorpresas, lo contundente y casi </span><i style="font-family: inherit;">gore</i><span style="font-family: inherit;"> de las
escenas de acción, y lo imaginativo de varias ideas, levantan la película mientras
la ves muy por encima de lo que es realmente, y no hubiese sido de extrañar un
pequeño fenómeno con esta película al estilo </span><b style="font-family: inherit;">“John Wick”</b><span style="font-family: inherit;">, toda vez que, a la
brutalidad directa de una trama de justiciero,s </span><b style="font-family: inherit;">Whannell</b><span style="font-family: inherit;"> añade un marco
cienciaficcional que podría desarrollar ramificaciones sugestivas si se diera
luz verde a hipotéticas continuaciones. Estrategia que al bueno de </span><b style="font-family: inherit;">Jason Blum</b><span style="font-family: inherit;">,
a quien se debería reivindicar como rey del “high concept” a bajo coste,
ya le ha dado buenos réditos en el pasado, aunque todo apunta a que esta vez no
tendremos saga.</span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6RhCljiTbFw0jzTGymWZ2cNcciJ-y116aOJ-fM9Gdh4eDI76GGazpz99IJc8iI5nAKECpyhjPUc5C-dUvVtkavz6UdXga46aYlneEitEEd3d5Um5YPOSCgl6EqNIOXyjJOhU7TGVJGk0/s1600/gintama.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6RhCljiTbFw0jzTGymWZ2cNcciJ-y116aOJ-fM9Gdh4eDI76GGazpz99IJc8iI5nAKECpyhjPUc5C-dUvVtkavz6UdXga46aYlneEitEEd3d5Um5YPOSCgl6EqNIOXyjJOhU7TGVJGk0/s320/gintama.png" width="320" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; color: white;"><span style="line-height: 107%;"><o:p><span style="font-family: inherit;"> </span></o:p></span><span style="font-family: inherit;">A continuación sucedió algo curioso que no dudo en
denominar un intento de </span><i style="font-family: inherit;">“Nocturnización”</i><span style="font-family: inherit;"> de la </span><b style="font-family: inherit;">Muestra</b><span style="font-family: inherit;">, en referencia al
festival </span><b style="font-family: inherit;">Nocturna</b><span style="font-family: inherit;">, la otra “cita ineludible” madrileña, que, salvo en la apertura
y clausura, SIEMPRE obliga a “mojarse” entre una película y otra. En un
principio, se programaba a la sesión de las 10 la película española </span><b style="font-family: inherit;">“El año de
la plaga”</b><span style="font-family: inherit;">, pero causas desconocidas motivaron que se pudiera escoger entre ella
y </span><b style="font-family: inherit;">“Gintama”</b><span style="font-family: inherit;">, adaptación </span><i style="font-family: inherit;">live-action</i><span style="font-family: inherit;"> del manga y anime homónimo. Ahí se dio en
mi interior un pulso entre mis ganas de sostener al </span><i style="font-family: inherit;">“underdog”</i><span style="font-family: inherit;">, ese cine
español alternativo que siempre va a tener en contra a públicos como el de la
</span><b style="font-family: inherit;">Muestra</b><span style="font-family: inherit;">, y mi japonesismo a ultranza que a veces me lleva a defender productos
que me son un poco ajenos. Ganó </span><b style="font-family: inherit;">Japón</b><span style="font-family: inherit;">, y por tanto me tocó darme cuenta una vez
más de que una cosa es que seas seguidor de la animación japonesa y otra que la
veas a través de una lente </span><i style="font-family: inherit;">“otaku”</i><span style="font-family: inherit;"> autorreferencial y tu respiración consista
en tomar aire con </span><b style="font-family: inherit;">“Dragon Ball” </b><span style="font-family: inherit;">y expulsarlo con </span><b style="font-family: inherit;">“One Piece”</b><span style="font-family: inherit;">. Pero al menos
salen vindicadas varias de mis ideas recurrentes: 1) que la idea de una cultura
japonesa intrínsecamente mesurada y elegante es una idealización de </span><b style="font-family: inherit;">Occidente</b><span style="font-family: inherit;">.
2) que parte de la cultura popular del </span><b style="font-family: inherit;">Sol Naciente</b><span style="font-family: inherit;"> se concentra en dinamitar
los conceptos de buen gusto e urbanidad que constriñen socialmente a los
ciudadanos, y 3) que, en cuestiones de humor absurdo y ridículo deliberado, los
creadores del archipiélago nunca consideran que se pueda ir demasiado lejos. No
tengo nada en sí contra este tipo de guasa frenética e irreverente, pero me
cuesta mantener la complicidad durante más de veinte minutos, amén de que los
hallazgos se pierden en una hojarasca de dos horas once, pero también he de decir
que entendí la mayor parte de coñas que no eran estrictamente locales (¿quién
sería ese cocinero televisivo nipón acusado de abuso sexual?) y que, aun
sabiendo que la película plantearía desafíos a mi paciencia (quizá afectada por
la fatiga de un largo día), volvería a elegir ver </span><b style="font-family: inherit;">“Gintama”</b><span style="font-family: inherit;"> sobre </span><b style="font-family: inherit;">“El año de la
plaga”</b><span style="font-family: inherit;">, la cual prometo ver si aterriza en la programación de </span><b style="font-family: inherit;">Movistar</b><span style="font-family: inherit;"> (si es que no va a </span><b style="font-family: inherit;">Netflix</b><span style="font-family: inherit;">, claro, porque ahora si no vas al cine en su día te vas a ver abocado a suscribirte a todas las plataformas).</span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjebpGGM414Pe41Lfebt-5lUpG5LY8BxJl5-Ovqn5np35Cn0937y8LeGN_0bC2lQSxy4pADMqzq2h4smo7ms-ZkV_MRtQkalo3D5f7v2gsOvEwKp95HMUHwiHt-4h-EBuc5-znG87K70bI/s1600/Puppet-Master-The-Littlest-Reich-Still-Titles.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="510" data-original-width="1200" height="136" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjebpGGM414Pe41Lfebt-5lUpG5LY8BxJl5-Ovqn5np35Cn0937y8LeGN_0bC2lQSxy4pADMqzq2h4smo7ms-ZkV_MRtQkalo3D5f7v2gsOvEwKp95HMUHwiHt-4h-EBuc5-znG87K70bI/s320/Puppet-Master-The-Littlest-Reich-Still-Titles.jpg" width="320" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">Odio hacer publicidad, pero gracias a una conocida bebida
energética con nombre de bestia brava y colorada he conseguido este año
mantenerme en plena posesión de mis facultades durante todas las sesiones de
sobremesa y todas las de madrugada. <b>“Puppet Master: The Littlest Reich”</b>, nada
menos que la ¡decimotercera! entrega de una saga iniciada por la <b>Full Moon</b> de
<b>Charles Band</b> allá en 1989 con <b>“La venganza de los muñecos”</b> de <b>David Schmoeller</b>,
nos dio todo lo que nos puede dar este tipo de películas superada la una de la
madrugada, después de haber iniciado una tradición más en la lunática historia
de la <b>Muestra</b>, a saber, el coreo de los nombres en los títulos de crédito por
una nutrida sección de la audiencia. El concurso como guionista de <b>S. Craig
Zahler</b>, hasta ahora el único cineasta con cierta trayectoria de quien la
<b>Muestra</b> ha proyectado la obra completa como director, resulta irónico
considerando su estilo narrativo al ralentí, pues esta <b>“Puppet Master”</b> si es
algo es veloz, directa y al grano, con profusión de muertes tan ridículas como
horrorosas a cargo de las diferentes creaciones del juguetero <b>André Toulon</b> y
una falta de dobles lecturas e intenciones serias casi descarada, salvando una
ironía tirando a amable sobre la cultura del coleccionismo (aunque me entero de
que <b>Zahler</b> contradice el espíritu del personaje, haciendo de él un nazi cuando
<b>Toulon</b> siempre se distinguió por su oposición a <b>Hitler</b>. La línea oficial es que
este capítulo se desarrolla en un universo alternativo, pero no recuerdo que
haya ningún elemento al principio que nos sitúe de forma clara en otra
realidad). Tener en la fila posterior a la mía a dos espectadores duchos en la
sabiduría de la saga comentando todos los aspectos novedosos me confirmó en que
no hay aspecto de la sabiduría humana demasiado irrelevante o indigno de ser
estudiado a fondo si a uno le proporciona inocente gratificación. Primera
aparición de <b>Udo Kier</b> en esta Muestra, bajo un par de kilos de maquillaje, en
