Oriente es fatalista, de ahí que las visiones políticas de
Oshima siempre partan del fracaso. “Historia cruel de juventud” parece
argumentar que, tras el fracaso de las revueltas estudiantiles de los 60, a los
jóvenes solo les quedaban la amoralidad y el crimen. Una peli bastante más
canalla que las equivalentes de otros países en la época (Oshima parecía muy
orgulloso de la secuencia en que el chico tira al agua a la chica que no sabe
nadar y solo accede a salvarla a cambio de sexo, pues la incluyó en su documental
sobre el cine japonés), si bien no escapa del todo al moralismo con ese
tremebundo final. No entiendo que algunos se anclen en los jidai geki de
Kurosawa y rechacen historias del Japón contemporáneo: ¿jovencitas perversas
calentando y coaccionando con sus novios a hombres ricos y maduros?
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