jueves, 17 de junio de 2010

Una portada que ya no existe


Corre la leyenda de que Jimi Hendrix detestó la portada de “Electric Ladyland” y de que existe una foto en la que el guitarrista muerde con rabia un ejemplar del doble álbum. Sea esto cierto o no, cambiar la imagen original por una representación más neutra de Jimi resulta más conveniente para la industria, que de esa manera se evita, por un lado, quejas de padres preocupados al ver cómo sus hijos pequeños puedan aprender a una edad precoz algo tan perjudicial como la apariencia de una mujer desnuda, y, por otro, demandas de esas extrañas compañeras de cama del conservadurismo sexual que suelen ser las feministas, indignadas por semejante explotación comercial del cuerpo femenino, y que, de paso, bien podrían ir demandando con efecto retroactivo a todos los maestros de la pintura occidental, de Rubens y Tiziano en adelante. Aunque yo creo que si rehiciéramos la portada recubriendo de un burka a estas descocadas chavalas, el asunto quedaría arreglado.

1 comentario:

  1. Seguro que el bueno de Jimmy mordería el disco por otros motivos. Si es que... no se puede detestar algo así. Es la vida misma.

    Un saludo.

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