los primeros dos minutos.</span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeANDAJeAXONXsJjKgzXD8J1kDfWmvpEuDfuTW5lfIYYBQP6nEoGydMxDVixOgp11fIzaDS3hqlx3Ac8Ls_O7GyBj9rAySJnzxNFJpR9rbuP04cVHuq_-WyaxNtnEhLPKPF9t2It-XNnk/s1600/compulsion-poster.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="799" data-original-width="565" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeANDAJeAXONXsJjKgzXD8J1kDfWmvpEuDfuTW5lfIYYBQP6nEoGydMxDVixOgp11fIzaDS3hqlx3Ac8Ls_O7GyBj9rAySJnzxNFJpR9rbuP04cVHuq_-WyaxNtnEhLPKPF9t2It-XNnk/s320/compulsion-poster.jpg" width="226" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; color: white;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; color: white;"><span style="line-height: 107%;"><span style="font-family: inherit;"><o:p></o:p></span></span><span style="line-height: 107%;"><span style="font-family: inherit;">El segundo día, en su inicio, me confirmó en los valores
positivos de lo que <b>Dolera</b> llama <i>“mandanga”</i>, una constante de la <b>Muestra</b> casi desde
sus inicios, aunque me consta que es un fenómeno que se ha ido animando
explícitamente en los últimos tiempos, sobre todo desde que los pases se doblan
en la sala 2 del <b>Cine de la Prensa</b>, lugar a donde se emplaza a todos aquellos
que deseen durante sus pases un silencio catedralicio. Puesto que la mandanga da un carácter festivo a los pases a base de intervenciones “creativas” del
público, esto convierte la experiencia en algo que jamás se podría duplicar en
el domicilio, pero, por otro lado, en esencia se trata de “reventar” pases de
películas que no gustan o aburren. Con lo cual, pues, bueno, <b>“Compulsión”</b>, la
película española que inició las sesiones del sábado 9, fue un producto humilde,
voluntarioso y flojo que tal vez no hubiese soportado una atención seria, pero
mis lectores de gustos más pretenciosos deberían reflexionar que su <b>Antonioni</b>
favorito habría sido lapidado exactamente igual desde la platea (menos mal que
ningún director tipo <b>Antonioni</b> haría pelis de terror o fantástico… ¿o sí?). La
historia de una mujer que, siguiendo la estela de sus sospechas y sus celos,
descubre que su novio es un <i>psycho-killer</i> que lleva a sus víctimas a un chalet
de la sierra madrileña al estilo de los que aparecen en las películas de <b>Carlos
Saura</b> para disfrutar asesinándolas y no escondiéndolas demasiado bien, fue el
objeto de un análisis fílmico en vivo no muy amable: cada vez que se alargaba
en exceso el plano de un personaje caminando, el público puntuaba cada paso con
palmas; la tendencia a sobreutilizar el zoom era celebrada en voz alta; momentos
como aquel en el que la prostituta universitaria se pone un vestido rojo (guiño
correspondiente a <b>“In fabric”</b>) y celebra su serrana anatomía dando una vuelta y
exclamando “eepe”, se convirtieron en grito de guerra durante el resto del fin
de semana. Pero bueno, el final, sin ser bueno tampoco, tenía su gracia:
primero, porque utilizar un test de embarazo positivo como arma homicida contra
un asesino de mujeres se podría considerar más feminista que todos los canales
de las <i>youtubers</i> moradas juntas, después porque algún malintencionado lo podría
relacionar con el contubernio <b>Dolera-Clotet</b>, y por último gracias a la coda
final con niño maligno que no por previsible es menos gratificante. Pero,
poniéndonos un poco más serios, a mí me gustaría que por una vez cayera en la
<b>Muestra</b> una peli española que callara la boca a todo el mundo, pero supongo que
los jóvenes talentos nacionales carecen de contactos útiles…<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVQndcCYpTzi-xet_pxvAwysrtWt45IrfJUjeS7kgWngcWgRAUSkWKvK_S8Pk_r7QjTGUKrzR-qK4Wzv0oEjZDyfWPvlj50lVtBVFjf8PxJAj_u0jvFWsZCfDpn-6tXhjuh42fhyphenhyphenHOc_Q/s1600/prospect.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="942" data-original-width="1600" height="188" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVQndcCYpTzi-xet_pxvAwysrtWt45IrfJUjeS7kgWngcWgRAUSkWKvK_S8Pk_r7QjTGUKrzR-qK4Wzv0oEjZDyfWPvlj50lVtBVFjf8PxJAj_u0jvFWsZCfDpn-6tXhjuh42fhyphenhyphenHOc_Q/s320/prospect.jpg" width="320" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">A continuación me falló el astado escarlata: <b>“Prospect”</b>,
otro título fantacientífico de medios modestos, contaba con una buena
localización, muy atmosférica: ese bosque recorrido continuamente por hilillos
blancos de polen, o esporas, o algún otro fenómeno vegetal que tropieza con mi
ignorancia botánica. Allí se desarrollaba una peripecia aventurera sobre una
chica adolescente que se queda huérfana y el mercenario de buen corazón que
decide protegerla, que tratan de sobrevivir en un entorno hostil mientras
resisten la amenaza de unos prospectores sin escrúpulos. No voy a caer en el
lugar común de decir “este argumento podría ser de cualquier género y aquí la
ciencia ficción solo es decorado”, porque esta frase sería aplicable a un buen
número de películas que los hipotéticos lectores de estas líneas a buen seguro
adoran. La peli es voluntariosa y tiene ese mérito y valentía de querer hacer
mucho con poco que tan poco valoran los que solo respetan las películas “bien
hechas” de alto presupuesto, tipo <b>Marvel</b>. Un compañero de <b>Muestras</b> que estuvo
más despierto que yo me habló bien de <b>“Prospect”</b>, me dijo que le recordaba a un
western, cosa nada rara puesto que, ya sabéis que el espacio es la última
frontera y todo eso, pero yo eché en falta mayor fuerza en la historia y de
hecho desconecté, creo que las series B tendrían que ser más provocativas para
competir en un paisaje audiovisual saturado. Pero al menos me gustó ver otra
vez a <b>André Royo</b>, el <b>“Bubbles”</b> de <b>“The Wire”</b>, otro excelente actor a quien el
cine no ha dado las oportunidades que sí le dio la televisión.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuwCuazzwdCtEZ5h6LhBnuLbOR5xGzlAu5__i_xMAy7SQ8nk6SsNso2JmD1z9gmy6MnalvReZGpP3glloPQb_9YJ50i0qRxYPs8AGT826MbtOHycvFuEtqKYBIs-JIj77gAyCyyBP1bOg/s1600/Dragged.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="268" data-original-width="477" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuwCuazzwdCtEZ5h6LhBnuLbOR5xGzlAu5__i_xMAy7SQ8nk6SsNso2JmD1z9gmy6MnalvReZGpP3glloPQb_9YJ50i0qRxYPs8AGT826MbtOHycvFuEtqKYBIs-JIj77gAyCyyBP1bOg/s320/Dragged.jpg" width="320" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">A continuación, el pase polémico sin el cual una <b>Muestra</b>
carecería de su salsa. <b>“Dragged across concrete”</b>, a mi juicio, no tiene mucho
sitio en un evento de cine fantástico, salvo por el hecho de que los
programadores le han tomado cariño a <b>S. Craig Zahler</b> porque metió caníbales y
<i>gore</i> en un <i>neowestern</i> y se han propuesto seguir toda su carrera como director,
aprovechando además el rumor de que esta tercera obra suya no tendrá
distribución española (lo cual dudo). Puesto que no tuve en mucha estima <b>“Brawl
in cell block 99”</b> el año pasado, mi actitud ante este relato sobre polis
corruptos y apartados del servicio que se disponen a beneficiarse del botín de
un atraco que controlan y vigilan, todo ello con una filosofía narrativa que
ignora la elipsis y yendo en plan machote y políticamente incorrecto, no era
demasiado favorable, pero el mandangueo sobre su lentitud, la desesperación
cada vez que los actores se dirigían a un coche donde transcurrirían los
siguientes 10 minutos de metraje en plano fijo, las coñas en torno a frases
clave como “anchoas”, terminaron despertando mi espíritu de contradicción,
aunque reconozco que muchas de las críticas eran justificadas, pero lo cortés
no quita lo valiente: ahora que todo relato tiene que ser rápido, veloz y
“adictivo” por decreto, y que ya se está perdiendo la capacidad para seguir una
historia “paso a paso” (me pregunto cuántas personas nacidas a partir de,
digamos, 1990, serán capaces de llegar, no hasta el final de un novelón
decimonónico, sino hasta el segundo capítulo), hay que defender el valor de la
paciencia, que en casos como este resulta deliberadamente paradójico porque no
estamos ante un poema visual de <b>Tarkovski</b> sino ante un <i>thriller</i> de polis
