martes, 24 de marzo de 2009

El llano en llamas


Para entender cabalmente el debut como realizador de Guillermo Arriaga, hace falta tomar en cuenta varios hechos incontestables:

1) Toda mujer anglosajona arde en deseos de acostarse con un hombre hispano.

2) Un hombre hispano es honorable, comprensivo, cariñoso, valiente y un verdadero fenómeno en la cama. (Sería ilustrativo el contraste con “Sólo quiero caminar”, también con José María Yazpik, donde Díaz Yanes ve en México el único escenario verosímil para su cuento de aguerridas amazonas contra machistas químicamente puros).

3) Un hombre anglosajón es oportunista, intolerante, prepotente, cobarde, reacio al compromiso y propenso al gatillazo.

4) La culpa de todos los problemas la suele tener la mujer anglosajona, porque es mentirosa, está acomplejada, su atolondramiento puede llevarla hasta el homicidio, aparte de a tropezar en la misma piedra una vez tras otra, y para colmo de males ejerce de zorrón impúdico.

5) Desacreditada la narración tradicional, la mejor manera de mantener la tensión es engañar sobre la naturaleza de la historia y tratar de ocultar durante el mayor tiempo posible (no demasiado, la verdad) que lo que parecían historias independientes no son sino una sola.

6) Las pretensiones visualmente modernitas hay que dejárselas a Iñárritu por si son lo único que tenía; si uno rueda sin alardes de imaginación y persevera en ello, es posible que acaben por considerarte el último clásico, como ha pasado con Eastwood.

7) Hay que aprovechar el glamour de las estrellas y la credibilidad indie para sacar en culo y tetas a Charlize Theron, dado que en un título más comercial no habría esa oportunidad. En cambio, lo del supuesto desnudo trasero de Kim Basinger no se lo cree ni Iker Jiménez.

8) Robarle el título original a Juan Rulfo sirve de excusa para un juego de palabras ingenioso pero falso. “Plain” (llanura) suena igual que “plane” (avión), con lo cual uniríamos en el encabezamiento los dos detonantes de la trama. Una pena que no sea la llanura la que arde, sino tan sólo una caravana.

9) Cuando un inmigrante hace juegos de palabras como este, quiere demostrar lo bien que domina el idioma y su voluntad de integrarse en su nuevo país. No hay sino que ver el buen rollito telefilmero en que desemboca la historia, en contraste con los dramones firmados en colaboración con el otro.

10) Claro que, cuando Iñárritu se dispone a continuar por su cuenta con un título como “Biutiful”, escrito así, a lo spanish, uno no sabe qué es peor, si ir de integrado o no querer parecerlo.

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