No marigolds in the Promised Land: There's a hole in the ground where they used to grow.
sábado, 10 de octubre de 2009
Flashback: Loco por tus huesos (Capítulo XL)
Pedro Arteaga, aprovechando sus conexiones con la policía, en concreto con Tanner y Malou, a quienes ayudó a resolver el caso del violinista virtuoso que estrangulaba a cuatro mujeres de diferentes edades con cada una de las cuerdas de su Stradivarius antes de cada aparición en concierto, Pedro Arteaga, como dijimos, visita en la cárcel a Casto, el violador de Bárbara, a fin de recrear su carácter en la primera ópera basada en una crónica de sucesos. Pero Casto, beatífico, no suelta palabra; tan sólo escucha disco tras disco con música del Niño con Peluca, marcando el compás con el pie.
En otra dimensión, una turba de campesinos y artesanos degüella a los guardias del Castillo de Mármol. Las antorchas desfilan por los pasillos nocturnos. Bajo los efectos de un liquen alucinógeno que sólo crece sobre las lápidas de los bebés muertos en la cuna, el Andrógino se ve, en el espejo que ocupa todo el techo de su alcoba, dividiéndose en su mitad femenina y su mitad masculina. Ambas son perfectas en lo corporal, si bien sus rostros son monstruosos. Contemplando extático cómo sus reflejos divididos emprenden la unión carnal, el Andrógino da la orden de ejecutar a Pamela al instante, coincidiendo con el trascendente evento. Sin ser advertidas, dos o tres ratas trepan, como avanzadilla, sobre el lecho del monarca. Takeshi, sin esperanza pero nunca desesperado, practica el tai chi en su celda, abstraído por completo del universo. Conducida por sus guardianes, a Pamela le parece levitar hacia el cadalso. Observa junto a la horca una guillotina, y se pregunta si deberá elegir entre ambas. El verdugo le venda los ojos y la besa en los labios, para hacerle probar la Tintura del Olvido con que todos los verdugos recubren su boca antes de actuar. Sintiendo el collar de cáñamo sobre su cuello, el cual, una vez muerta ella, será seccionado para conservar su cabeza, Pamela ve regresar su visión del hombre negro tendiéndole la mano. Lo vemos bien, es Papa Vendredi.
(Continuará)
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