Richard Matheson me inculcó desconfianza hacia la televisión.
Hoy, su cuento “A través de los canales”, que en forma de atestado policial
hablaba de cómo la pequeña pantalla, o seres que viven en ella, se alimentan de
la mente de los espectadores, me parece una divertida sátira, pero de pequeño
me produjo verdadero horror. Y sin embargo muchos de los que homenajean su
figura lo conocen por su labor como guionista fílmico o televisivo, medios
donde sin embargo limó hasta casi hacer desaparecer uno de sus temas clave: el
sexo. Robert Neville excitado por las vampiras, el fin del mundo celebrado con
locas orgías, el hombre menguante atormentado por deseos imposibles de
satisfacer, mujeres fatales que alimentan pulsiones psicopáticas… Matheson
habló de los demonios de fuera y de dentro: por eso es más relevante que otros
autores del entorno pulp.
domingo, 30 de junio de 2013
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