jueves, 22 de enero de 2009

Flashback: Loco por tus huesos (Capítulo III)


Inmerso en su realidad alternativa, Boris Valli, que sabe lo que ocurrió por tener en propiedad el esqueleto de Carla von Waldberg (cuya muerte, por cierto, nunca fue aclarada), investiga a su sospechoso e incestuoso hermano Franz, siguiéndolo a través del tiempo en sus devaneos de “artista” por los barrios menos respetables de Praga, plenos de sueños opiáceos, sexo duro y contactos con el hampa. Parece que un precursor de Jack el Destripador anda por allí, y todo apunta a que es Franz.

Mientras, Geller Bach, cuyas composiciones wagnero-hitlerianas lo han transmutado de aspecto en un mariscal a lo von Stroheim, monóculo incluído, reprende duramente a su hija Vera por sus coqueteos con Boris, efectuados a traición durante la visita policial de Tanner y Malou, y le prohíbe, sin apelación posible, volver a verlo.

Poco después, llega la noticia del asesinato de la Ingeniera, que tiene como consecuencia el súbito deseo del compositor de emprender una revisión radical de varios compases de la ópera, que ordena retirar de la partitura al director y hubiese destruído del todo de no haberlos sustraído hábilmente Vera, como una venganza de carácter más bien infantil.

Tanner y Malou, por su parte, llegados a un impasse ante la ausencia de pruebas que ayuden a esclarecer la desaparición de Irina, adoptan un método que en el pasado surtió efecto, verbigracia, atiborrarse de drogas confiscadas a traficantes. Tanner es presa de delirios eróticos donde aparece Ada Valli, Y Malou sueña con milicias fascistoides cuyo emblema es una araña negra.

En su cautiverio, Irina comienza a sufrir inquietantes metamorfosis físicas, mientras el Desconocido asesino de la Ingeniera merodea en torno a Casa Valli por la noche, realizando una suerte de ritual vudú contra la persona de Boris.

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