viernes, 3 de julio de 2009

Flashback: Loco por tus huesos (Capítulo XXVI)


Mientras Dios se declara en huelga de hambre, debido al insistente rechazo de Gretchen, una de las asistentes de Jason Michael de la cual el Ser Supremo se halla enamoradísimo, alguien burla todas las ultramodernas medidas de seguridad de la mansión del cantante. Y ese alguien lleva armas.

Desde el interior del bar gótico La Torre, Bertrand Valli atisba a su hijo Boris y lo anima a entrar y a reunirse con él y Franz von Waldberg, quien lo mira, comprensiblemente, con cara de pocos amigos. Boris es presa de un agudo sentimiento de irrealidad y abandona el lugar a todo correr.

No lejos de allí, Carla admite a su primer cliente, el famoso poeta egipcio apodado Hijo del Nilo, quien la agasaja durante el acto en su lengua nativa a la par que la pellizca en diversos lugares de su anatomía hasta hacerle morados. Pero Carla, pese a haber iniciado un periplo incierto a través de las mayores indignidades, es feliz por haber encontrado su verdadera voz artística, plasmada poco a poco en un bloc promocional de una célebre marca de cerveza, robado en el bar donde Flowers presume frente a Ramón y su público de ser el único proxeneta capaz de tener trato sexual con todo su considerable número de pupilas en un solo día. Carla oculta este bloc, su más preciada posesión, en el forro de un raído abrigo de pieles heredado de una predecesora suya, muerta de sida.

Tras una partida de ajedrez y una estéril concersación con Moshé Shalom, quien obviamente descuidó su arte para sublimar mediante el espionaje su tempestuosa relación de amor y odio con su guardiana Ilsa, Pedro Arteaga decide, sin parar mientes en el precio, aceptar la oferta del niño empelucado y alcanzar la gloria, puesto que la felicidad parece estarle vedada.

Geller Bach y de Soto reciben a Tobías con entusiasmo, sometiéndole acto seguido a una sesión hipnótica cuyo objetivo es despertar en el niño, futuro Führer, toda su memoria racial.

Takeshi, en su calabozo del Castillo de Mármol, va recuperando sus poderes mágicos, como demuestra sometiendo a su voluntad a Ops, el ser verde y viscoso, pero la puerta, de hierro frío, es impermeable a la magia.

Vera, acariciada sin tregua por Bungle, recibe la visita, en el ya familiar subterráneo, del Doctor Misterio, que afirma, con distorsionada voz, tener planes para ella.

(Continuará)

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