jueves, 30 de abril de 2020

512: XVII Muestra SyFy I: El final


El karma es tozudo: como mucho público de la sala 1 ha terminado confundiendo la “mandanga” doleriana (nunca me ha gustado la palabra, lo siento, para mí eso siempre será la manera que tenía El Fary de referirse a la marihuana) con el sabotaje, suena a justicia poética que fuese el público de la sala 2 el único que pudiese disfrutar de la clausura tal como fue concebida inicialmente (con la escena en primicia de la suspendida “sine die” “Un lugar tranquilo 2” y no sé qué más) y en cambio los sanos juerguistas de la sala 1 (y de la sala 3, donde dice Twitter que varios se despacharon a gusto contra la ínclita maestra de ceremonias) tuvieron que esperar una hora larga para ver la peli de despedida, “The boy 2”.

La espera obligó a más de uno con mal horario a marcharse sin ver nada, pero no fue del todo aburrida dada la iniciativa espontánea de los creadores de un juego, “Spoilers”, basado en adivinar películas a partir de una serie de pistas (algo un poco menos currado de lo que parece, pues las pistas son líneas de diálogo textuales que aparecen en el tráiler doblado, con lo cual los que no se saben los guiones palabra a palabra y se lo ven todo en original no tienen esperanza alguna de ganar). He de decir que este “extra” de la Muestra contuvo el que fue mi momento favorito de humor negro en todo el fin de semana, cuando, después de una pista que rezaba “Son muy dificiles de matar”, alguien exclamó “¡”La lista de Schindler”! Eso en Twitter te valdría crucifixión en la plaza pública, pero a mí en aquel momento me hizo gracia, por lo estúpido y por lo inesperado, porque sabíamos que probablemente sería algún blockbuster tipo “Aliens” o así (ni siquiera recuerdo qué peli era en verdad) y el salto conceptual de los típicos héroes de acción a lo Schwarzenegger o Vin Diesel a un nazi creyendo que es el mismo tipo de héroe resulta de una mala leche considerable. A esto que acabo de hacer podría llamársele “explicar un chiste tonto que se entiende a la primera”, pero en los tiempos que corren, ay de ti como sobrevalores la capacidad de comprensión de según qué público.



En todo caso, nos desalojaron de la sala 1, donde tenía mi asiento ideal, y terminé en primera fila y casi a un extremo en la sala 3, que ya estaba bien ocupada antes de llegar nosotros. Y todo para ver “The boy 2: la maldición de Brahms”. Estoy estrujándome un poco los sesos para expresar por qué esta secuela no me convenció sin destripar la primera película a los que no la hayan visto. Me tendré que conformar con decir que el film original se basa en una de esas premisas que a mí me funcionan siempre (por ejemplo, “analizando una foto se ve un detalle extraño y se pone en marcha una investigación para saber qué es” o “todo sucede a bordo de un tren en marcha y la situación se tiene que solucionar durante el trayecto sin que nada pueda suceder en tierra”; es que veré y me gustará cualquier película que tenga esas bases, estoy convencido), y que en la segunda parte se busca marear la perdiz para convencerte que lo que estuviste toda la primera parte preguntándote si era o no era resulte que ahora sí es cuando antes no, con lo cual toda la lógica narrativa apunta a que sí tiene que ser porque entonces para qué han hecho la película, así que adiós a esa incertidumbre que era la gracia de la entrega inicial. Y no resumo de que iba porque entonces sumáis dos y dos y ya os lo he contado todo. En fin, no creo que este tipo de continuaciones sean la mejor opción para clausurar la Muestra, en especial cuando (modo cincuentón apocalíptico “on”) quién sabe si esta 17 Muestra SyFy habrá sido la última de todas. Acordaos si no de “El último exorcismo 2”: nos cayó bien la primera en la última proyección de la etapa del Palafox, pero en la segunda Damien Chazelle, como guionista, prefiguraba todas las decepciones que me tenía reservadas como director después de su toque de atención con “Whiplash”.

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