lunes, 18 de febrero de 2013

"Saya-zamurai" (2010)


Para que un cineasta japonés llegue a Occidente, tiene que calzarse la parafernalia de katana y tonsuras marciales. Así, sorprende solo relativamente que Hitoshi Matsumoto, humorista televisivo (como Kitano) y director de “Gran hombre de Japón” y “Symbol”, nos dé su versión del chambara. Claro que, apenas comenzados, estamos casi en “Samurai Champloo”, entre los anteojos del protagonista y los estrambóticos cazadores de recompensas, con especial mención para Gori-Gori, el Asesino Quiropráctico. Después, la galería de performances absurdas que Kanjuro ha de realizar para el joven señor para hacerle sonreír si no quiere ser obligado a la performance absurda definitiva, el seppuku. Para Daudet era ir sacándose trozos de cerebro dorado, para Kanjuro, que perdió la espada, ser héroe es hacer el ridículo con pundonor, ganándose el derecho a ser leyenda y enorgullecer a su hija. Hasta aquí puedo leer.

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