jueves, 30 de octubre de 2008

El mito de la economía de medios


El truco siempre consiste en hacer de tus necesidades virtudes. Cuando no tienes un duro ni para luces, ni para buenos actores, ni para mover la cámara, ni para decorados o localizaciones espectaculares, siempre puedes calzarte el disfraz de abnegado monje devoto de una estética pura, limpia y sin artificios. Así pasó por ejemplo con la nouvelle vague, que hizo del amateurismo y de los bajos presupuestos una bandera de la que algunos de sus representantes renegaron a la primera oportunidad. O con el Dogma 95, que invirtió la ecuación y apostó directamente por la caspa como factor definitorio para vender cine danés al extranjero por primera vez desde Dreyer.

Yo entiendo que se admire el hecho de que un escritor, hábil en el manejo de todo tipo de estructuras lingüísticas y poseedor de un vastísimo vocabulario, se limite a lo básico, esencial y despojado a la hora de expresarse de la mejor manera posible. En cambio, sabiendo que en el cine, sobre todo si no se nada en la abundancia de un gran estudio, cualquier plano visualmente complejo va a costar no sólo dinero, sino también sangre, sudor y lágrimas, no comprendo que se ensalce como el mejor lenguaje aquel que resulta más barato, sencillo, cómodo y en definitiva menos meritorio de conseguir.

Es la evolución según Darwin: el órgano crea la función, lo cual es el oportunismo puro. Lo suyo es optar por la evolución según Lamarck, mucho más idealista: la función crea el órgano. Si se te mete en la cabeza hacer grúas en todos los planos, como Spielberg, búscate la vida, ofréceles papeles a los operarios que arreglan las farolas del Ayuntamiento. Si no tienes dinero para una steadycam, adapta un cochecito de bebé para empujar en él al cámara, como cuentan que hizo Mario Bava. Lo otro es como enorgullecerte de ir sucio y piojoso porque el jabón, amén de caro, no es sino un invento burgués y reaccionario que elimina esa gran barrera contra las infecciones que es la roña.

4 comentarios:

  1. No se si he entendido bien tu comentario, pero yo pienso que tiene mucho más merito un plano en el que se han utilizado los recursos necesarios (sin exagerar como hacen muchos) y ya está, sin nadar en la abundancia ni llegar a mendigar.

    Saludos...

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  2. La idea es: ¿cuáles son los recursos necesarios? ¿Por qué se da por supuesto que la economía expresiva SIEMPRE es la mejor opción, cuando quizá en determinados momentos lo adecuado sea el exceso y la exageración? Si quisiéramos poner un ejemplo literario, los esperpentos de Valle-Inclán no son un modelo de contención estilística, pero el tema y la intención lo justifican. Sin embargo, me da la impresión de que algunos tienden a rechazar el exceso porque sí, renunciando a una lectura global del contexto y las circunstancias.

    La noción de "mérito" a la que me refiero es el mero hecho de "conseguir" determinados planos, que en el ámbito del cine cuesta muchos quebraderos. Siempre he encontrado injusto que uno se parta las narices para que salga, por ejemplo, un larguísimo plano secuencia, y luego salgan los listos diciendo que el resultado es "vacío", mientras que se elogian escenas basadas en el plano-contraplano cuya concepción y realización han sido de lo más sencillo. Quizá hablo sólo desde la perspectiva del realizador y los técnicos, pero siento que determinados enfoques "intelectuales" del cine ningunean un tanto los componentes puramente visuales del arte.

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  3. Confieso que llevaba un tiempo pensando lo mismo que comentas en la entrada (o algo muy parecido, en cualquier caso) pero no había sabido darle forma. Y ahora, después de leer el post, ni me molesto.

    Se puede decir más alto, pero no más claro, como diji no sé quién, no sé cuándo, no sé dónde.

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  4. Habla usted de modas Abuelo (que bien suena esta frase con lo de Abuelo), y cómo tales, con la perspectiva adecuada creo que se distingue la trampa. Si la Nouvelle Vague con las décadas ha acabado delatando, por tanto hablar, sus trucos y bajezas, la navajada al Dogma ya se ha dado, aunque muchas veces parezca lo contrario.
    De todos modos, con recursos o sin ellos, no creo que vuelva a aparecer un Murnau... Y no hablo de talento, sino de muchos factores, que si nos detuvieramos a comentar no acabaríamos.

    Interesante post.

    Saludos!

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