jueves, 19 de febrero de 2009

Flashback: Loco por tus huesos (Capítulo VII)


En los alrededores del hotel de Jason Michael, donde desapareció Bungle, Takeshi invoca los espíritus del pasado hacia su Tabla Encantada. Soplando arena de un parque cercano sobre la Tabla, las adherencias de algunos granos dibujan un camino de árboles retorcidos, con una torre de comunicaciones al fondo. Una niña rubia, en el umbral de la pubertad, se detiene para contemplar al extraño. Takeshi suspira. Está viejo, y puede que muera pronto.

Boris, del todo postrado, asiste impotente a los Crímenes del Arlequín en la Praga del siglo XIX, con la certidumbre de que el Arlequín es Franz von Waldberg. Aunque Boris intenta prevenir a las víctimas, éstas, dada la debilidad de aquél, lo ven sólo en forma de espíritu pálido e intermitente.

A las puertas de la mansión Valli llega Geller Bach, en busca de su hija. Vernon le asegura falsamente que ella no se encuentra allí. Geller amenaza con recurrir a la policía.

En la comisaría, la historia de Malou causa perplejidad, pero para demostrarla están su puerta destrozada y las muestras de sangre recogidas en la escalera. Tanner, loco de rabia, ojeroso y demacrado, se encierra en su despacho, humillando a sus sospechosos, en especial sexualmente si son sospechosas.

Unos antidisturbios en pluriempleo reciben el encargo de dar una paliza a Orlando, quien, sin sospechar nada, busca la reconciliación con Ada a base de intentar el ingreso en el Santuario de Soto, pasando una serie de extrañas pruebas que incluyen una orgía sexual en la oscuridad, presenciada, a la muy tenue luz de su exótico cigarro, pipa o lo que fuera, por el santón en persona, a quien una Ada muy pintarrajeada otorga un servicio bien íntimo.

En la mansión Valli, Vera abandona dificultosamente su lecho, ante el silencio y tranquilidad generales, para investigar por su cuenta. La biblioteca está llena de libros en idiomas incomprensibles, pero, en uno de los estantes superiores, puede distinguirse, medio abierto, un álbum familiar o algo parecido. Vera, con esfuerzo, trepa a lo alto de un mueble cercano, mientras, subiendo por la escalera principal, se escucha subir un ruido de cascabeles, como de un traje de payaso o... arlequín.

(Continuará)

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