corruptos y atracos, con lo cual la aportación de <b>Zahler</b>, no muy novedosa pero
defendible, parece ser desfrivolizar la violencia a base de dotar a sus
circunstancias de un pulso mineral que no se propone entretener a toda costa
(de hecho el título, <b>“Arrastrados por cemento”</b>, parece sacado de una reseña
tuitera de cáustico espíritu <i>millennial</i>) y que se propone dotar de una especie
de anti-épica, de un sentido del trayecto y el viaje, a un argumento que en
otras manos daría apenas para un episodio de 40 minutos de serie policiaca
setentera. Un servidor al final logró entrar en el juego y encontró
satisfactoria la propuesta, y la cosa tuvo cierto mérito viniendo de la
película anterior, que en teoría era más entretenida pero no tenía las santas
gónadas de llevar la contraria a su público objetivo. No sabemos si a <b>Zahler</b> le
dejarán dirigir muchas más después de esta, pero bueno, siempre podrá recurrir
a su segunda carrera como guionista de dislates <i>gore</i> como la <b>“Puppet Master”</b>
de la noche anterior.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1UsIr6eYKqOAIyS3G1HEMBQ_FUzDzLWl-KvdOfCsHfAmI8QjHkL2FPKRg8K1JdKrrhMkfaUDNMH9LwrWkQppNjGcQSSpAFM8vaRH9oPzI6vURuKCEZgscccZ7dYDROCcl82AiLSsaxFY/s1600/nacion+salvaje.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="1200" height="133" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1UsIr6eYKqOAIyS3G1HEMBQ_FUzDzLWl-KvdOfCsHfAmI8QjHkL2FPKRg8K1JdKrrhMkfaUDNMH9LwrWkQppNjGcQSSpAFM8vaRH9oPzI6vURuKCEZgscccZ7dYDROCcl82AiLSsaxFY/s320/nacion+salvaje.jpg" width="320" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; color: white;"><span style="line-height: 107%;"><span style="font-family: inherit;">Curiosamente, la película siguiente, <b>“Assassination
nation”</b> (cacofónico título que, por una vez y sin que sirva de precedente, es
superado por nuestra versión, <b>“Nación salvaje”</b>), también me reafirmó en los
valores de la cinta de <b>Zahler</b>, a pesar de, o mejor debido a, todo su ruido y
furia. Hay que reconocer que la película del hijo de <b>Barry Levinson</b> es un
órdago en toda regla, que aspira a convertirse en una referencia generacional a
base de reunir una serie de elementos candentes como el impacto de las redes
sociales o el feminismo contestatario, apelando directamente al espíritu
rebelde juvenil y adoptando una forma audiovisual agresiva, con una cámara y
montaje llenos de virtuosismo y una retórica provocativa por momentos prestada
del primer <b>Jean-Luc Godard</b>, para desembocar en un clímax pirotécnico de acción
violenta inspirado tanto en la saga <b>“The purge”</b> como en el subgénero de “chicas
con armas” inaugurado por <b>Ted V. Mikels</b> en <b>“The Doll Squad”</b>. El guiso no sabe
mal, pero cabe preguntarse un poco por la calidad individual de los
ingredientes, o por la coherencia de un discurso que celebra o deplora los
linchamientos públicos cuando le conviene y pone en cuestión la cultura de lo
guay y de la busca de <i>“likes”</i> cuando básicamente la película entera es un
monumento a ser guay y a conseguir <i>“likes”</i> en busca de seguidores, entradas,
visionados repetidos, etc. Cuando una película pasa por ser muy política a base
de apuntarse a un feminismo radical de salón a base de frases polémicas (pronunciadas por una pandilla de niñas pijas divinas de la muerte) como
aquella de “los hombres que no quieren hacer sexo oral a las mujeres son unos
sociópatas” (“retuiteada” por <b>Dolera</b>, que no en balde llevaba una camiseta de
su serie <b>“Déjate llevar”</b> donde aparecía un dibujo de una chica a la que hacen
un <i>cunnilingus</i>) cabe preguntarse por el extraño destino del cine político, que hoy por hoy necesita explosiones y tiroteos para evitar el cuestionamiento de un mensaje </span></span>que<span style="font-family: inherit;">, con todos los guiños posibles a las ideologías identitarias, busca convertir la vida privada en un campo de batalla mientras
los grandes complejos económicos y los monopolios incipientes campan a sus
anchas y empresas <i>online</i> estilo <b>Glovo</b> redefinen el concepto de esclavitud para
la generación 3.0.</span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; font-family: inherit;"><span style="color: white;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRxNryT66hyUH8NQkRBh5drroJvxU28bbEiIRd6p74rWEgiAr2v5l6OhABLdrKgA7mLHiXOERFGC9Em5EESX7slJ8WGIJS5Db2kaZd8f4szBZcMnaiC-R2HJ86DQL_AxcVYxEXVZ6R5Q4/s1600/One-Cut-of-the-Dead-Image-1024x625.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="625" data-original-width="1024" height="195" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRxNryT66hyUH8NQkRBh5drroJvxU28bbEiIRd6p74rWEgiAr2v5l6OhABLdrKgA7mLHiXOERFGC9Em5EESX7slJ8WGIJS5Db2kaZd8f4szBZcMnaiC-R2HJ86DQL_AxcVYxEXVZ6R5Q4/s320/One-Cut-of-the-Dead-Image-1024x625.png" width="320" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">No es muy frecuente que una de las
grandes películas de la edición nos llegue en la sesión “golfa”. <b>“One cut of the
dead”</b> (que, agárrense los machos, en argot fílmico anglo-nipón se traduciría
como <b>“Plano secuencia de los muertos”</b>) comienza como una cutrez de muertos
vivientes sin complejos al estilo de las ya vistas en la <b>Muestra</b> <b>“Dead sushi”</b> o
<b>“Hunger of the dead”</b>, aunque, bueno, escama un poco que la película vaya tan al
grano desde el principio. Y escama aún más que el final llegue a los 30
minutos. Bueno, estoy <i>“spoileando”</i> demasiado. Baste decir que se trata de una
de las pelis más sorprendentes y divertidas vistas en los 16 años de <b>Muestra</b>,
con una idea que resulta extraño que nadie haya tenido antes (de hecho, sí la
tuvieron, en una compañía teatral, de ahí que los créditos rectificados la
incluyan, aunque <b>Shinichiro Ueda</b>, el director, jure y perjure que no conocía su
espectáculo) y que da un nuevo e ingenioso giro al concepto de “cine dentro del
cine”, reivindicando el gozo de rodar y crear de una manera entrañable, pero
que, en cambio, no resonará tanto entre los que no sean tan amantes de la serie
B y a quienes no les interese tanto el proceso de realización de una película
(en este sentido he de recordar cómo a mi madre la única película de <b>Truffaut</b>
que no le gustó fue <b>“La noche americana”</b>, ya que en su opinión aquello no era
una película sino una especie de reportaje). Quizá por eso sea improbable que
esta pieza maestra de buenrollismo, que termina sus créditos con tomas falsas
al son de una imitación nipona de <b>“I want you back”</b> de los <b>Jackson 5</b>, dé el
salto a un público más <i>“mainstream”</i>. Algo poco importante para los que nos
resignamos a vivir felices en nuestra cámara de eco.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwqqYSH130b_EtbTT7kZXLf6CACTtQ4ktBjO30sXqyEt6jIeXmibnJMr6ElbaUwINF_6e5BztKP_mewGaJrXJtuvO1eqQQXAR4AG8ydhXRAaoOrULJXYrGHLG-YoRcH5YZPky22egNa98/s1600/let-me-eat-your-pancreas-anime.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="700" data-original-width="497" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwqqYSH130b_EtbTT7kZXLf6CACTtQ4ktBjO30sXqyEt6jIeXmibnJMr6ElbaUwINF_6e5BztKP_mewGaJrXJtuvO1eqQQXAR4AG8ydhXRAaoOrULJXYrGHLG-YoRcH5YZPky22egNa98/s320/let-me-eat-your-pancreas-anime.jpg" width="227" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">En la primera sesión del domingo me tocó lamentar lo que
celebré en la misma sesión del sábado, hasta el punto de que, cuando caiga otra
película similar, me voy a la sala 2. <b>“Quiero comerme tu páncreas”</b>, pese a su llamativo y salvaje título, es el último hito del anime “para llorar”, una historia de
amor y amistad entre un jovencito asocial y soberbio y una vitalista muchacha
desahuciada por la medicina y a quien le da igual. Tratándose de animación
japonesa, no sorprende que haya mucho melodramatismo, mucho sentimentalismo,
una dosis concentrada y en vena de ingenuidad, dulzura, recreo en una estética que
algunos podrían considerar cursi, y un sentido de la mesura inexistente (aunque
también hay más acidez y humor sarcástico de lo que los detractores pretenden).
