Un ciclo astronómico termina dependiendo de dónde se haya empezado
a contabilizarlo: los europeos de una forma, los chinos de otra, los mayas, que
ya no tenían más números, de otra distinta. Si las estrellas no van a cambiar
su recorrido al iniciar otra revolución, difícilmente lo hará uno mismo a su
pequeña escala molecular, o celular, o neuronal. Ejemplo: por más que uno se
empeñe en que su tendencia al coleccionismo no le reporta felicidad, y en que
las circunstancias de su vida jamás le permitirán un aprovechamiento y disfrute
cabales de sus fondos, a estas alturas sabe que su ADN de bibliotecario,
heredado por rama materna, le empujará sin remedio a acumular maravillosos
productos culturales y a elaborar fascinantes listas de ellos. Lo de vencer el
determinismo lo dejo para el iluso final de “Minority report” de Spielberg.
lunes, 31 de diciembre de 2012
Mis prejuicios: Los propósitos de Año Nuevo
Etiquetas:
ADN,
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