sábado, 14 de marzo de 2015

XII Muestra Syfy, prólogo: Regreso a mí mismo


Cuando se ven quince películas en cuatro días es como si se hubiesen vivido quince vidas, unidas a la decimosexta en la que,  pese a tu edad ya madura, vuelves a ser un jovencito rodeado de su pandilla de fanáticos del fantástico y el terror, incluso con tu propio personaje creado que solo aparece en estas ocasiones concretas (sí, yo soy el que trata de hacer cosplay del giallo, con abrigo largo y sombrero). 


Cuando asistimos por noveno año consecutivo, y emprendemos nuestra octava crónica, nos parece que durante estos fines de semana nos acercamos más a lo que deberíamos ser, sacando a la luz pública esos entusiasmos que escondes cuidadosamente de tus compañeros de trabajo o incluso de tu familia (aún recuerdo a una de mis hermanas haciéndose la sorprendida hace dos o tres años ante mi afición por películas como “Zombi Holocausto”) y pensando que, de mantenerse estas “comunidades del anillo” frikis de las que formamos parte solo hasta que ruedan los créditos de la última peli, llegarían a plantearse e incluso realizarse algunas de las ideas que nos rondan por la cabeza mientras vemos algunas de las películas cuyos equipos desperdiciaron las suyas.


También es interesante constatar cómo el curso de los acontecimientos nos hace cambiar de opinión o bien termina haciendo caso de nuestras quejas: en el primer caso, vamos acercándonos al ecuador en el que el Callao empatará con el Palafox como escenario del mismo número de nuestras Muestras, hasta el punto de tomarle un cierto cariño como sede, y, en el segundo, hemos sido lo suficientemente pacientes para ver cómo regresan los criterios indies y gafapastiles a la selección de películas, llegando a tener, como compensación por el mal karma de muchas jornadas populacheras del domingo, el día de cierre con más películas lentas y raras en toda la historia del acontecimiento. Podría decirse tal vez que ni tanto, ni tan calvo, pero es difícil no sentirse resarcido moralmente de pases como los de “Cockneys vs. Zombies”, “Lobos de Arga” o incluso “Faraday”.


En fin, que fue un placer estar de vuelta y experimentar la sobredosis de cine que iremos desgranando a lo largo de todo este mes, como manera de diferir un placer en el que nuestra vida cotidiana tampoco abunda demasiado.

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