Todo lo cual a mí me encanta, pero motivó que los jovenzuelos mandangueros de
turno prácticamente reventaran el pase con sus ocurrencias y comentarios
cínicos, lo cual, claro está, destruyó desde el principio toda la atmósfera,
pues, para que la peli surta todo su efecto, te tienes que creer la
historia, metiéndote en ella, y con la mandanga de fondo aquello era imposible.
Pensé a menudo durante el pase que un servidor, cuando estudiaba en el
instituto <b>Conde de Orgaz</b>, tenía bastantes similitudes con el protagonista, y
que los adolescentes más sesudines y de tendencia más <i>“emo”</i> pueden ver en esta
historia una inspiración, un apoyo y una referencia que los acompañará mucho
tiempo. A mis casi 50 años la puedo también apreciar, pero ya no es lo mismo,
ya se han cerrado a mi paso demasiadas puertas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUVKJnCP-hy9ojJEkHfmjTtgXuV3RwD5Few34R-Hv5sa6thp_DYSKVbCuoEM9u-nkU5vXugFKpXjpWDTZEgn8FCz9DLz12e-qLK8SiqvWGo8d4v2X-tcGM1OdP4zwP6rIRzsNFCyzTxbU/s1600/diamantino-288303461-large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="754" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUVKJnCP-hy9ojJEkHfmjTtgXuV3RwD5Few34R-Hv5sa6thp_DYSKVbCuoEM9u-nkU5vXugFKpXjpWDTZEgn8FCz9DLz12e-qLK8SiqvWGo8d4v2X-tcGM1OdP4zwP6rIRzsNFCyzTxbU/s320/diamantino-288303461-large.jpg" width="241" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">A continuación, el <i>“sleeper”</i> de la Muestra, la peli que
casi todos odiaron pero que yo encontré divertida, por cómo reconvierte todos
los tropos del cine “progresista” estrenado en salas como los <b>Golem</b> en una
especie de fábula marciana tan imposible de tomar en serio que debe de ser a
propósito. La sinopsis de <b>“Diamantino”</b> que hice a mi amigo <b>Mario</b>, que tuvo que
perderse el pase, daba la impresión de estar improvisada sobre la marcha, pero
no era así. Un delantero estrella a lo <b>Cristiano Ronaldo</b>, que en el éxtasis del
campo de juego alucina con cachorritos peludos gigantes, un experimento para
clonarlo y así dar a un <b>Portugal</b> populista y derechizado un equipo de once
portentos del balón que sirva de circo para las masas ignorantes, una espía lesbiana que se introduce en la mansión del
jugador disfrazada de joven refugiado africano, aprovechando el cargo de
conciencia del astro, los efectos secundarios del experimento que feminizan
progresivamente a <b>Diamantino</b>… Debo de ser de los pocos en la sala que admiten
apreciar el tipo de humor de la película, muy próximo a mi entender al de los
momentos más satíricos de la trilogía <b>“Las mil y una noches”</b> de <b>Miguel Gomes</b>,
poniendo en solfa todas las tendencias ultranacionalistas que fragmentan <b>Europa</b>
poco a poco y caracterizando a la estrella de balompié <b>Diamantino</b> como una
especie de buen salvaje bondadoso y casi asexuado (supongo que algo un poco
alejado de su modelo en la vida real) que resulta a la postre entrañable aunque se deje manipular con inocencia por
un gobierno que planea erigir un muro que aislará <b>Portugal</b> del resto de la
<b>Península Ibérica</b>. <b>Diamantino</b>, sin embargo, se redimirá en un despertar final propio de una vieja peli de
monstruos de la <b>Universal</b>. Tiene pinta de que esta peli no tendrá una gran
difusión entre nosotros, por tanto agradezco a los elementos más gafapastiles y
filoprogres de la <b>Muestra</b> su inclusión en el programa de este año, dándonos una
genuina rareza diferente a todo lo que habíamos visto, amén de incorporar
<b>Portugal</b> a la ya extensa nómina de países que nos han traído sus producciones
al mágico primer fin de semana de marzo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoryWrscesrEjB4Eu7U0D_d5g8eGPXFaoOCD2bMUwFtgAK7wFA0BEnJP9brsuROyA8mU7zk6mY7s2KopiLcBIOKkJiADgqwQuYr8OGfe-icCfy007y_PH8NPLQYDOhzbK5gKCLDEirA3A/s1600/hell-is-where-the-home-is-3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="268" data-original-width="640" height="134" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoryWrscesrEjB4Eu7U0D_d5g8eGPXFaoOCD2bMUwFtgAK7wFA0BEnJP9brsuROyA8mU7zk6mY7s2KopiLcBIOKkJiADgqwQuYr8OGfe-icCfy007y_PH8NPLQYDOhzbK5gKCLDEirA3A/s320/hell-is-where-the-home-is-3.jpg" width="320" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;">De <b>“Hell is where the home is”</b> retengo en primer lugar el
tema musical de los créditos, que retrotrae a los <i>“gialli”</i> de los 70 y a su
ambiente de cotidianeidad <i>“pop”</i> recorrida por corrientes subterráneas. Luego la
forma de la peli es más estándar, un relato de invasiones domésticas en un
lugar aislado que, a pesar de los villanos mexicanos que podrían hacer exclamar
a algún espectador de los USA <i>“por eso necesitamos un muro”</i>, intenta jugar a
sembrar la duda de dónde está la verdadera amenaza, en la violencia exterior o
en la violencia que muchos traen en la cabeza y a quienes les abrimos la puerta
porque su apariencia es la de un amigo o vecino. Una intención que no llega a
tan buen puerto, pues, como se trata de un <i>“thriller”</i> en clave de terror, los
mexicanos terminan siendo de todas maneras unos maníacos desmembradores. Pero
gracias a esta violencia extrema es por lo que la película se libra de ser un
producto inocuo para la sobremesa, e incluso para las multisalas. A mí me
pareció un título modesto y entretenido, bastante poderoso para tratarse de un
cineasta casi en los inicios de su carrera, y que, como siempre, despertó el
genio latente de los espectadores, muchos de ellos magníficos guionistas en
potencia que habrían superado la definición de personajes, la trama y el
desarrollo de la peli de <b>Orson Oblowitz</b>. Basta ponerse a escribir la más
pequeñita historia para darse cuenta de que todo esto no es tan fácil. Otro
rostro familiar marcado por la cruel erosión de la vida: <b>Fairuza Balk</b>,
aquella talentosa joven actriz de los 90 que debió haber llegado a estrella y
se quedó por el camino (¿quizá por habérsele atravesado el <b>Weinstein</b> de turno?
