Oshima se adelantó a su tiempo: mientras en Europa Godard exaltaba
las virtudes como cocinero de Mao, él ya denunciaba los modos totalitarios de
la izquierda. “Noche y niebla en Japón”, título tomado de Alain Resnais, rompía
con las convenciones del entretenimiento para ofrecer un espacio de discurso y
reflexión y ayudó a inaugurar el cine “de autor” a la japonesa. El escenario es
una boda simétrica y majestuosa, de estética rota por panorámicas
temblequeantes que socavan, como los visitantes inoportunos al evento, los
cimientos de una mentira. Hay un militante muerto o desaparecido; los
flashbacks revelan mentiras y adulterios; el salón de bodas, gracias a juegos
teatrales de luz, deviene manifestación callejera. Hay más ensayo que arte,
pero esta peli ardua deja un poso interesante. La Shochiku la vio capaz de
desencadenar el asesinato del líder comunista Inejiro Asanuma.
lunes, 16 de diciembre de 2013
"Nihon no yoru to kiri" (1960): Perdidos en las brumas
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