jueves, 30 de abril de 2020

513: XVII Muestra SyFy II: Memorias del subsuelo


Resulta raro, en la presente situación de confinamiento, imaginar instantes en los que compartíamos un mismo recinto con cientos de personas, y en los que los virus con pinchitos tenían la posibilidad de volar libremente de una persona a otra e invadirnos a fuerza de la famosa “carga viral”, toda vez que el público festivalero grita digamos que un poquito y que en los servicios todos compartíamos los mismos grifos, pomos de puertas, etc. No creo haber sido el único en preguntarme si me habré pasado cuatro semanas incubando, o si estaré incubando aún, el inefable microorganismo "chino", incorporado a mi cuerpo durante un evento no tan multitudinario como las manifestaciones del 8-M pero que, si hubiese estado programado solo para una semana más tarde, ni siquiera habría tenido lugar, y por tanto este blog se habría pasado sin actualizar como mínimo dos años.

Pero al parecer me encuentro bien, únicamente sorprendido por el anuncio de mis jefes de que comenzaban las vacaciones de Semana Santa (porque un encierro involuntario no puede considerarse vacaciones por mucho que no te dejen ir al trabajo) y con algún miembro de la familia menos, viviendo una realidad apocalíptica que una vez más pone en ridículo el extendido empleo de la expresión “ciencia ficción” como sinónimo de algo inverosímil y nada plausible, y preguntándome por qué cada vez más las pantallas de vídeo parecen ventanas y las ventanas parecen pantallas de vídeo. Y por qué hace frío uno de cada dos días para no dejarme celebrar mi vieja decisión de tener un salón más pequeño a cambio de un acceso al exterior en forma de balcón.

Y entonces me dedico a hojear viejos diarios y álbumes de fotos, descubro paleolíticos cigarrillos Camel en lo alto de novelas de Pérez-Reverte que hay alguien que ya nunca va a leer, y, tropezando con mi vieja y destrozada mochila de los años 2014 a 2016, vislumbro la correa negra que suspendía en torno a mi cuello el abono de la Muestra SyFy. Imagino aquel viejo fundido encadenado que simulaba ondas de agua y el flashback comienza.


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