Desde luego, aparecía en <b>“Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto”</b>…)<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBPaaybvekTQGnhiDmZ5OmFOryQ7D5BodmirSkWzmTVmjegU9yz3aOOBZOoMaeSXZ-S3lBG2uwPvkcUnkQLB7VSqPMv57GzE3tL7yLVzXkGbJOfUQPTMyo7px3ogXk8rP5rPViwPCaKmc/s1600/escape-room-movie-poster.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="background-color: black; color: white;"><img border="0" data-original-height="741" data-original-width="501" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBPaaybvekTQGnhiDmZ5OmFOryQ7D5BodmirSkWzmTVmjegU9yz3aOOBZOoMaeSXZ-S3lBG2uwPvkcUnkQLB7VSqPMv57GzE3tL7yLVzXkGbJOfUQPTMyo7px3ogXk8rP5rPViwPCaKmc/s320/escape-room-movie-poster.jpg" width="215" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; line-height: 107%;"><span style="color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: black; font-family: inherit;"><span style="color: white;">Y bueno, llegamos al final con <b>“Escape room”</b>, nuevo
ejemplo del poder reciclador de Hollywood, poniendo en la batidora <b>“Cube”</b> y
<b>“Saw”</b> de cara a poner en pie una franquicia teóricamente infinita. Las
estancias idénticas de la peli de <b>Vincenzo Natali</b> se convierten en una
imprevisible sucesión de decorados distintos (algunos de ellos en exteriores, en
un ejemplo de “interior más grande que el exterior”, que da a varios tramos un
aire sutilmente fantástico) que exigen de los protagonistas una rapidez de
razonamiento que ni el más genial de los genios tendría en circunstancias de
peligro para la vida y que terminan por ser el entretenimiento macabro de una
especie de club <b>Bilderberg</b> cuyos miembros apuestan por sus concursantes
favoritos. Cuanto más piensa uno en la premisa de la peli, más parecidos
encuentra: desde <b>“Destino final”</b>, con un grupo variopinto de personajes que van
encontrando muertes horribles, hasta <b>“31”</b> de <b>Rob Zombie</b>, donde un grupo de
personas se ve envuelto en un macabro juego de supervivencia, pasando por
<b>“Intacto”</b>, de nuestro <b>Juan Carlos Fresnadillo</b>, en el que se plantea también la
cuestión de la suerte, puesta a prueba en una serie de competiciones de
supervivientes. La falta de originalidad yo pienso que se disimula bien a
través de un montaje enérgico que “mete la directa” en ciertos tramos, a buen
seguro como resultado de algún preestreno, y varias ideas, como la de la
habitación puesta cabeza abajo, se benefician de un presupuesto con el que el
pobre <b>Natali</b>, limitado a un decorado único, no habría podido ni soñar. Pero en
general la peli pasó bastante desapercibida y se juzgó con cierta displicencia, algo
en mi opinión injusto pues creo que superaba con creces otras clausuras, sin ir
más lejos <b>“Pacific Rim: Insurrección”</b>. Tal vez teníamos en la recámara la idea
de que podríamos haber terminado con <b>“Nosotros”</b> de <b>Jordan Peele</b>, peli de <b>Universal</b>
que habría supuesto una traca final apoteósica. Pero yo me fui contento, en
parte por batir mi récord de cajas de cereales <b>“Lion”</b> con ocho unidades bajo el
brazo, que me asegurarán los desayunos del domingo por la mañana hasta
septiembre por lo menos. Esos son los pequeños consuelos que nos mantienen
mientras llegan las quiméricas grandes oportunidades.</span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-87238890584308482018-07-07T12:51:00.000+02:002018-07-07T12:52:18.589+02:00510: "Davy" de Edgar Pangborn<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8EKaBu2r15kKjUgi8pJ66xbeYwcJKUQHEea38I7IofT_JRLK5ha6NrOlLVQxmaE5OxUqgrsjbqHUla9ks2IQf-jvjmZjpeV4J5d0dvIeobekcVLlp7_XyIVtcd2dpKoAMasgOE3CywSc/s1600/Davy.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="472" data-original-width="316" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8EKaBu2r15kKjUgi8pJ66xbeYwcJKUQHEea38I7IofT_JRLK5ha6NrOlLVQxmaE5OxUqgrsjbqHUla9ks2IQf-jvjmZjpeV4J5d0dvIeobekcVLlp7_XyIVtcd2dpKoAMasgOE3CywSc/s320/Davy.jpg" width="214" /></a></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span style="font-family: "tahoma" , "sans-serif"; line-height: 115%;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">Enuncia el concepto <em>“relato post-apocalíptico”</em> y las
primeras asociaciones automáticas serán muerte, destrucción, desolación,
barbarismo, supervivencia despiadada. Dado el complejo de culpa que suele
sacudir a la civilización occidental (mientras que los bárbaros allá en torno
al muro no se sienten culpables por absolutamente nada), se suele además
considerar la idea de su posible colapso como un castigo más o menos merecido,
producto de años acumulados de indignidad e injusticia.</span></span></div>
<span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">
</span><br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">Por esas razones, no deja de sorprender que <strong>“Davy”</strong> de
<strong>Edgar Pangborn</strong>, ambientada en los siglos posteriores a un holocausto,
posiblemente nuclear, sea una novela optimista, luminosa y picaresca, en la que
brillan la voluntad de vivir, de disfrutar del sexo, de ver mundo, de interpretar
música y de adquirir todo el conocimiento que se pueda, incluso si hay quienes
acusan a ese mismo conocimiento de haber causado la gran catástrofe y por tanto
buscan reprimirlo.</span></span></div>
<span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">
</span><br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">No acudamos a este libro buscando una descripción
detallada y plausible de cómo se disgrega y reagrega un mundo. La sociedad en
la que nace <strong>Davy</strong>, niño acogido por la beneficencia y fruto de los amores de una
prostituta con un cliente, es una construcción vagamente medieval carente de la
heráldica exhaustiva de un <strong>George R.R. Martin</strong> y de la que apenas se esboza una
estructura de castas y un dominio férreo por parte de la <strong>Iglesia</strong>. Los <strong>Estados
Unidos</strong> se han balcanizado, con las inevitables escaramuzas entre vecinos, y la
sabiduría e historia de los <strong>Viejos Tiempos</strong> sobreviven de una manera
desvirtuada, deformada, mezclando diferentes ideas y acontecimientos como
buenamente se ha podido, de tal manera que la historia siempre suena a mito.
