Resulta curioso que una pretensión fallida termine siendo
una virtud, pero así es la vida. “Boneboys” será un caos, con un desarrollo
improvisado, con secuencias que se quieren impresionantes pero que terminan en
humor involuntario, con un conato de autohomenaje del guionista Kim Henkel a su
propia “Matanza de Texas” que termina pareciendo más un plagio ajeno, pero al
menos tiene el propósito firme de ser una película de terror sucia y malrollera,
invocando la “Modesta proposición” de Swift para hacer un poco de no demasiado
sutil crítica social, convirtiendo al sheriff vengador de la segunda “Matanza”
en un paleto abusador de su hija y escenificando la escapada final de la chica
en medio de un tiroteo callejero que evoca con fuerza unos EEUU invadidos por
la guerra civil. Si falta la calidad, que nos den al menos locura.
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