sábado, 6 de agosto de 2022

531: XVIII Muestra SyFy: Terrores irlandeses



No sé si muchos os habéis dado cuenta de la labor continuada de la Muestra a la hora de difundir el cine fantástico irlandés. Ahora mismo, sin hacer una labor intensa de investigación, me vienen a la cabeza “Grabbers”, “Song of the sea” y “The cured”, en las que los tropos del terror o la fantasía se empleaban para subrayar temáticas idiosincráticas del país del arpa y la Guinness, como pueden ser el alcoholismo festivo o el problema terrorista. Bien es verdad que formalmente suelen virar más hacia el lado feísta de lo británico, a la par que hacia un gamberrismo que nos puede pillar muy cercano al venir de la catarsis de un catolicismo que por aquellos pagos no estaba vinculado a un régimen dictatorial y por tanto nunca se ha ido. Y además imagino que serán películas con derechos de proyección mucho más negociables.

La verdad es que este año Irlanda tuvo algún que otro título que levantó un poco la moral tras el bajón. Después del linchamiento público de la discreta “Settlers” y la decepción para algunos de nosotros con “Inexorable”, la comedia de terror “Let the wrong one in” (rebautizada para su estreno en la plataforma Movistar con el bastante adecuado “Date el piro, vampiro”) al menos otorgó una ración de descaro, buen ritmo y cierta imaginación.

Como siempre, la gran trampa es querer dar una sinopsis, porque eso terminaría levantando la liebre de que la película nos cayó bien porque en aquel momento necesitábamos algo así, pero que en frío sería algo vulgar y corriente visto miles de veces. La epidemia vampírica que amenaza Irlanda después de que un grupo de marchosas maduritas se trajera el virus de una despedida de soltera en Rumanía llega a un hogar modesto donde el hermano bueno, responsable y sin éxito vive en perpetua tensión con el hermano “malo”, drogadicto, macarra y carismático. También anda por allí un señor mayor, probablemente inglés, obsesionado con los horarios de trenes, que es un poco el Van Helsing de la historia.

Humor sin complejos y escenas “gore” no muy mal resueltas junto a la típica trama en la que los hermanos opuestos aprenden a imitar lo mejor del otro y una broma recurrente sobre las dificultades para volar del reciente vampirizado, que puede resultar divertida si reparamos en que viene del país de Ryanair. No recuerdo mucho más salvo que había coña post-créditos, en la que el hermano mayor, casado con su novia, hablaba con su familia por Skype del ataúd que acababa de comprar en Ikea, pero no me quedé porque las entradas, despreciando el acierto del especial Halloween, volvían a ser no numeradas y se hacía necesario correr hacia la cola de la película siguiente.



El otro título irlandés, “The cellar” (solo una de las 11 películas de largometraje que he encontrado en IMDB con el mismo título), fue un ejemplo sólido y sin originalidad de relato sobre casas encantadas, que según escribimos esto TAMBIÉN ha sido estrenado en la plataforma Movistar (vamos, propongo desde ahora que esto deje el patrocinio del canal SyFy y pase a llamarse Muestra Movistar de Cine Fantástico). Protagonizada por una ya madurita Elisha Cuthbert, unos pocos años después de “Captivity” de Roland Joffé y de la serie “24”, la película relaciona la misteriosa desaparición de una chica dentro de su propia casa con una serie de extraños símbolos que el excéntrico arquitecto que construyó la mansión situó en ella por doquier con fines tal vez no solo decorativos…

Es el tipo de película bien llevada, sin alardes innovadores, que deja claro que sus guionistas conocen la tradición literaria del género (no olvidemos que todo un grande como Sheridan Le Fanu nació en Dublín) y por tanto puede resultar simpática a los amantes del cine clásico que quizá arrugarían la nariz si el director Brendan Muldowney hubiese decidido romper la baraja y ofrecer algo distinto y radical. El público se lo pasó muy bien contando los escalones cada vez que Elisha bajaba al sótano (porque si cuentas demasiados quizá estés bajando a otro lado) y el final nos gustó por recordarnos al de cierta película de cierto director italiano, ambos permaneciendo innominados por aquello de no “spoilear” y tal.

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