Las viejas ciudades, o se han destruido, o reformado bajo un nuevo nombre que a
menudo alberga entre sus letras un eco distante del lugar original, mientras
que los viejos bosques reafirman su dominio sobre amplios sectores de
territorio.</span></span></div>
<span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">
</span><br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">Pero lo importante no es el contenido especulativo, sino
el espíritu indomable de <strong>Davy</strong>, su masculinidad solar vista como una condición
ineludible de supervivencia. De un modo previsible en plenos años 60, se opone
la potencia del amor libre y de la creatividad (<strong>Davy</strong> arrebata a un mutante una
trompa que le permite formar parte de una troupe de músicos ambulantes) a la
oscuridad represiva de la religión y las instituciones, que han regresado a la
resignación medieval ante un valle de lágrimas.</span></span></div>
<span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">
</span><br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">La picardía de <strong>Davy</strong> y la sinceridad con la que aborda
sus andanzas eróticas pueden haber ayudado a mantener la popularidad de la
novela, puesto que dan una impresión de libertad a buen seguro agradecida por
lectores en edad adolescente, siempre considerados, según la tradición, los
lectores fundamentales del género (quien esto suscribe aún no se quita de
encima el cierto sofoco cuando una compañera de trabajo le espetó <em>“lees los
mismos libros que mi hijo de 13 años”</em>), pero hay en todo ello algo más que
cálculo y comercialidad, si tenemos en cuenta los frecuentes estudios sobre la
pérdida del deseo y el descenso de la actividad sexual en las sociedades
“desarrolladas” y si consideramos que el regreso a una moral conservadora ha
devuelto cierto carácter revulsivo a un libro que, publicado en 1964, podría
haberse considerado, en un ambiente más floreciente y liberado, como una simpática
reliquia precursora de la cultura <em>hippy</em>.</span></span></div>
<span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">
</span><br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">Amén de que la actividad reproductora es central en un
mundo con la espada de <strong>Damocles</strong> de las mutaciones sobre la cabeza. Una de las
funciones del clero futuro es asegurar la no supervivencia de los nacimientos
con malformaciones, vistos como un producto blasfemo de los pecados
ancestrales. Cuantas más restricciones quiera imponer la moral a las
actividades libidinosas, menos probabilidades habrá de concebir descendencia,
y, por tanto, menos probabilidades habrá de que el porcentaje de nacimientos
con mutaciones quede empequeñecido en un aluvión de nuevos bebés. Como bien
sabía el doctor <strong>Strangelove</strong>, el apocalipsis debería ser el mejor afrodisiaco, y
todo desde el más estricto pragmatismo.</span></span></div>
<span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">
</span><br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">Echo un poco de menos un examen más detallado del
problema mutante: <strong>Pangborn</strong> se conforma con hacer de uno de los monstruos
supervivientes el custodio de la trompa sustraída por Davy y que constituye
todo un objeto mágico simbólico de la “llama sagrada”, de todo lo mejor de los <strong>Viejos
Tiempos</strong>. Es divertido cómo, cuando <strong>Davy</strong> intenta usar la trompa como instrumento
de batalla para reagrupar a las tropas de su provincia en su batalla contra un
ejército invasor, pocos o ninguno reconocerán su rol en aquel momento, mientras
que, unos cuantos capítulos después, su técnica incipiente le valdrá un lugar
en la formación de los <strong>Trotamundos</strong> de <strong>Rumley</strong>, así como ocupar el vértice de un
triángulo amoroso entre la mandolinista y la violinista.</span></span></div>
<span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">
</span><br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span style="font-family: "tahoma" , "sans-serif"; line-height: 115%;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">El narrador en primera persona es sincero: le ha interesado
más contar sus andanzas juveniles, su huida del poblado, los personajes que fue
conociendo, sus primeros amores, su relación con un mentor que bien podría
haber sido su padre, su carrera como músico itinerante y miembro de una
caravana que, al estilo del viejo <strong>Oeste</strong>, vende también chucherías y remedios
milagrosos, que detallar toda su trayectoria posterior como “hereje” defensor
del conocimiento de los <strong>Viejos Tiempos</strong> y luchador por restaurar la civilización
contra el oscurantismo, una guerra que, en el momento de la escritura, ha
vivido un importante revés y ha obligado a la facción derrotada, de la que <strong>Davy</strong>
y su esposa forman parte, a exiliarse a las islas <strong>Azores</strong>. Pero <strong>Pangborn</strong> no hace
gala de pesimismo: Ni siquiera el lenguaje ha sufrido un deterioro o una
deformación irreversible, como en <strong>“Riddley Walker”</strong> de <strong>Hoban</strong>: estamos más bien
ante una lengua vernácula de inspiración rural, llena de giros pintorescos que
buscan y a menudo logran dibujar una sonrisa. Se piensa a veces en una versión
actualizada, o más bien mutante, de esa <strong>Norteamérica</strong> profunda de <strong>Mark Twain</strong>,
energética y efervescente pese a sus ribetes oscuros y difícil de matar incluso
a golpes de uranio y megatones.</span></span></div>
Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-51641281374334375002018-04-08T00:39:00.000+02:002018-04-08T01:00:21.487+02:00509: Martes 20 de marzo de 2018 en el Cine de la Prensa<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2R5cfJdbDUf5AvvLpDoVr2q1DKjHocTQv_cQQ5d4In-uaiuSoXB8Jj3Zs1L-fZGz9dxlUiP6ycpsIdllBZrCLiW9Pt7HoTZX9IhP6B0rQAMofV5PPf9rlvVpeS5vYxclXONs1Xrt01Cs/s1600/FRANKENSTEINTS7_0.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="450" data-original-width="600" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2R5cfJdbDUf5AvvLpDoVr2q1DKjHocTQv_cQQ5d4In-uaiuSoXB8Jj3Zs1L-fZGz9dxlUiP6ycpsIdllBZrCLiW9Pt7HoTZX9IhP6B0rQAMofV5PPf9rlvVpeS5vYxclXONs1Xrt01Cs/s320/FRANKENSTEINTS7_0.jpg" width="320" /></a></div>
<span style="line-height: 115%;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">Y el epílogo a la historia se traslada al <strong>Polo Norte</strong>,
como en <strong>“Frankenstein”</strong> de <strong>Mary Shelley</strong>. </span></span><br />
<span style="background-color: black; color: white;"><br /></span><span style="line-height: 115%;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">Bueno, no. Siendo sinceros, ya hubo <strong>Polo Norte</strong> el
domingo, cuando me tocó ser el primero de la cola tras el cordón que dejaba
libre la entrada de la tienda situada junto al cine, y tuve que sufrir de
frente los rigores de la intemperie, viento, frío y lluvia incluidos. El martes
20 no se anunciaba tan mal, porque <strong>SyFy</strong>, en un tuit, preveía una buena
organización de la clausura diferida, con apertura de puertas a las 19 horas y
comienzo de la proyección del segundo <strong>“Pacific Rim”</strong> a las 20. En la práctica,
los fieles de la <strong>Muestra</strong> estuvimos tiritando en la calle hasta más de las ocho, con el frío
gastando malas pasadas a nuestra percepción, como reconocer a <strong>Gérard Depardieu</strong>
en el tráiler de la última película de <strong>Lamberto Bava</strong> (aunque lo hemos
comprobado después y no soñábamos, no).</span></span><br />
<span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">
</span><br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">Una vez en la sala, vimos menor asistencia y un clima no
tan entusiasta. Ni cereales <strong>“Lion”</strong> ni <em>smoothies</em>, ni <strong>Dolera</strong> (a quien
deliberadamente no he mencionado en mis tres crónicas anteriores, puede que
porque ahora busco otros referentes de mujer y de todas maneras considero que
<strong>Leticia</strong> parece haber disminuido su implicación en el evento, quizá por tener
mayor perfil mediático; yo la recuerdo presentando las sesiones de las 4 en el
<strong>Palafox</strong>, mientras que en la <strong>XV Muestra</strong> no se la veía aparecer hasta la sesión
de las 8 por lo menos. Tampoco he hablado de los dos cortos, el olvidable en sí
mismo <strong>“La última cita”</strong>, aunque inolvidable porque un gran número de invitados
ocupó las cuatro primeras filas antes de la proyección de <strong>“Brawl”</strong> y luego se
fueron en tropel, con lo cual muchos de los fans de sentarnos delante salimos
corriendo hacia nuestras butacas preferidas; y el mucho más memorable <strong>“RIP”</strong>,
que contaba con glorioso humor negro las consecuencias de que el muerto por
