jueves, 29 de enero de 2009
Flashback: Loco por tus huesos (Capítulo IV)
Ada Valli, ávida de placeres e insatisfecha con Orlando, que en el fondo es un buenazo amante de su Harley y de su libertad, ingresa en un círculo satánico-erótico comandado por un tal Monseñor de Soto. Allí aprende a experimentar sus mejores orgasmos al tiempo que su cuerpo desnudo es rociado con la sangre aún caliente de animales sacrificados. Tan embebida en sus intensas sensaciones, Ada no repara en la música interpretada entonces al armonio, ese siniestro instrumento.
En el subterráneo de pesadilla, Irina, convertida en casi un cadáver viviente de extrema delgadez, rememora las dulces caricias manuales y bucales de Vera, al tiempo que anota mentalmente las idas y venidas de su captor, quien en otro lugar se prepara para efectuar una misteriosa operación quirúrgica, con espantosos útiles, sobre Bungle, chimpancé mascota del cantante Jason Michael. Este último, ultrajado por semejante rapto, suspende el reto de su gira mundial y jura públicamente venganza.
Entretanto, Vera Bach burla el sistema de vigilancia establecido por su padre para controlar sus salidas y decide visitar a Boris, a quien, ya sabemos, cree culpable de la desaparición de Irina. Vernon la hace esperar en el salón, ante una súbita indisposición de su amo. Así es, Boris convalece en estado febril, incapaz incluso de contactar con el pasado, donde Franz von Waldberg, ebrio, recibe una fea cuchillada en el rostro por parte de su hermana Carla, a la que intentaba violar. Al ser admitida en el dormitorio de Boris, Vera advierte, mal escondido, el esqueleto de aquélla, vestido con ropas de época. Llevada por el entusiasmo del juego, Vera trata de seducir físicamente al enfermo, a fin de extraerle sus secretos. La repugnancia del heredero Valli es tal, que al ser ella repelida, una puntiaguda estatua decorativa la hiere de modo escalofriante. La sangre corre sobre las sábanas blancas, y Boris no sabe qué hacer.
(Continuará)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario