jueves, 9 de abril de 2009
Flashback: Loco por tus huesos (Capítulo XIV)
Malou, dibujando una aventura de porno nazi, sigue intrigado sobre el paradero del sobre que dejó caer en su piso el desconocido. Si hubiese tenido dos dedos de frente, habría buscado bajo el cojín de Foxy, pero, claro, los policías de los seriales nunca hacen nada a derechas.
En cambio, Takeshi prospera mucho más en sus pesquisas, dando con el árbol y la torre de comunicaciones que buscaba, aunque este progreso no signifique gran cosa, pues, en primer lugar, allí no hay más que una parada de autobús en medio de ninguna parte, y, en segundo lugar, la Tabla Encantada, que era plegable, se rompió durante la pelea con los antidisturbios. La única opción disponible, por tanto, es coger el autobús.
En el centro de la ciudad, Orlando comete la primera torpeza en su carrera delictiva, que está a punto de ser la última por culpa de un abuelo con bate de béisbol y su monstruosa hija, dueños de un pequeño comercio especializado en frutas y hortalizas no muy frescas. No obstante, Irina interviene, causando una sórdida escabechina tras la cual ella y Orlando se dan a la fuga, iniciando la andadura de un tándem que dará que hablar.
En la cripta del Santuario de Soto, el inspector Tanner se topa con una bestia abominable entre minotauro, gárgola y gorgona a la que planta cara. Tanner pelea denodadamente, empleando, para dar toque comercial, técnicas de kickboxing, claro está que sin resultados positivos, pues es tumbado y a continuación aherrojado por acólitos mientras el monstruo toma su apariencia y se dirige al exterior.
Vera Bach regresa, temible, abstraída y portando un espantoso machete bajo la falda, a la casa paterna. La Milicia Arácnida rodea con sus tropas la Mansión Valli. Ada comienza a deplorar la vida en el Santuario de Soto, empachada del sabor del semen, y, a todo esto, ¿qué diablos sucedió en Praga el siglo pasado?
(Continuará)
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