Lo que me encontré esta tarde de oferta en el Vips:
Y también:
Dos clásicos de la banda psicodélica anglo-francesa Gong, remasterizados con “bonus tracks” y estupendos libretos. Con su concepción anárquica del hippismo, su humor zumbón, su cuelgue cósmico, la voz de duendecillo travieso de Daevid Allen, los aullidos orgásmicos de Gilli Smyth, la ácida guitarra de Steve Hillage y las exuberantes percusiones del malogrado Pierre Moerlen, Gong fue una de mis perniciosas influencias formativas. Luego, con la partida de Allen, se pasarían al “jazz rock”, y me siguieron gustando, pero ya no era lo mismo. Ya explicaré por qué si dedico un “Mis discos mágicos” a “Camembert électrique”, que sigue siendo mi favorito de ellos.
Mientras tanto, a disfrutar con estos dos recuerdos entrañables de mi primera juventud.
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