quien se celebra un funeral no se muera ni a tiros).</span></span><span style="background-color: black; color: white;"><br /></span></div>
<span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">
</span><br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0C9IUZ_SjuPSFGX2_uGNKyZDkbKLjq9nFh814fU9-0FH1BibTwHReW0B378oRzT-_4yJy1aB2QV0cd16eZb8dj2C-C-8zyMpO950a4nl8TQJmu7LPkVVI5aA-2Pcz5TtDYFA734GRQDw/s1600/Pacific-Rim-Uprising-Japanese-Poster-600x702.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="702" data-original-width="600" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0C9IUZ_SjuPSFGX2_uGNKyZDkbKLjq9nFh814fU9-0FH1BibTwHReW0B378oRzT-_4yJy1aB2QV0cd16eZb8dj2C-C-8zyMpO950a4nl8TQJmu7LPkVVI5aA-2Pcz5TtDYFA734GRQDw/s320/Pacific-Rim-Uprising-Japanese-Poster-600x702.png" width="273" /></a></div>
<span style="font-family: "tahoma" , "sans-serif"; line-height: 115%;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;"><br /></span></span><br />
<span style="font-family: "tahoma" , "sans-serif"; line-height: 115%;"><span style="background-color: black; color: white; font-family: inherit;">Luego, <strong>“Pacific Rim: Uprising”</strong>, pese a la invocación
inicial a <strong>Todd Acosta</strong>, no recuperó el tono de aquel fin de semana tan reciente
y a la vez tan lejano. A pesar de un comienzo prometedor, donde se mostraba un
paisaje postapocalíptico en ruinas, fruto de la guerra contra los <em>kaiju</em> y lleno
de esqueletos de los mismos, por los que <strong>Nicolas Cage</strong>, si es cierta la leyenda
urbana, podría haber pagado un buen dinero, y donde se insinuaba una nueva
estructura social donde los viejos modelos económicos no servían y se
reinstrauraba el trueque, se abandona pronto ese hilo para incidir por enésima
vez en la academia de nuevos reclutas y en una nueva amenaza capitaneada por
uno de los científicos de la entrega anterior, en contacto telepático con los
<strong>Precursores</strong>. O sea, otra vez a mamporro limpio con los bichos, pero esta vez
sin el primor estético de <strong>Guillermo</strong>, a quien ahora los frikis odian por
encumbrar en los <strong>Óscares</strong> el romance entre una muda y un hombre pez, cuando lo
que deberían estar haciéndole es una estatua. Pero en fin, volviendo a <strong>“Pacific
Rim: Insurrección”</strong>, lo que retengo más de un producto que, en clásico estilo
<em>blockbuster</em>, es tan técnicamente admirable como poco acreedor de mi recuerdo,
son dos detalles actorales: primero, <strong>John Boyega</strong> soltando una arenga a los
reclutas y soltando un <em>“chance”</em> con acento ultra-<em>“british”</em> que le roba a la
escena todo su americanismo, y <strong>Burn Gorman</strong> demostrando que sabe poner caras
diferentes a su habitual rictus de enfurruñamiento estreñido y que al fin y al cabo es un actor,
y tal vez no muy malo. Aunque citar su actuación como lo mejor de la película
quizá sea un deliberado menosprecio a una entrega que, recién vista, se pierde
sin esperanzas de retorno en el <strong>Almacén de las Continuaciones Innecesarias</strong>.</span></span></div>
Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8543267087984676110.post-43145921250626484832018-04-06T10:27:00.000+02:002018-04-08T00:59:49.751+02:00508: Domingo 11 de marzo de 2018 en el Cine de la Prensa<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: white;"><span style="background-color: black;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCYR74-1z-MvhXNdL1Z1BtzSaOcC9E34CVXI7-kvIxdvp76xIP1-JMxHlxMrXc8wj0yUpYbnyI-IhT35gDpCNgUNe9pnHwhm8Qq_0xPOf7m3x_pTOT99Y4dtEhK0-LP-KrHTDa5GXxTic/s1600/Not+a+Witch.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="307" data-original-width="637" height="154" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCYR74-1z-MvhXNdL1Z1BtzSaOcC9E34CVXI7-kvIxdvp76xIP1-JMxHlxMrXc8wj0yUpYbnyI-IhT35gDpCNgUNe9pnHwhm8Qq_0xPOf7m3x_pTOT99Y4dtEhK0-LP-KrHTDa5GXxTic/s320/Not+a+Witch.png" width="320" /></a></span></span></span></span></div>
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</span></span></span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="color: white;"><span style="background-color: black;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">La única excepción a mi heroico mantenimiento del tipo
en las “sesiones de los motivados” de la <b>XV Muestra</b> fue <b>“I am not a witch”</b>, de
la directora británica de origen zambiano <b>Rungano Nyoni</b>. Y no es porque no
fuera una buena película, pero ni siquiera los <i>smoothies</i> de sabores <b>“Bahía”</b> y
<b>“Frutal”</b> situados a ambos lados de mi butaca evitaron que perdiera al final un
poco el hilo en esta película, a medio camino entre la sátira y la denuncia, en
la que una niña, de manera un tanto arbitraria, es catalogada como “bruja”
(palabra que, aparentemente, significa en zambiano “mujer desobediente o que
puede dar problemas”) y se la relega al campamento donde las demás “brujas”
están prisioneras y atadas al final de un enorme carrete de cinta blanca, del
cual, si se les ocurre liberarse, sufrirán una transformación en cabras. Bueno,
y también puedes desatarte del carrete de vez en cuando, aunque no en público,
en caso de que aceptes ser la amante de algún hombre poderoso. Y, sin embargo,
aunque se margine a las brujas, se espera de ellas que traigan la lluvia que
alivie la sequía que asola los campos. Se ha hablado bastante mal de esta peli
entre los asistentes a la <b>Muestra</b>, pero pongo mi mano en el fuego de que está
bien, merece verse, tiene incluso momentos graciosos, una peculiar versión de
<b>“El verano”</b> de <b>Vivaldi</b> y un final muy “de autor” bastante bien ejecutado. El
problema para mí es la idoneidad en una muestra de cine fantástico de una
película que en esencia denuncia el uso del imaginario del fantástico con fines
de exclusión y opresión social. Siendo consecuentes con esta postura, entonces
tendríamos que rechazar las verdaderas películas de brujas por perpetuar el
estereotipo de una femineidad maligna (aunque sospecho que nadie encontraría
problemas con la masculinidad depredadora de <b>Drácula</b>, por ejemplo) y
empezaríamos a pensar que la cultura es la enfermedad y no el síntoma, como
parece que está empezando a suceder en la historia de las otras artes más
asentadas. Ahora que lo pienso, <b>“La bruja”</b> de <b>Robert Eggers</b> termina planteando la hechicería como una fuga del corsé puritano, y esa sí es una peli
de género fantástico de pata negra, pero como para cuando llegó ese final los
mismos detractores de la de <b>Nyoni</b> también estaban durmiendo o jugando al <b>God of
War</b>, yo os digo: ved las dos películas y el debate será interesante.</span></span></span></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: white;"><span style="background-color: black;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgh7kNWFCW-6JixCoyeAkPiXuXw7s5gm50nfb_VGjuLiooPECWS3lgAMuxUa0MlLXfer5THHjR6ySzQdnCuq0C6SXS5aSDvQoPRCIfX39GiUvRMuB9fUgGnDiWqTDIUFUm2fpGPluEi4mo/s1600/The_Endless-963643555-large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="666" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgh7kNWFCW-6JixCoyeAkPiXuXw7s5gm50nfb_VGjuLiooPECWS3lgAMuxUa0MlLXfer5THHjR6ySzQdnCuq0C6SXS5aSDvQoPRCIfX39GiUvRMuB9fUgGnDiWqTDIUFUm2fpGPluEi4mo/s320/The_Endless-963643555-large.jpg" width="213" /></a></span></span></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="color: white;"><span style="background-color: black;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">El predicamento que está consiguiendo en el cine de nuestros
géneros la pareja <b>Justin Benson-Aaron Moorhead</b> me sorprende un poco:
proponentes de un fantástico “de autor” ajeno a los topicazos festivaleros,
cocinado a fuego lento, con guiones sin forma y referentes más literarios que
fílmicos, sus películas no suelen tener ni ritmo ágil ni brillantez formal,
aunque sí ideas sugerentes, y sin embargo hemos visto ya dos de ellas en la
<b>Muestra SyFy</b>, que se gana a pulso una fama de evento frívolo y vocinglero al
que los cinéfilos más puntillosos sentencian con orden de alejamiento. <b>“The
Endless”</b> me interesa mucho menos que <b>“Spring”</b>: entre las paranoias de fumetas
lectores de <b>Lovecraft</b> de la primera y el romance en la bella <b>Italia</b> entre un
chico “traicionado por la vida” (como diría mi ex-cuñado) y una especie de diosa
elemental, no hay duda de cuál resuena más conmigo, aunque ninguna de las dos
tuvo poda a nivel de guión ni montaje que la hiciera más efectiva en pantalla.
Y para empeorar las cosas, <b>“The Endless”</b> resulta ser una especie de
continuación de <b>“Resolution”</b>, la ópera prima del tándem, película que un
servidor rescató del canal <b>Dark</b> y que funciona admirablemente a la hora de
crear la impresión de una pesadilla cíclica que parece no ir a terminar nunca.
