miércoles, 1 de abril de 2015

XII Muestra SyFy, capítulo VII: Acunados por las olas


Los historiadores de la Muestra SyFy sabemos que la animación ha de estar presente en toda edición que se respete a sí misma, pero no sabemos si el “target” de la Muestra tolera muy bien el ingenuismo de un cuento infantil o por el contrario pide algo más áspero, menos apto para menores. La solución ideal es que la película proyectada sea japonesa, dado que, aunque estemos ante películas tan aptas para todos los públicos como “Wolf children”, la distancia cultural propiciará siempre algún momento de perplejidad, cuando no de un dramatismo que ningún realizador occidental se atrevería a incluir en su ficción.  Recordemos “Colorful” de Keiichi Hara, que en el seno de su cuento sobrenatural juvenil imbricaba realidades tan incómodas como el suicidio o la prostitución adolescentes.


“Song of the sea”, segundo largo del equipo que triunfó hace unos años con “The Book of Kells”, repite muchas de sus virtudes pero no todas: la fábula sobre una niña “selkie” que vuelve al mar y su búsqueda que desemboca en una dulce despedida al mundo legendario del paganismo céltico, resulta demasiado arrulladora desde su título. Tenía que haberme imaginado que Bruno Coulais compondría la nana epónima con su habitual maestría y de ese modo habría sometido a mi organismo a una dosis extra de cafeína y/u otros estimulantes. 


Lo que más me gusta de las películas de Tomm Moore es cómo crean su propia estética lejana de la uniformización propia de los dos grandes polos: Disney y Japón. Hay una geometrización de las figuras que atenúa a base de extrañamiento la suavidad del discurso , si bien echo en falta el barroquismo ornamental de la anterior peli, así como el elemento de confrontación entre culturas que daba a la peli anterior una dimensión casi política que, si uno lo pensaba bien, llegaba a inquietar un poco. 


Es instructiva la comparación con “Ponyo en el acantilado” de Miyazaki, película que los aficionados anglosajones se empeñan en desdeñar como un capricho senil poco riguroso, cuando lo que propone es radical: una especie de Apocalipsis positivo que acaba con la civilización tal como la conocemos y propone una nueva armonía entre los principios masculino y femenino, entre los instintos y los impulsos creadores. “Song of the sea” no quiere contrariar a la católica Irlanda reivindicando a los viejos dioses, y los despide con una melancolía un poco fingida, con poco sentido del drama. Uno echa de menos aquellas ediciones en las que la cuota de animación la cubrían el alucinante viaje virtual de “Paprika” o la polémica venganza contra el negocio del porno en la danesa “Princess”. En la Muestra SyFy creemos que encajarían mejor historias más hard boiled, como lo fue en la cartelera comercial del 2014 la coreana “The fake”. Pero en el fondo siempre nos gusta que nos cuenten un cuento.

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