Y no se trata de un elogio. <b>“The Endless”</b> tiene una secta apocalíptica,
misteriosas cintas de vídeo (que parecen estar reemplazando en el imaginario de
la fantasía a los pergaminos medievales) , bucles temporales, barreras
invisibles que sellan un valle, varias lunas en el cielo (con multiplicación de
ovaciones de los asistentes), entidades innombrables en el fondo de un lago y
la dialéctica entre formar parte de una comunidad y ser libre. Y si todo eso
suena bien sobre el papel, es porque resulta obvio que hay ideas y cosas que se
quieren contar. Por desgracia, ni a cuatro manos se logra esculpir una forma
visible a partir de este amasijo de elementos, lo cual no significa que sea
imposible para un espectador aventurero encontrar pepitas de oro en medio de la
hojarasca.</span></span></span></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: white;"><span style="background-color: black;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjr1pEv-bkRt_qyHvHI1LUHl6rSBrofwxZcQWXvLZeBeue7Xnjr1fQwYtqWMN4dzlC7xvxuxbLsL8QVO0V-BMX716hSYa-_NaUcC97LNHzCYl7Mrw6HmwqwAL2CctFKzK7apix3L-C1Bfw/s1600/1508940055_thelma400-400x600.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="400" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjr1pEv-bkRt_qyHvHI1LUHl6rSBrofwxZcQWXvLZeBeue7Xnjr1fQwYtqWMN4dzlC7xvxuxbLsL8QVO0V-BMX716hSYa-_NaUcC97LNHzCYl7Mrw6HmwqwAL2CctFKzK7apix3L-C1Bfw/s320/1508940055_thelma400-400x600.jpg" width="213" /></a></span></span></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="color: white;"><span style="background-color: black;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;"> Casi al final de la <b>Muestra</b> llegó la que para mí fue su
otro gran título, <b>“Thelma”</b>, una película que tenía distribución asegurada de
todas maneras (se estrenó en salas el pasado viernes), pero que adquiere un
sabor especial vista en la misma pantalla que <b>“Brawl in Cell Block 99”</b> o <b>“Victor
Crowley”</b>. Bien es cierto que programarla en una muestra de cine fantástico es
un poco <i>“spoiler”</i>, al igual que el último plano del tráiler oficial, que ya
dice demasiado sobre lo que es la historia. El film de <b>Joachim Trier</b> (quien, por
cierto, no es el primo noruego de <b>Lars</b>, aunque parece claro que ambos están
emparentados de algún modo) lograría todo su efecto si lo viéramos, tras su enigmático
e inquietante inicio, tan solo como la historia de una chica criada y educada
en el aislamiento que sale a descubrir la vida y encuentra en su interior una
serie de reacciones inesperadas. Ese inicio con el enorme plano general de la
gente en la calle, del que muy poco a poco entresacamos a la protagonista, es
una bonita manera de comunicarnos la universalidad de la historia, que todos
somos un poco <b>Thelma</b>. Todo el asunto de sus “poderes”, centrados en la
capacidad de desear, lleva al plano del fantástico, que no es sino la
literalización de las metáforas, que el deseo es una facultad mágica pero a la
vez muy peligrosa, especialmente en todo el contexto de la austeridad
protestante, que enseña a reprimir y sublimar las inclinaciones más íntimas y
espontáneas. Toda esa iconografía de lagos helados, bosques cubiertos de nieve,
todos esos recursos del thriller nórdico, escamoteando secretos bajo fachadas
imperturbables y dosificando con habilidad los datos fundamentales, contraponen
océanos de frialdad al rostro joven e inocente de <b>Eili Harboe</b>, quizá el gran
hallazgo de la película, que se distingue de otras historias similares por la
atención prestada a un personaje que llegas a amar. Incluso como historia de
amor lésbica, <b>“Thelma”</b> me parece mil veces preferible a <b>“La vida de Adèle”</b>,
menos exhibicionista en cualquiera de los sentidos (ya escribí en algún lado
que las escenas eróticas de la peli de <b>Kechiche</b> parecen hechas para que un
varón hetero se excite y masturbe) , y su conclusión optimista calienta el corazón
después de un largo y pausado viaje de descubrimiento y dudas, narrado con el
pulso de un buen film de misterio y que no dejaría el mismo poso si hubiese
sido un relato graciosete y rapidito. Y he de decir, que, digan lo que digan
las voces disidentes que consideraron que a la película de <b>Trier</b> "le sobraba media hora", el público
de la <b>Muestra</b>, tan mal considerado entre cinéfilos tuiteros que han jurado no
volver por culpa de su “mala educación”, degustó la propuesta con silencio y
atención, demostrando que con ellos no todo es “mandanga”.</span></span></span></span></span></div>
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<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: white;"><span style="background-color: black;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZJSrmfQpbBZq6INeQCa25PaDaiwCUfY536GSiU-WpnFB4D4ZgzBRYhqglW3HBmAz7shzNIzg1GfdB8bxweuKKaf822c_rnnge7NPxHtFghjXOgkYFiPobSE9nMg_vV6pGFohvf7chG0E/s1600/Seven+sisters.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="1200" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZJSrmfQpbBZq6INeQCa25PaDaiwCUfY536GSiU-WpnFB4D4ZgzBRYhqglW3HBmAz7shzNIzg1GfdB8bxweuKKaf822c_rnnge7NPxHtFghjXOgkYFiPobSE9nMg_vV6pGFohvf7chG0E/s320/Seven+sisters.jpg" width="320" /></a></span></span></span></span></div>
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<span style="font-size: large;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;"><span style="color: white;"><span style="background-color: black;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">El final tenía que haber sido con <b>“Pacific Rim:
Insurrección”</b>, pero diversos factores obligaron a sustituirla con otra película
de un director noruego, pero bastante diferente a <b>Joachim Trier</b>. <b>“Siete hermanas”</b>, al
parecer, ya había sido estrenada en cines, pero dentro de una limitadísima
campaña que quería disimular su pobreza mediante creatividad: se proyectó en siete
cines, durante siete días y con la entrada a siete euros. Y tal vez con siete
espectadores por sala. Con lo cual la peli, si no era inédita, poco le faltaba.
Pero, mirando hacia atrás, salimos ganando, pues es una propuesta más
interesante que la secuela del film de robots de <b>Guillermo del Toro</b>. Volviendo
a una temática ya no muy transitada, la de un futuro superpoblado, al que se
contextualiza en la vieja <b>Europa</b> gracias al rodaje en <b>Bucarest</b>, <b>Tommy Wirkola</b>
construye una película de acción en la que <b>Noomi Rapace</b> encarna a un grupo de
hermanas septillizas que, en virtud de las leyes que obligan a tener un hijo
único, fingen ser la misma persona cada una durante un día de la semana
distinto, ingenioso plan urdido por su abuelo <b>Willem Dafoe</b> pero que topará con
problemas que deberán ser resueltos a base de peleas, tiros y violencia
variada. La película me hizo gracia: las caracterizaciones de <b>Lunes</b>, <b>Martes</b>,
<b>Miércoles</b>, <b>Jueves</b>, <b>Viernes</b>, <b>Sábado</b> y <b>Domingo</b> juegan con desparpajo al
estereotipo, casi como si se tratara de personajes de <i>anime</i>, y el concepto
permite algo tan infrecuente como ver morir al personaje principal, y no una
vez sino varias. Quizá, sobre todo después de haber visto hace poco creaciones
visuales tan apabullantes como <b>“Blade Runner 2019”</b>, pueda parecer que la
ambientación futurista es un poco del montón, mero telón de fondo para lo que
es en el fondo un “corre que te pillo”, pero en conjunto vi <b>“Siete hermanas”</b>
como un intento muy honorable de <i>blockbuster</i> a la europea, mucho más
estimulante y refrescante que el menú corporativo recalentado que vino a
sustituir en el último momento. Y con la satisfacción añadida de que es una película que en gran parte del mundo ha sido carne de <b>Netflix</b> y aquí pudimos ver en suntuosa pantalla grande.</span></span></span></span></span></span></span></div>
Abuelo Igorhttp://www.blogger.com/profile/16698834779049328979noreply@blogger.com0